domingo, 18 de septiembre de 2016

DEPENDERÁ DE TI QUE PONGAS TU ASTUCIA AL SERVICIO DEL EVANGELIO

(Lc 16,1-13)

La vida, mejor, el mundo está estructurado para que con tu trabajo puedas conseguir lo que necesitas para vivir. Somos seres humanos y necesitamos materia para vivir. El trabajo es la forma de conseguir el dinero para obtener con él todo lo que necesitas. Sin embargo, hay un peligro, que hagas del trabajo, y del fruto que se desprende de él, tu dios, y consagres tu vida a adorarle para tu disfrute personal y egoísta.

Esa es el mensaje esencial de este Evangelio. No se trata de condenar el dinero ni tampoco la riqueza, y mucho menos el obtenerla, sino el destino que se le pueda dar. El amo exalta la astucia del aquel injusto administrador, no por cómo actúa, sino por su afán y picardía para conseguirse un nuevo empleo. Vivimos estas actitudes humanas cada día. El panorama político español nos puede servir de ejemplo, pues hay muy astutos políticos que se parecen mucho a este administrador injusto. Trabajan buscando su provecho sin pensar en el de los españoles que representa. Ni siquiera en su propio partido.

Jesús echa en falta la astucia de los hijos de la luz, pasivos y maniatados ante las dificultades que las diversas circunstancias de la evangelización les presentan. Y la ausencia de su testimonio en los ambientes que se mueven. Los que te rodean deben saber por qué actúas de una forma determinada y descubrirlo en tu imagen y en tu rostro. Un creyente no puede ir triste ni desesperado por las cosas que suceden en su vida.

Es verdad que no damos ejemplo, y yo el primero, pero debemos irnos convenciendo que el Espíritu está con nosotros y nos echará una mano para, si no arreglar la situación, si para soportarla y aceptarla con resignación evangélica y esperanzada.

Porque nosotros, los creyentes en Jesús de Nazaret, creemos en la Resurrección. Primero en la de Él, y luego en la que Él nos ha prometido a todos los que le siguen y le creen. Por lo tanto, nada nos debe de desesperar, sino animar a actuar con honradez, con justicia y con ánimo de dar testimonio cada vez que se presenta la ocasión. La astucia nos sirve para aprovechar el instante propicio para poner hilo directo con el amor del Señor y el mensaje de salvación.