sábado, 28 de abril de 2012

LAVARSE LOS PIES UNOS A OTROS

Juan 13:1-15 “Vosotros me llamáis Maestro...

Lavarse los pies, los unos a los otros, significa estar pendientes los unos de los otros; significa compartir todo aquello necesario para que cada uno tenga una vida digna, libre y justa; significa estar en el mismo plano de igualdad y dignidad; significa ser hijos de un mismo Padre; significa...

Lavar los pies a los demás es un signo de abajamiento y de servicio. Es un detalle de que estoy para servirte y dispuesto a ello. Es una señal de que amar es estar y ponerme a la misma altura, y desde ahí compartir lo que somos y tenemos. Lavar los pies a los demás es el testimonio que certifica una muerte de Cruz por amor.

Hay una historia muy bonita que nos alumbra todo lo dicho anteriormente. Es una historia en clave de fábula, pero muy iluminadora. Es el cuento de los erizos. Al parecer los erizos pasaban mucho frío. Sus cuerpos llenos de púas les mantenía apartados unos de otros, y eso facilitaba que las bajas temperaturas actuaran sobre ellos de forma más intensa y efectiva.

En cierta ocasión, a uno de ellos se le ocurrió comentar que estando más juntos podrían combatir mejor el frío, pero en el intento, muchos se lastimaron y quedaron heridos. Sus púas no les permitían estar cercas y menos juntos los unos de los otros. De forma que volvieron de nuevo a separarse.

Pero el frío era muy intenso y lo pasaban muy mal. Así que ante el sufrimiento decidieron volver a intentarlo, pero esta vez estaban decidido a acercarse con más cuidado, despacio y tratando de no picarse los unos a los otros. Hubo algún que otro picor, pero no pasó de ahí. Sus cuerpos con mucho cuidado fueron amoldándose los unos a los otros y, de esa forma el frío disminuyó, pues sus cuerpos se daban calor los unos a los otros.

De vez en cuando, alguno se movía repentinamente y hería al más próximo, pero se aceptaba, se perdonaba y se volvía a acomodar de nuevo. A pesar de algunas molestias y percances, todos daban por bueno el estar unidos y juntos los unos a los otros, pues de esa manera todos vivían mejor.

¿No ha querido Jesús de Nazaret decirnos eso con el lavatorio de los pies?

jueves, 26 de abril de 2012

A PROPÓSITO DE PASARLO BIEN

Jn 6, 22-29 →¡Qué buen rato se pasaría con Jesús!

Andamos corriendo para conseguir espacios de poder pasarlo bien. Si nos paramos a pensar, andamos buscando momentos que nos satisfagan y nos procuren bienestar y emociones placenteras. Todos buscamos pasarlo bien.

Sin embargo, cuando logramos encontrar un momento de esos, siempre terminamos de la misma forma. ¡Qué pena, se acabó!, pero, decimos como consolación y pena, hemos pasado un buen rato. Y seguimos la lucha por volver a conseguir pasar otro buen rato. Alguna circunstancias que nos procure felicidad. ¡Es la carrera de todos los días!

Incluso nos juntamos para pasarlo bien y entretenernos. Y me parece muy bien todo eso. Yo no me puedo excluir de ello, y trato de buscar una buena película, un buen partido o hablar con los amigos para conseguir pasar un buen momento. Es nuestra humanidad insaciable de felicidad que no para de buscar. Se trata de eso, de buscar lo que nos haga feliz.

Eso le pasó a aquella gente contemporánea de Jesús. Lo buscaban para saciarse, para satisfacer la sed de tantas cosas que necesitaban, cosas de este mundo, pero efímeras, caducas... satisfechos, de inmediato vuelve a aparecer el hambre y sed de saciarse de nuevo. Buscar a Jesús por eso no es bueno del todo, porque no tomamos lo verdaderamente importante, sino lo temporal, lo que tiene su tiempo marcado.

En muchos momentos de nuestra vida lo buscamos para llenar un espacio muerto que tenemos y que lo pasamos mal, nos aburrimos, estamos solos sin saber qué hacer. Se lo dedicamos a Él, entre paréntisis, no buscándolo, sino buscando nuestro momento de entretenernos y pasarlo bien,

Es lo que Jesús les reprocha a aquellos que le buscan para saciar su hambre. Les advierte de que lo importante es buscar el alimento imperecedero, aquel que nunca deja de saciarnos, y encontrado nos llena plenamente para toda la eternidad.

Porque, una pregunta, ¿no pasamos un buen rato con Jesús en medio de nosotros? Incluso con la conversación divertida, chistosa, amigable... Sin olvidarnos de que Él está también en esa tertulia para ayudarnos a alumbrar todo, hasta los ratos de relajamiento, desde Él. Porque es el Camino, la Verdad y la Vida.

Eso es lo verdaderamente importante, lo que nos hace pasar, no un buen rato, sino una buena eternidad, porque también existe una mala eternidad para los que se quedan distraído y se autocolocan a la izquierda del Señor. Esa es, sin obviar que lo demás también tiene sus buenos momentos, lo que debe llenar profundamente nuestros espacios de amistad, de tertulia y café. Amén.

domingo, 22 de abril de 2012

JORNADAS REGIONALES DE PASTORAL
PENITENCIARIA
 23, 24, 25 - 03- 2012


Se presentaron las CONCLUSIONES

Reunidos en la ciudad de San Cristóbal de La laguna 65 participantes entre los que se encuentran el voluntariado, delegados, capellanes, funcionarios, profesionales del mundo penitenciario y personas interesadas en el tema, procedentes de La Palma, Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife para celebrar las "XIII JORNADAS RECIONALES DE PASTORAL PENITENCIARIA",  convocados bajo el tema "Liberados para Liberar" y después de una seria reflexión y debate,

CREEMOS:

-que el estilo de vida dominante de nuestra sociedad, del cual participamos nosotros, genera exclusión.
-que toda persona tiene capacidad de rehacerse y regenerarse tomando las riendas de su vida.
-en la fuerza que el amor tiene para transformar a las personas.
-que nadie se libera solo. Necesita a alguien a quien le importe y que se implique con él en su proceso liberador.
-que la reinserción es posible si nosotros, la sociedad, cambiamos nuestra mentalidad, somos más sensibles a las realidades de exclusión social y creamos ámbitos de acogida y acompañamiento.

Por todo ello NOS COMPROMETEMOS A:

-entrar en proceso de conversión que nos lleve a un estilo de vida que favorezca la creación de una sociedad integradora.
-acercarnos a las personas encarceladas con una fe inquebrantable en ellas, por muy deteriorada que esté su vida.
-acompañar a las personas privadas de libertad asumiendo el estilo de Jesús de Nazaret, con una actitud amorosa sostenida en la confianza y la paciencia.
-permanecer en el acompañamiento asumiendo los ritmos personales y no abandonando a pesar de los posibles fracasos.
-sensibilizar a la sociedad para que pueda disponerse con actitud positiva a acoger a las personas que retoman su libertad promoviendo espacios de integración y medidas de justicia reparadora.

FOTOS DEL EVENTO