jueves, 11 de agosto de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy, el Papa Francisco, nos habla del paso de la muerte a la vida. Nos llena de alegría que el Papa nos hable de esa máxima aspiración que tenemos todos los hombres y mujeres del planeta, porque esa aspiración es la que Dios nos presenta cumplida y realizada por su Infinita Misericordia.

Dios nos ha creado para Vivir, y Vida en abundancia y eterna y su compasión no tiene limites. Así nos dice el Papa Francisco relatándonos el pasaje de como Jesús se compadece por esa viuda de Naín y le entrega a su hijo resucitado. ¡Qué alegría y esperanza, porque nosotros, por su Infinita Misericordia, también seremos resucitados si creemos en Él.





PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 10 de agosto de 2016


El pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar nos muestra a Jesús que, movido por la ternura ante el dolor de la madre viuda que lleva a enterrar a su único hijo, hace el milagro de resucitar al joven, restituyéndolo vivo a su madre. Jesús, en la puerta del pequeño poblado de Naín, no se queda indiferente frente a las lágrimas de la mujer sino que, lleno de misericordia por su sufrimiento, la consuela y actúa.

Durante este Jubileo, sería bueno recordar lo ocurrido en la puerta de Naín, porque sabemos que pasar por la Puerta Santa es dirigimos a la puerta del corazón misericordioso de Jesús que, como al joven difunto, nos invita a levantarnos y nos hace pasar de la muerte a la vida. Él, con su ternura y su gracia, quiere también encontrarse con nosotros y darnos vida abundante. Llegamos a la Puerta Santa para presentar a la misericordia del Señor la propia vida, con sus alegrías y sus sufrimientos, con sus proyectos y sus caídas, con sus dudas y sus miedos, porque sabemos que es la puerta del encuentro entre el dolor de la humanidad y la compasión de Dios.

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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España, Latinoamérica y Guinea Ecuatorial. Que Jesús nos conceda el don de su gracia para que aprendamos a ser misericordiosos y atentos a las necesidades de nuestros hermanos, recordando que la misericordia es un camino que sale del corazón pero tiene que llegar a las manos, es decir, hacer obras de misericordia. Muchas gracias.