domingo, 17 de mayo de 2015

¡LA RESURRECCIÓN, EL MOMENTO CULMINANTE DE NUESTRA VIDA!

(Mc 16,15-20)


La Resurrección es la hora y el momento glorioso del triunfo de Jesús sobre el demonio, el pecado y la muerte. La muerte, nuestra mayor preocupación y nuestro azote. Vivimos llenos de miedo, hasta tal punto que disimulamos o miramos para otro lado para no pensar en ello.

No queremos enfrentarnos y algo nos sucede que nos somos consciente del peligro de cada día ni lo que nos jugamos en cada momento de nuestra vida. Vivimos pendientes de la vida o la muerte, pero el mayor peligro no es morir, sino morir para siempre. Y pienso que no somos muy consciente de ello.

Hoy Jesús da por finalizada su etapa de apariciones y asciende definitivamente al Cielo, pero eso no significa que no volverá. Nos ha prometido ir a prepararnos un lugar para luego venir a buscarnos y llevarnos con Él. Termina eso si sus apariciones, pero se queda en el Espíritu de Dios para recorrer con nosotros nuestra etapa hacia la Resurrección también. Hermoso esta etapa de nuestra vida. Hermosa y apasionante. Caminamos hacia el Cielo por esa escalera gigante que nos conduce a él. Y allí nos encontraremos con Jesús. ¿No es hermoso? 

La muerte ya no tiene poder sobre nosotros. Es simplemente el pasaporte para ir al encuentro con Jesús. Proclamemos esta buena noticia con nuestra vida."Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien." 

Jesús está con nosotros. Está aquí presente porque creemos en Él y porque le hemos llamado. Jesús Vive y en Él encontraremos el camino para vivir en la Verdad  según su Palabra. Palabra que siempre se cumple y que está sucediendo en todos aquellos que creen según la Voluntad del Señor. Recordemos lo vivido por Jesús y lo que tuvo que sufrir hasta la muerte de Cruz. Esa fue la Voluntad del Padre para que su Cruz se convirtiera en signo de salvación para todos los hombres.

No desaprovechemos esta oportunidad de vivir esperanzados y con alegría. A pesar de nuestros sufrimientos, nuestras pruebas y sacrificios. Todo tiene sentido porque Jesús le da verdadero sentido a nuestra vida.