miércoles, 29 de mayo de 2013

NO CERRAR LOS OJOS



Suele ocurrir muchas veces, y con bastante frecuencia: escondemos la cabeza, como el avestruz, por miedo a enfrentarnos a la realidad que se nos muestra delante de nuestros ojos. En cierta ocasión, y compartiendo desayuno por motivo del II Encuentro de blogueros con el Papa en Santander, con uno de los más importante exorcista de España y quizás del mundo, el padre Fortea (ver aquí), no reparé en preguntarle sobre la existencia del diablo.

Su respuesta fue afirmativa y tajante: Jesús mismo lo dice y habla muchas veces del demonio y fue tentado por él. El demonio es una persona concreta. Ignorarlo es un peligro porque él juega con la ventaja de nuestra naturaleza caída y nuestras apetencias a las cosas del mundo y de la carne. Si nos apartamos del Rebaño (Iglesia) quedamos a merced  y encadenados a su poder.

Es la oración, la penitencia y sobre todo la Eucaristía las armas con las que le venceremos. La asistencia del Espíritu Santo nos alumbrará el camino para no caer en sus garras, y de manera especial, la protección de nuestra Madre y Señora la Virgen María, a la que el demonio teme pavorosamente.

Afortunadamente, la Iglesia empieza a despertar a este miedo injustificado al demonio y a presentarle batalla. Como testimonio de ello, les dejo este enlace que nos puede ayudar a tomar conciencia de la realidad (VER AQUÍ).

BEATO JOSÉ GÉRARD

Beato José Gérard


Nació el 12 de marzo de 1831 en una familia de labradores en Lorraine (Francia). La Primera Comunión tuvo un gran impacto en su vida. Entró al seminario menor en Pont-à-Mousson conducido por el misionero Abbé Cayens. En 1852 tomó sus votos perpetuos y, un año después, fue ordenado Diácono por el Obispo Eugenio de Mazenod, que le pidió que ejerciera su misión en el sur de África. Le ordenó sacerdote en 1854. Primero probó suerte con los Zulúes de Natal, pero no tuvo éxito. Más tarde, se desplazó a un pueblo llamado Roma donde ejerció su misión y estuvo 22 años. Después, llevó su misión a distintos lugares y, finalmente, regresó a Roma, donde viviría el resto de su vida hasta el día de su muerte en el año 1914.


29 de mayo de 2013, miércoles de la semana VIII del Tiempo Ordinario.
Oración de la mañana (laudes)

Oraciones del día descargables en PDF aquí.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.