domingo, 3 de marzo de 2013

SAN INOCENCIO DE BERZO

http://www.escuelacima.com/beatoinocencioberzo.html
(Ver aquí)


Nació en Niardo en Valcamonica (Brescia) en 1844. Se ordenó sacerdote en 1867 y se distinguió por su desprendimiento de las cosas, su caridad con los pobres, la asistencia a los enfermos y la predicación humilde. El Señor lo llamaba a una vida más austera e ingresó en los Hermanos Menores Capuchinos con el nombre de Fray Inocencio.

Terminó en el Convento de la Santísima Anunciata donde encontró lo que anhelaba su espíritu: ser santo. Murió con 46 años cuando el Señor llamó a este siervo bueno y fiel que había vivido en la humildad y en la pobreza.



V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO I (a elegir uno de los tres siguientes)

Este es el día del Señor.
Este es el tiempo de la misericordia.

Delante de tus ojos
ya no enrojeceremos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.

En medio de las gentes
nos guardas como un resto
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.

Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.

¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor que es justo
revoca sus decretos:
La salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo.

Antífona 1: Tus mandatos, Señor, son fieles y seguros, más que la voz de aguas caudalosas.

SALMO 92: Gloria del Dios creador
El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.

Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.

Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;

pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Tus mandatos, Señor, son fieles y seguros, más que la voz de aguas caudalosas.

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