domingo, 10 de noviembre de 2013

NO PENSAMOS COMO SANTOS



No pertenecemos a este mundo, porque estamos llamados a otro, no sólo mejor, sino inmensamente e inimaginablemente mejor. No nos cabe en la cabeza, y eso nos confunde y nos desconcierta. Porque nos empeñamos en querer comprenderlo. Y ese es nuestro pecado, porque eso nos lleva a desconfiar de Padre Dios y a darle la espalda.

Perdemos la paciencia, y con la paciencia, la confianza, que nos quita la fe y nos aleja. Queremos entender y conocer lo que Dios nos tiene preparado, y eso es imposible. Esa impotencia es buena porque despierta nuestra fe y nos pone a prueba. Necesitamos confiar y creer en la Palabra del Señor y ponernos en su Manos. No seamos como los saduceos y pensemos que donde vamos será como nosotros nos imaginamos. Los pensamientos de Dios son inescrutables.

Mejor ponernos en Manos del Espíritu Santo para que Él nos conduzca y nos dirija a la Casa del Padre. Allí nos espera el Señor, que nos ha preparado un lugar impensable para nuestro entendimiento, pero lugar que colmará todas nuestras apetencias y ansías de felicidad. Jesús, el Señor, ha Resucitado, si creemos en Él también resucitaremos para habitar ese lugar que Él nos tiene preparado.