sábado, 25 de noviembre de 2017

REFLEXIONES A LA PUERTA DE LA IGLESIA, POR Mª DEL CARMEN HOUGHTON CORTÉS

 
Puerta central de Iglesia San Ginés de Arrecife

TRISTEZA

Dios mío, tu casa es mi hogar como la de todos, pero en estos momentos de mi vida, por los que estoy pasando, tu casa me tienes las puertas abiertas todo el día. Y, por la noche, tus puertas son mi refugio del frío, tristeza y soledad, pues en tus puertas descanso y en ellas tengo mi seguridad.

Tú, Padre Dios, estás ahí para protegerme y vigilarme. en Ti descanso, hallo la paz y la tranquilidad. Señor, a tu lado estamos a salvo. Yo, al menos, así lo siento y experimento, y cada vez que me alejo de Ti un poco, se apodera de mí el mal y todo, en mi camino, es un tropiezo.

Gracias, Dios mío por todas las veces que te he llamado y ahí has estado. Gracias por perdonarme, acogerme sin reproches; Gracias por tu verdadero amor incondicional. Dios mío, por todo lo hermoso que Tú nos das, me arrodillo ante Ti y te suplico que no me abandones. Mi gran Dios, te amo Señor.

Escrito el martes, 21 de noviembre de 2017
a las 19, 40 de la noche -
 Por Carmen Houghton Cortés



PARA TI, DIOS MÍO

Pacientemente, espero y me inclino ante nuestro Señor Padre Dios, para bendecirlo y pedirle perdón por fallarle tantas veces y para agradecerle su verdadero amor hacia mí, como para todos sus hijos. También, porque sin su amor y su poder grandioso, que sólo Él posee, no hubiese podido salir del pozo amargo y tenebroso en el que estaba sumergida.

No ha sido fácil. He empezado a poner fin a esta vida tan angustiosa, pero aun falta. Voy consiguiendo las cosas poco a poco. El paso más importante ya lo di, y los demás irán poco a poco y cuando nuestro Señor decida, porque Él siempre tiene un propósito para todos nosotros.

Estoy más alegre porque, gracias a Ti, Señor mío, mis súplicas y perdón han sido escuchadas. Tú has puesto tus Manos valiosas y sagradas, que me han abierto puertas. Gracias, Dios mío, soy muy afortunada por tenerte siempre y, sobre todo cuando peor estoy, Tú estás siempre ahí. No me abandonas ni rechazas. Siempre tengo tu verdadero amor.

Dios mío, Padre y Señor, me siento afortunada por tenerte y, ¿sabes, Padre Dios?, voy a luchar con fuerzas, porque sé que vas a estar a mi lado. Dios mío, no dejaré de luchar para no fallarte más, como a todos los que me quieren y en mi vida no son un tropiezo. Más, a todas aquellas personas que en mi nueva etapa de mi vida sean un tropiezo, serán rechazadas. También al pasado le pondré tierra por encima, para no tener ningún obstáculo en mi nuevo camino hacia una vida digna junto a Ti, mi Señor grandísimo. Padre Dios, te amo.

Escrito el miércoles, 23 de noviembre de 2017 
- a las 21,30 de la noche -
Por Carmen Houghton Cortés

miércoles, 22 de noviembre de 2017

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

La Eucaristía nos hace otro Cristo y nos asemeja a Él. El la gran oportunidad de nuestra vida, porque es un encuentro real con el Señor Jesús, que nos hace, como nos dice el Papa, participe de su Pasión, muerte, resurrección y ascensión. Vivamos todas las Eucaristías que podamos y de poder, diariamente. Pero, sobre todo el domingo. Es la gran cita de nuestra vida, el encuentro real y presente con Jesús, el Señor. El Hijo de Dios Vivo.



PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 22 de noviembre de 2017




Queridos hermanos y hermanas:

Continuando con la catequesis sobre la Santa Misa, podemos decir que es el memorial del Misterio Pascual de Cristo, que él llevó a cumplimiento con su pasión, muerte, resurrección y ascensión al cielo, y que nos hace partícipes de su victoria sobre el pecado y la muerte. Así, la Eucaristía hace presente el sacrificio que Cristo ofreció, una vez para siempre, en la cruz y que permanece perennemente actual, realizando la obra de nuestra redención.

En la Misa, el Señor Jesús, haciéndose «pan partido» por amor a nosotros, se nos da y nos comunica toda su misericordia y su amor, renovando nuestro corazón, nuestra vida y nuestras relaciones con él y con los hermanos. A través de la celebración eucarística, la acción del Espíritu Santo nos hace partícipes de la misma vida de Dios, que transforma todo nuestro ser mortal y nos llena de su eternidad.

Con la Eucaristía Jesús nos libra de la muerte física y del miedo a morir, como también de la muerte espiritual, que es el mal y el pecado. La participación en este sacramento, que nos llena de la plenitud de su vida, nos hace decir con san Pablo: «vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí» ( Ga 2,20). Por ello, para el cristiano es vital participar en la Eucaristía, especialmente el domingo, puesto que nos permite unirnos a Cristo, tomando parte de su victoria sobre la muerte y gozar de los bienes de la resurrección.


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España y Latinoamérica. El Señor Jesús nos quiere comunicar en la Eucaristía su amor pascual para que podamos amar a Dios y a nuestro prójimo como él nos ha amado, entregando su propia vida. Que la Virgen Santa interceda ante su Hijo por todos nosotros, y nos alcance la gracia de ser hombres y mujeres que encuentren en el sacrificio eucarístico el centro de la propia existencia y la fuerza para vivir en el amor.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Nacemos por la Gracia de Dios. Él nos ha creado, y alejados por el pecado, nuestro Padre Dios nos rescata en el Bautismo y nos salva por los méritos de su Hijo, nuestro Señor Jesús. La oración es el vínculo que nos une con nuestro Padre. En la oración dialogamos, nos dice el Papa Francisco, con Dios. Es Jesús, nuestro Señor, quien nos enseña a orar con el Padre, y nos enseña el Padrenuestro. Nos hace hermanos e hijos del Padre.

Somos verdaderamente hijos de Dios, y si hijos, pequeños y abandonados en sus Manos, confiados en que todo lo recibiremos de su providencia amorosa. Gracias, santo Padre, por recordarnos y adoctrinarnos en este hermoso criterio esperanzador de reconocernos hijos de nuestro Padre Dios.


PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 15 de noviembre de 2017


Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy, reflexionamos sobre otro aspecto de la Misa, que es la oración. Rezar es ante todo un diálogo, una relación personal. El hombre fue creado para este encuentro con Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, relación perfecta de amor y de unidad.

Jesús enseña a sus discípulos a rezar con la oración del “Padre nuestro” y con ella los introduce en el diálogo sincero y sencillo con Dios, animándolos a ir creando en ellos una conciencia filial, sabiendo decir “Padre”. También a nosotros nos invita a permanecer con Él, siendo la Eucaristía ese momento privilegiado de unión con Dios y los hermanos.

“Vivir” en esa presencia supone dialogar en silencio, y para ello debemos tener la humildad de reconocernos pequeños, como el niño en brazos de su padre, confiando que todo lo recibimos de sus manos amorosas. Además, se necesita esa capacidad de asombro, de dejarse sorprender, como la tienen los más pequeños, para reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas, que nos llena de alegría y de esperanza para comenzar de nuevo: Dios nos ama a pesar de nuestras debilidades; nos invita al banquete nupcial en el que el Esposo encuentra nuestra fragilidad y la sana, para devolvernos a la unidad originaria de lo que somos: hijos de Dios.

Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a la tripulación del Buque Cantabria que presta su servicio en el Mediterráneo en favor de los inmigrantes. Gracias, gracias por lo que hacen. Muchas gracias. Saludo también a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los animo a acercarse a la Eucaristía para estar con el Señor, para sentarse a su lado y compartir con Él nuestra vida, escuchando su Palabra que hace arder nuestro corazón. Gracias.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

La promesa de Vida Eterna, tal y como nos recuerda el Papa Francisco en su audiencia de hoy, en cada Eucaristía nos alienta y nos invade de esperanza. A esas Palabras de Jesús: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna" correspondemos con la participación en ese banquete Eucarístico esperanzados en su promesa. Porque, el Señor cumple lo que dice, luego nuestra fe y confianza es plena.

Ahora, nuestras limitaciones por el pecado y las seducciones del mundo en que vivimos, son obstáculos que tratan de apartarnos de ese memorial real de la celebración Eucarística. El Papa nos cuestiona hoy sobre nuestra fe en la Eucaristía y nos sugiere acercarnos a ella y ahondar en su conocimiento.


PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 8 de noviembre de 2017




Queridos hermanos:

Comenzamos hoy una serie de catequesis sobre la Eucaristía. Intentaremos comprender mejor su importancia y su significado, y cómo el amor de Dios se refleja en este misterio de fe.

Inspirándose en las palabras de Cristo: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna», cristianos de todas las épocas no han dudado en entregar su vida por amor a la Eucaristía. El testimonio de los mártires nos cuestiona también a nosotros: ¿Qué importancia le damos al sacrificio de la Misa y a la comunión en la mesa del Señor? ¿Buscamos de verdad esa fuente de “agua viva”, que transforma nuestra vida en un sacrificio espiritual de alabanza y acción de gracias? La Eucaristía significa “acción de gracias”: acción de gracias a la Trinidad, que nos introduce en su comunión de amor.

El Concilio Vaticano II alentó la formación litúrgica de los fieles, porque la Iglesia vive siempre de la Liturgia y se renueva gracias a ella. Por eso, intentamos conocer mejor este gran don que Dios nos ha dado con la Eucaristía, en la que Cristo se hace presente para que participemos de su pasión y muerte redentora.

Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Saludo a la delegación sindical argentina. Pidamos a la Virgen María que interceda por nosotros para que sintamos el deseo de conocer y amar más el misterio de la Eucaristía, sacramento del Cuerpo y la Sangre de su Hijo Jesús. Que el Señor los bendiga a todos. Muchas gracias.