domingo, 30 de junio de 2013

¿CUÁL ES MI RESPUESTA?



 Sí, porque más que hablar y hablar es actuar. Y actuar significa movimiento, camino, hechos... Pero cuando se trata de seguir se entiende que lo demás debe quedarse atrás. Lo primero es lo primero. Ahora, la cuestión está en discernir qué cosas son las primeras, sabiendo que no podemos atender a unas cosas para luego dedicarnos a otras. Se es y se hace, o no se es y se aparenta hacer o se hace a medias.

Jesús nos lo expone muy claro cuando uno le dice: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». Él respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

Cuando primero está el Reino de Dios, todo lo demás queda relegado a un segundo plano. Claro que hay cosas que debemos matizar, pero siempre dejando claro que nuestra meta es, donde quieras que estemos, esforzarnos en hacer la voluntad de Dios. Y eso tan difícil exige que seamos libres, libres para responder a la llamada del Señor y al servicio de nuestros hermanos.

Y no lo conseguiremos solo con nuestro esfuerzo, sino injertados en el Señor y en comunión con el Espíritu Santo que nos fortalece y nos asiste con todo lo necesario para liberarnos y responderle. La oración, la Palabra y sobre todo la Eucaristía son las armas que no debemos dejar en el olvido para ir construyendo en el Espíritu esa fortaleza que nos capacitará para responderle al Señor.

SAN MARCIAL

San Marcial, obispo de Limoges


Marcial fue el primer obispo de Limoges (Francia). Murió a finales del siglo III y lo enterraron en un pequeño cementerio de la Vía Agrippa, construido sobre la ruta europea de peregrinación hacia Santiago de Compostela. Por ello, su tumba se convirtió gradualmente en un sitio de paraje de los peregrinos compostelanos. El lugar se convirtió en la Abadía Benedictina de San Marcial donde se creó un grupo de compositores que en la actualidad forman la Escuela de San Marcial. La Abadía de San Marcial sufrió malversaciones y en el siglo XIX sólo quedaban los deteriorados manuscritos de su biblioteca. Leer más


Oraciones del día descargables en PDF aquí.