domingo, 22 de diciembre de 2013

MANTENER SILENCIO NO ES COSA FÁCIL



Saber callar no se barrunta fácil, porque el hombre siente en lo más profundo de su ser un sentimiento de exteriorizar lo que engendra dentro de su corazón. El hombre es un ser en relación y necesita comunicarse y desnudar lo que piensa. Por eso, ante acontecimientos importantes en su vida, el hombre se ve arrastrado a opinar, a dar su versión y a juzgar según lo que ve.

 Ahí destaca el papel de José, un hombre que no podía imaginarse, y menos comprender, lo que estaba pasando a su derredor. María, la mujer con la que estaba desposado, en cinta, sin convivir con ella. Eso escapaba a la idea que tenía de María. No daba crédito a lo que sus ojos veían. Sin embargo, José no cedió y se mantuvo fiel a su creencia. María no podía serle infiel. No era esa la María que él conocía.

Y aguantó con paciencia el no repudiarla públicamente. Pensó hacerlo en secreto y que a ella no le pasara nada. Hecho que descubre su amor y su fe en ella. Algo que no entendía estaba ocurriendo. Y su fe y paciencia tuvo su recompensa. José fue avisado en sueño por el Ángel del Señor y no dudó. Acepto su Palabra y acogió a María tal y como él deseaba.

Y nació Jesús en la Sagrada Familia de Nazaret. Acontecimiento que celebramos dentro de unos días y que renueva nuestras esperanzas de salvación. Porque en ese Niño Dios somos salvados a una vida nueva, gozosa y eterna.

Cantemos con alegría alabanzas al Nacimiento del Niño Dios, y demos gracias a María y José, que con su fe han colaborados para que esa buena noticia de salvación nos llegue hoy a nosotros también.