domingo, 30 de marzo de 2014

DE DOMINGO A DOMINGO

(Jn 9,1-41)


Hay quienes no ven la luz del sol y quienes viéndola no le dan la debida importancia. Experimentamos la necesidad de ver, de ver físicamente lo que hay a nuestro derredor y la luz del sol, pero percibimos que eso sólo no nos basta. La luz del mundo no es suficiente. Y ocurre que viendo no ven, pues con la simple vista de nuestros ojos no nos es suficiente para encontrar el camino de salvación.

No sólo se trata de ver, sino de ver la verdadera Luz donde se esconde la Verdad. Aquel ciego, cuya vida desde su nacimiento estaba envuelta en oscuridad, despertó a la luz cuando sus ojos se abrieron por la Gracia del Señor. Sin embargo, la verdadera luz estaba delante de él: "Jesús, nuestro Señor".

Sucede que muchos de nosotros, con buena salud óptica y mirada de águila nos perdemos en el horizonte de este mundo viendo cosas aparentemente importantes que sólo la tienen de verdad cuando son miradas y contempladas desde la mirada del Señor. Él es la Luz verdadera y todo en Él cobra verdadero sentido. Fuera de Él nada se sostiene ni nada tiene sentido.

Por eso, muchos que ven, no ven lo verdaderamente importante. Viendo no ven, y creyéndose videntes están verdaderamente ciegos pues permanecen en la oscuridad de este mundo, perdido y precipitado al abismo de la oscuridad, pues rechazan la única y verdadera Luz.

Abre mis ojos, Señor, y dame la verdadera Luz que ilumina mi camino hacia Ti.

jueves, 27 de marzo de 2014

EL EVANGELIO DE LA FAMILIA


 
Publiqué en 2008 este post en Familia en construcción y lo traigo aquí para que no se me pierda.



"Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra" (Ef, 3, 14).

Tenía ya la intención de escribir un post con este título: "El Evangelio de la familia", pero la lectura de estas palabras de san Pablo han hecho que la intención se convirtiera en un propósito firme. ¿Por qué? Porque la familia es consustancial al Evangelio. O dicho de otra manera, porque la familia es el Evangelio.

En la carta a los Efesios san Pablo se esfuerza (y a juzgar por lo poco que se le ha comprendido, debemos de decir que no lo ha conseguido del todo) en desvelar el misterio escondido en Dios durante siglos. Y el misterio es éste: Dios es familia y ha querido que nosotros nos convirtamos en su familia.

Menos mal que Benedicto XVI nos ayudó a comprender que "la historia de la salvación no es un acontecimiento insignificante, en un planeta pobre, en la inmensidad del universo. No es un cosa mínima, que sucede por casualidad en un planeta perdido. Es el móvil de todo, el motivo de la creación. Todo es creado para que exista esta historia, el encuentro entre Dios y su creatura" (1).

Todo ha sido creado, desde el principio, para que el Hijo de Dios se encarnara en nosotros y de esta manera nosotros nos encarnáramos en Dios. Estamos llamados a ser familia de Dios: éste es el móvil de la creación. Todas las cosas son vuestras, vosotros de Cristo y Cristo de Dios, nos sigue enseñando san Pablo con claridad meridiana.

Quería hablar del Evangelio de la familia porque en los tiempos que corren es importante comprender que el Evangelio es mucho más que la buena nueva, es decir, que una noticia. Explica Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret -no tengo el libro a mano- que el término Evangelio procede de la cultura griega: consistía en el anuncio del decreto del Emperador proclamado en un lugar en el que dicho decreto había de ser puesto en práctica. No sólo el anuncio de algo que ha de suceder, sino de hecho el comienzo de la acción poderosa del emperador. El Evangelio de la familia no es sólo anuncio de algo que está por venir, sino la participación actual en el poder creador de Dios: un poder que actúa a través de los dinamismos del amor y de la sexualidad humanas.

La familia está constituida sobre la Palabra. Es signo de la Palabra de Dios (el Verbo de Dios hecho carne) y en ella se fundamenta. Por eso san Pablo dobla las rodillas "ante el Padre de quien procede toda familia en el cielo y en la tierra". La familia procede de Dios y sólo participan de ella quienes construyen -con o sin conocimiento de ello- en el fundamento de la Palabra. La familia humana se constituye por la palabra del hombre y de la mujer, es decir, por el ´"Sí quiero" mediante el que los dos se constituyen (y son constituidos) en una sola Carne. Esta es la familia que procede de Dios y en Él encuentra su fundamento.

Se equivocan profundamente quienes piensan que la familia procede de la biología y también los que opinan que la libertad en este campo es absoluta, atribuyendo a la simple voluntad humana el poder de constituir la familia. La familia permanece para la eternidad en la medida en que se fundamenta en Cristo: la alianza del hombre y de la mujer se funda en la Primera Alianza y la significa. Fuera de esa Alianza, las "alianzas" humanas son meras palabras, que se las lleva el viento.

Este es el realismo del que habla el Papa en la citada meditación. Ojalá las familias participen de ese realismo y se llenen de ese conocimiento y logren "abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano" (Ef, 3, 18).

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(1) Benedicto XVI, Meditación pronunciada durante la celebración de la hora tercia en el Aula del Sínodo.

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miércoles, 26 de marzo de 2014

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO



Queridos hermanos y hermanas:

La catequesis de hoy está centrada en el sacramento del Orden, que comprende el episcopado, el presbiterado y el diaconado.
¿Qué significa esto concretamente en las vidas de los que son ordenados? Quienes son ordenados son puestos a la cabeza de la comunidad como servidores, como lo hizo y lo enseñó Jesús. El obispo, el sacerdote y el diácono están al servicio de la comunidad, si no lo hacen no está bien. El sacramento les ayuda también a amar apasionadamente a la Iglesia, dedicando todo su ser y amor a la comunidad, que no la han de considerar de su propiedad: ni el obispo es el propietario de su diócesis, ni el sacerdote es el propietario de su parroquia, ni el diácono de su diaconía; es propiedad del Señor, al que tienen que servir. Leer más

domingo, 23 de marzo de 2014

DE DOMINGO A DOMINGO

(Jn 4,5-42)
Mientras unos tienen para comer y elegir que comer, otros pasan verdaderas dificultades para alimentarse y comer lo que pueda llegar a su alcance. ¡Unos tantos y otros tan poco! Son las contradicciones de este mundo tan desigual e injusto para unos y fácil y abundante para otros. De cualquier forma el hambre y la sed siempre están ahí y por mucho que nos saciemos siempre estaremos ansiosos y necesitados de volver a comer.
No obstante, experimentamos hambre y sed de no padecer más la insatisfacción ni el deseo de sentirnos necesitados de comer. Buscamos esa fuente inagotable y eterna que nos satisfaga, valga la redundancia, eternamente de comer los sin sabores de esta vida, de padecer no sólo hambre sino enfermedad, deterioro y ansías de felicidad y paz. Del cansancio de la rutina, del trabajo diario y del esfuerzo de buscar y buscar sin encontrar el equilibrio y la paz anhelada.
¡Dadnos Señor esa Agua que mana de la fuente eterna de tu Gracia para no sentir nunca más sed! Danos esa fe samaritana para que, al igual que esa mujer, corramos a proclamar que te hemos visto y hallado y experimentado los efectos de esa Agua que nos sacia eternamente.
Porque Tú Señor eres el Mesías que has de venir, el que se ha quedado bajo las especies de pan y vino para ser mi alimento diario, mi sustento de cada día y mi fuente de vida eterna. Amén.

miércoles, 19 de marzo de 2014

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO



Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis deseo hablar de san José como educador de Jesús. Nos dice la Escritura que José acompaña el crecimiento de Jesús «en sabiduría, estatura y gracia». En primer lugar, José y María se preocupan de que a Jesús no le falte lo necesario para un sano desarrollo físico y psicológico. Lo defienden en los días duros de la huida a Egipto, donde tuvieron que vivir como refugiados. Le enseñan también un trabajo, de tal manera que Jesús es conocido como el hijo del carpintero. Leer más

domingo, 16 de marzo de 2014

DE DOMINGO A DOMINGO

(Mt 17,1-9)
 
Se hace difícil comprender el lenguaje de Jesús. Incluso para sus discípulos que no entienden lo de la muerte y resurrección. No les cabe en la cabeza que Jesús pueda sufrir, y menos tanto como Él les anuncia. Un Hombre bueno, compasivo y que tanto bien esta haciendo. ¿Por qué se iban a atrever matarlo?

Resulta difícil explicar, pero más difícil les resultaba a los apóstoles entender. Sin embargo, Jesús sabe para que ha venido y lo que tenía que padecer por la soberbia y rechazo de los hombres. Posiblemente, los apóstoles estaban confundido y desconcertados, Jesús se lleva a Pedro, Santiago y a su hermano Juan con Él y sube con ellos a un monte alto y allí se transfigura delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

¡Que bien nos sentimos cuando estamos con el Señor! Pero la realidad es otra y tenemos que bajar de la montaña para seguir la ruta de nuestro camino por este mundo y en este lugar y momento, porque esta es la hora que nos ha tocado vivir. Y desde el contacto con el Señor y sostenidos por su Alimento Eucarístico encontramos las fuerzas y la esperanza para seguir adelante.

Nosotros si podemos entenderlo, porque Jesús, ya Resucitado, está entre nosotros y su Resurrección nos alumbra y nos revela su triunfo sobre la muerte. En Él podemos confiar porque todo en Él se ha cumplido. ¡Estamos salvados!


DÍA DEL SEMINARIO 2014

ORACIÓN

Espíritu Santo, que ungiste a Jesús
y lo llenaste de tus dones,
para que anunciara el Evangelio
y fuera nuestro Salvador.

Te pedimos, en unión con María,
que llenes de gracia a los seminaristas,
los ilumines con tu luz y alegría,
y les des tu fortaleza.

Para que sean fieles a la llamada,
y ofrezcan su vida,
como testigos de tu amor,
y llenos de alegría anunciando el Evangelio.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén. 

jueves, 13 de marzo de 2014

UNA AÑO DE PONTIFICADO



Felicitamos al Papa por el primer año de su pontificado y vemos todos sus mensajes y frases que nos ayudan a reflexinar y encontrar el camino hacia el Señor.


Después de clicar en "leer más" se visualizará una imagen del Papa, vuelve a clicar en felicidades Santo Padre>> y te encontrarás con un album de 70 páginas donde encontrarás los mensajes del Papa durante este primer año de Pontificado. Leer más

martes, 11 de marzo de 2014

Último mensaje de Francisco en cinco días: «Con Satanás no se puede dialogar, porque es muy astuto»



A partir de este primer domingo de Cuaresma y hasta el próximo viernes, el Papa y los miembros de la Curia que deseen acompañarle realizarán unos ejercicios espirituales en la Casa Divino Maestro de Ariccia, a 30 km de Roma. Los predicará el párroco de San Marcos Evangelista en Campidoglio (Roma), Angelo de Donatis.

Así que el Angelus dominical tenía un cierto aire de despedida, pues el miércoles no habrá audiencia general en San Pedro, y tampoco los teletipos reflejarán durante la semana las tradicionales homilías de Casa Santa Marta. No será hasta el día 14 a las 10.30 horas cuando Francisco vuelva a su contacto habitual con los fieles. Leer más

domingo, 9 de marzo de 2014

LA TENTACIÓN NOS ENSEÑA A DEFENDERNOS

(Mt 4,1-11)


Nunca sabremos si somos fieles y nos esforzamos en seguir al Señor si no somos tentados. Jesús se deja tentar para señalarnos el camino de cómo debemos enfrentarnos y actuar ante las tentaciones. La tentación es la ocasión que nos pone en la necesidad de estar en contacto permanente con nuestro Padre Dios, y la prueba que nos descubre nuestros esfuerzos y nuestra fe.

No estamos solos ante el peligro de ser tentado por el diablo. Contamos con la Gracia de Dios, la asistencia del Espíritu Santo y con la oración, nuestra mejor manera de agarrarnos al Señor y buscar su protección. Las tentaciones se pueden describir como los “enemigos del alma”. En concreto, se resumen y concretan en tres aspectos. En primer lugar, “el mundo”: «Di que estas piedras se conviertan en panes» (Mt 4,3). Supone vivir sólo para tener cosas.

En segundo lugar, “el demonio”: «Si postrándote me adoras (…)» (Mt 4,9). Se manifiesta en la ambición de poder.

Y, finalmente, “la carne”: «Tírate abajo» (Mt 4,6), lo cual significa poner la confianza en el cuerpo. Todo ello lo expresa mejor santo Tomas de Aquino diciendo que «la causa de las tentaciones son las causas de las concupiscencias: el deleite de la carne, el afán de gloria y la ambición de poder».

De cualquier forma, los peligros de ser tentados serán las pruebas que nos descubrirán nuestra fe y seguimiento al Señor. En esa lucha de cada día manifestaremos nuestra opción de seguir a Jesús.

jueves, 6 de marzo de 2014

AUDIENCIA DEL PAPA



Queridos hermanos y hermanas:

Inicia hoy, el miércoles de Ceniza, el itinerario cuaresmal que nos conduce a la celebración de la Pascua, centro de nuestra salvación. La Cuaresma es un tiempo “fuerte”, un tiempo de conversión, para vivir más auténticamente el bautismo.

En este tiempo somos invitados a tomar mayor conciencia de las maravillas que el Señor realiza por nuestra salvación. Vivir plenamente el bautismo nos ayudará a no acostumbrarnos a las difíciles situaciones de miseria, violencia, pobreza o indiferencia de Dios. Son comportamientos no cristianos y son comportamientos cómodos, que narcotizan el corazón. Leer más

domingo, 2 de marzo de 2014

DOS COSAS NO PUEDEN OCUPAR EL MISMO LUGAR


(Mt 6,24-34)

La razón nos descubre con una lógica aplastante que dos cosas no pueden permanecer en el mismo lugar, pues donde está una no puede ocuparlo otra. De la misma forma, nuestro corazón no puede servir a dos señores, pues se dará más a uno y terminará por dejar al otro. 

El Señor nos deja claro que dependiendo de lo que guardemos en nuestro corazón, estaremos con unos o con otros. Es decir, si en mi corazón entra el dinero, el éxito, la vanagloria, los privilegios, el triunfo y la admiración del poder, Jesús será desplazado a un lugar secundario o casi inexistente, porque lo que me importa y de lo que está lleno mi corazón son de las cosas del mundo.

Será el mundo mi dueño y a él serviré. Jesús quedará postergado y sólo para momentos puntuales de necesidad, enfermedad o situaciones que el mundo ni nadie te soluciona. A veces recibo petición de oraciones de personas que su fe está dormida y alejada de la Iglesia. Y es que todos nos acordamos de Dios cuando nos falla el mundo y nuestras limitadas y pobres fuerzas.

Condición indispensable y necesaria es vaciar mi corazón de todo aquello caduco, de aparente hermosura y felicidad, de falsas promesas e hipocresías, y mentiras, a veces revestidas de una falsa piedad. Y llenarlo de la única y pura Verdad que proviene del Señor, a quién entregaremos nuestra vida en servicio y obediencia porque Él es nuestra meta y nuestra felicidad.

En vano serán todos nuestros esfuerzos y logros, porque lo que viene y está en el mundo es caduco y vacío en el tiempo. Nada importa sino el Señor que siempre permanece y está. En Él nos apoyamos y a El servimos.