martes, 2 de abril de 2013

IGLESIAS ABIERTAS

Inserto esta reflexión, publicada por eligelavida en su blog, porque me parece interesante y que nos puede servir para hacer nosotros lo mismo. Ustedes deciden:
 Alfonso de Ratisbone era un joven abogado y banquero judío. Tenía que realizar un viaje de Malta a Nápoles cuando por "error" recaló en Roma. Un amigo tenía que ultimar los preparativos para un funeral en Sant' Andrea delle Fratte. Alfonso, por no esperar en el carruaje (era 1842) entró en la iglesia. La Virgen hizo lo demás. A los pocos días se bautizó y, un tiempo después, se hizo sacerdote.
André Frossard, periodista ateo y comunista, habiendo entrado a las cinco y diez de la tarde en una capilla del Barrio Latino en busca de un amigo, salió a las cinco y cuarto en compañía de una amistad que no era de la tierra. Así lo relata él mismo en su autobiografía "Dios existe, Yo me lo encontré".

También Edith Stein, judía de nacimiento, agnóstica de convicción, cuenta en "Estrellas amarillas" como, recorriendo junto a una amiga el casco viejo de Francfurt, entraron unos minutos a visitar la catedral. Llegó una señora con su cesto del mercado y se arrodilló en un banco para hacer una breve oración. "Esto era para mí algo totalmente nuevo – dice Edith. - En las sinagogas y en las iglesias protestantes en las que yo había estado, se iba solamente para los oficios religiosos. Pero aquí llegaba cualquiera en medio de los trabajos diarios a la iglesia vacía como para un diálogo confidencial con el Señor. Es algo que no he podido olvidar". Edith se convirtió y es hoy santa Teresa Benedicta de la Cruz.
El Papa Francisco, durante una comida informal con un grupo de sacerdotes romanos, ha pedido que los templos estén abiertos y la luz del confesionario encendida. Me consta que ese es también el ruego de muchos católicos en las grandes ciudades.

Hay iglesias en Madrid que cierran a las 13’00h y abren de nuevo por las tardes… ¡a las 18’00h!! No son las menos. De hecho, la mayor parte de las iglesias en nuestras ciudades tienen un horario parecido.
Entre la una y las seis de la tarde pasan cinco maravillosas horas en las que las madres que tienen hijos en el colegio, los obreros que paran para comer o los funcionarios y los oficinistas que salen para el almuerzo, tienen un rato libre. Muchos querrían hacer unos minutos de oración, o entrar simplemente a saludar al Señor en el sagrario o, por qué no, confesarse. Pero se encuentran con las iglesias cerradas. Comprendo que no siempre hay alguien para atender el templo y, por motivos de seguridad, los sacerdotes cierran cuando no están; pero ¿hace falta cerrar cinco horas a mediodía?

A las seis de la tarde ya están los niños en casa y hay que atenderlos. Los deberes, las cenas, los baños... Si trabajas, estás deseando volver a tu hogar y ver a tu familia. Los niños están para que los cuiden sus padres. Ese es el momento de estar. Si hay personas ancianas o enfermas en casa, ese es probablemente el instante en que no puedes salir. El abuelo o la abuela pueden venir un rato a sustituirte a la hora de la siesta, pero no en el momento de mayor trabajo.
Que nadie me diga lo evidente: que no es necesario entrar en una iglesia para rezar. Todos sabemos que son muchos los que han entrado en un templo y el contacto con un sacerdote disponible para confesarse o simplemente para hablar, ha cambiado sus vidas. Por no mencionar a André Frossard, o a Alfonso Ratisbone, o a la misma Edith Stein, que  tuvieron maravillosas conversiones gracias a que encontraron al Señor esperándoles con las puertas abiertas.

SAN FRANCISCO DE PALUA

San Francisco de Paula


Nació en 1416 en Paula (región de Calabria, Italia). Con 13 años vistió el hábito franciscano y la fama de su santidad y de sus milagros atrajo a jóvenes con los que fundó la Orden de los Ermitaños de San Francisco de Asís.

Realizó grandes penitencias reduciendo su alimentación a pan, pescado, agua y verduras. A pesar de ello, vivió hasta los 91 años y murió el Viernes Santo de 1507. Su vida está llena de milagros y su fama llegó a hasta Francia.


1 de abril de 2013. Lunes dentro de la octava de Pascua.
Oración de la mañana (laudes)

Oraciones del día descargables en PDF aquí.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.