miércoles, 8 de febrero de 2017

SAN JERÓNIMO EMILIANI SACERDOTE FUNDADOR


Patrono de los huérfanos y de la juventud abandonada


San Jerónimo Emiliani, que en su juventud se dejó llevar por la cólera y la lujuria, pero, tras ser encarcelado por sus enemigos, se convirtió a Dios y se entregó al cuidado de los más necesitados, especialmente de los huérfanos y enfermos. 

Sabemos muy poco de los primeros años de vida de San Jerónimo Emiliano (también Miano o Miani). Nació en Venecia en 1486, y como todos los de familias importantes siguió la carrera militar. En 1511 cayó prisionero en Castelnuovo mientras luchaba contra la Liga de Cambrai. Durante su cautiverio, se dedicó a meditar sobre lo efímero del poder mundano, como le sucedió diez años después a San Ignacio de Loyola. Inesperadamente fue liberado un mes después, y entonces sintió viva la vocación de dedicarse al servicio de los pobres, de los enfermos, de los jóvenes abandonados y de las mujeres “arrepentidas”. Un campo sumamente vasto. Después de un corto “noviciado” como penitente con Giampietro Carafa, el futuro Pablo IV, Jerónimo fue ordenado sacerdote en 1518.

Diez años después hubo una carestía tremenda en toda la región y luego una epidemia de peste; entonces Jerónimo vendió todo lo que tenía, incluso los muebles de casa, y se dedicó a la asistencia de los apestados. Había que enterrar a los muertos, y lo hacía de noche. Pero, también había que pensar en los vivos, sobre todo en los niños que habían perdido a sus padres, y en las mujeres que por la necesidad se dedicaban a la prostitución. Verona, Brescia, Como, Bergamo fueron el campo de su acción bienhechora. Fue entonces cuando en Somasca fundó la Orden de Clérigos Regulares, destinada a ayudar a los niños huérfanos y a los pobres. Los Padres Somascos fueron quienes realizaron el grande proyecto del fundador: la institución de escuelas gratuitas para todos y en las que se adoptó el método revolucionario llamado “método dialogado”.

Junto con los compañeros que logró reunir, dio inicio a la Congregación llamada de los Clérigos Regulares de Somasca, y después, mientras atendía a los enfermos en esa misma población de Somasca, cerca de Bérgamo, en Lombardía, contrajo la peste y falleció piadosamente.

San Jerónimo Emiliani (o Miani) nació en Venecia el 1486. Huérfano de padre en tierna edad, fue sabiamente educado en la fe cristiana por la madre, Dionora Morosini, mujer de sentimientos muy elevados. En 1506, entró en la vida pública, dedicándose sobre todo al ejercicio de las armas. Pasó a ser soldado de la Serenísima República, y en 1511 fue enviado a la fortaleza de Castelnuovo de Quero, situada a la orilla del Piave, con carácter de Gobernador regente.

En el Santuario de la 'Madonna Grande' en Treviso, Jerónimo promete solemnemente de entregarse totalmente al servicio de Dios y del prójimo. Al volver a Venecia, repartió su patrimonio a los pobres y se asoció a la Compañía del Divino Amor, que se dedicaba, en particular, a la asistencia de los enfermos 'incurables'. También él contrajo, en este servicio, una grave enfermedad, que superó gracias a su robusta fibra, y con nuevas energías volvió al servicio de la caridad.

Su corazón, muy sensible a todas las miserias humanas quedó profundamente impresionado viendo la deplorable condición de muchísimos niños, faltos de padres y abandonados al destino. Empezó a dar asilo a unos de estos huérfanos, en su propia casa; y en seguida, como el número iba aumentando, abrió para ellos una casa cerca de la Iglesia de San Basilio y otra cerca de la Iglesia de San Roque, en Venecia. A los huérfanos, el Santo enseñaba los primeros elementos del saber y al mismo tiempo las nociones fundamentales de la fe cristiana. Además procuraba que aprendieran un oficio, para que pudieran entrar a formar parte de la sociedad, como elementos vivos y activos, aptos para desenvolver con dignidad su personalidad humana y cristiana. Fundó y asistió muchos orfelinatos en todo Italia y también en algunas regiones fuera de ella.

Cuando el Santo se dio cuenta que se iba debilitando físicamente y que tenía que dejar ya sus andanzas apostólicas de caridad, escogió como morada predilecta el pequeño pueblo de Somasca, cerca de Lecco. En este lugar, su ardiente fervor espiritual, podía contar con soledad, oración y meditación. Murió santamente al amanecer del 8 de Febrero de 1537 a la edad de 51 años, víctima de su misma caridad. Beatificado en 1747, fue proclamado Santo en el año 1767. El Papa Pío XI lo proclamó "Patrono Universal de los huérfanos y de la Juventud abandonada". Su Fiesta se celebra cada año el 8 de Febrero, día de su tránsito al cielo. 

San Jerónimo Emiliano murió sobre el surco: mientras asistía a los enfermos de peste en Somasca, fue atacado por la misma peste y murió entre sus hijos predilectos: los pobres y los enfermos, a quienes había dedicado todos sus esfuerzos. Era el 8 de febrero de 1537. Fue canonizado en 1767, y en 1928 Pío XI lo nombró Patrono de los huérfanos y de la juventud abandonada. Antes de la reforma del calendario, su fiesta se celebraba el 20 de julio.

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy, el Papa Francisco nos habla de la esperanza. Y, realmente, ¿qué seríamos sin la esperanza? ¿A dónde iríamos sin la esperanza? Verdaderamente necesitamos un Cuerpo, la Iglesia, que nos mantenga la mirada firme, elevada y sostenida para mirar siempre hacia adelante con esperanza. Porque la esperanza nos compromete a rezar unos por los otros, como nos describe el Papa, y a perseverar en la fe.





PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 8 de febrero de 2017

Queridos hermanos y hermanas:

Siguiendo con la lectura de la Carta a los Tesalonicenses, reflexionamos hoy con san Pablo sobre la dimensión comunitaria y eclesial de la esperanza cristiana.

La esperanza, para alimentarse, tiene necesidad de un “cuerpo”, en el que todos los miembros se sostienen y se animan. Nosotros formamos parte de un cuerpo que es la Iglesia, y estamos llamados a sostenernos mutuamente en la esperanza. De aquí la necesidad de rezar unos por otros, en especial por aquellos que tienen una responsabilidad o se encuentran en dificultad.

Muchos hermanos nuestros nos enseñan a esperar y a mantener viva la esperanza. Los pobres y los humildes nos dan un gran testimonio de esto, porque experimentan cada día muchas pruebas, pero saben que más allá de la tristeza está el Señor, que es rico en misericordia y en paz.
La Iglesia, este cuerpo al que pertenecemos, está animada por el Espíritu Santo. Su presencia en nosotros nos alienta a no temer algún mal, pues el Señor está a nuestro lado y cuida siempre de nosotros.


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los animo a invocar la presencia del Espíritu Santo en sus vidas, como también en medio de sus familias y comunidades, para que se avive en nosotros la llama de la caridad y nos haga signos vivos de la esperanza para toda la familia humana. Gracias

SIN AMOR NADA SOY


Danos un corazón nuevo...

Señor, concédeme el valor de no renunciar a lo que es correcto ante ti, y también la fuerza para rechazar todo precepto de hombre, que sea contrario a tus divinas enseñanzas.
A veces por mi gran ceguera, he obrado mal y doy mil excusas. En otras ocasiones, son las malas pasiones las que me dominan e intento hacerlas justificar por  alguna causa que me parezca noble.
Aquí me tienes, pecador, rápido en juzgar los errores de los otros sin ningún cuidado ni temor a ofenderlos, rápido para ver y corregir las pequeñas faltas de los demás pero  lento en verme las mías propias.
Ayúdame a sacar de mi interior todos esos estorbos espirituales que no me permiten guardar silencio, acerca de los asuntos de mi prójimo, ayúdame a esforzarme y ocuparme principalmente en mi modo de actuar.
Debo encontrar fortalezas en tu amor, sobre todo encontrarme contigo en la Eucaristía, donde te expresas radiante y como alimento pleno del alma, llegas a serenar toda angustia y tribulación que enturbia mi vida.
Quiero cumplir con  tu Palabra, hacerla parte de mi vida permitiendo regir mis decisiones en base a ella, solo así podré desprenderme de los deseos terrenos vacíos, que me ensucian desde adentro.
Dame amado mío, el don de ser un cristiano coherente, un cristiano lleno de compasión y que es vigilante primero de mis propias acciones.
Perdona mis faltas y libérame de ellas, para que pueda disfrutar la tranquilidad de tu compañía y conseguir una verdadera vida saludable.
Amén.
Propósito para hoy:
Confiando en que unido a Cristo todo se puede, rezaré un Padre Nuestro encomendando todas mis acciones al Espíritu Santo.

Frase de reflexión:
"Pidamos por la paz: paz en el mundo y en todos los corazones"
(Papa Francisco).

¡María Tú!

¡Dios te Salve María!, ¡Virgen pura en el parto! 
En tus manos ponemos nuestra fe y esperanza.



"Sobre la verdadera pureza"

Evangelio  de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 7,14-23.

Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola.  Él les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?".  Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos.
Luego agregó:

"Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".

Palabra del Señor
Gloria a Ti, Señor Jesús.



Marcos 7, 14-23
En el corazón es  donde mejor podemos cultivar el Espíritu del bien al servicio de los hombres, pero también en el mismo corazón podemos cultivar antivalores que inundarán de maldad todo nuestro entorno.
¿Que tipo de alimentos estamos llevando a nuestros corazones?