viernes, 1 de febrero de 2013

COMO MEDITAR EN UN MINUTO


La meditación es el fundamento para concentrarnos y relajarnos. Hablar con Dios, es decir, la oración, necesita de situarnos tranquilamente para disponernos a tomar conciencia de estar en su presencia. Una buena postura y meditación nos puede ayudar.

Este vídeo nos puede ayudar a habituar nuestra disponibilidad para adoptar un estado optimo para meditar y hablar con Dios.



Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana

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Queridos amigos,
         Como cada mes,  la Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana tiene el  programa de radio, que  realiza nuestro compañero Chano Sarmiento en Radio ECCA .

El próximo será  el sábado día 2 de Febrero.  Les envío el contenido del mismo (ver aquí), y les animo a que lo escuchen directamente por la radio, o en los próximos días a través de la página  WEBB de Radio ECCA.



Mª Dolores Villalba Pérez


 

SANTA VERIDIANA

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Santa Veridiana

Es coetánea de San Francisco de Asís (nació en 1182) y, de hecho, la admitió en la tercera orden Franciscana. Desde la infancia se sintió llevada a la oración y abstinencia. Fue en peregrinación a Santiago de Compostela y en su regreso a Castelfiorentino, debido a su deseo de soledad y penitencia, le construyeron una celda donde permaneció 34 años. Escuchaba Misa desde una ventanita, por la cual hablaba con los visitantes y recibía la escasa comida con la que se alimentaba.

HIMNO
(Laudes)
 
La noche, el caos, el terror,
cuanto a las sombras pertenece
siente que el alba de oro crece
y anda ya próximo el Señor.

El sol, con lanza luminosa,
rompe la noche y abre el día;
bajo su alegre travesía,
vuelve el color a cada cosa.

El hombre estrena claridad
de corazón, cada mañana;
se hace la gracia más cercana
y es más sencilla la verdad.

¡Puro milagro de la aurora!
Tiempo de gozo y eficacia:
Dios con el hombre, todo gracia
bajo la luz madrugadora.

¡Oh la conciencia sin malicia!
¡La carne, al fin, gloriosa y fuerte!
Cristo de pié sobre la muerte,
y el sol gritando la noticia.

Guárdanos tú, Señor del alba,
puros, austeros, entregados;
hijos de luz resucitados
en la Palabra que nos salva.

Nuestros sentidos, nuestra vida,
cuanto oscurece la conciencia
vuelve a ser pura transparencia
bajo la luz recién nacida. Amén.