martes, 21 de marzo de 2017

El amor no es un mero sentimiento...




El amor es fuerte, muy fuerte. El amor cambia, elimina el odio, deja una huella profunda en nuestro ser.

No hay dificultad por muy grave que sea, que el amor no supere.

No hay enfermedad por muy grave que sea, que el amor no sane.

No hay puerta por muy cerrada que esté, que el amor no abra.

No hay distancias por muy extremas que sean, que el amor no acorte.

No hay muro por muy alto que esté, que el amor no derrumbe.

No hay pecado por muy grave que sea, que el amor no redima.

No importa cuán serio sea un problema o cuán desesperada una situación, el amor tiene poder para superar todo esto, porque el amor todo lo vence.


Es el amor el que une y el que alegra, es el amor el que acerca y el que cura. Sólo el amor nos hace de verdad hijos de Dios y hermanos de los demás.

EL AMOR NO ES UN MERO SENTIMIENTO, ES MUCHO MÁS QUE ESO, ES UNA FUERZA, UNA POTENCIA, ES UN DON DE DIOS ETERNO.


Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos. 
San Agustín

Parábola sobre el perdón...

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 18,21-35.




Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".

Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.

El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".

El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.

Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.

El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.

Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.

Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.

¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'.

E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.

Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".


Palabra del Señor


Cuarto gran discurso de Jesús en el evangelio de Mateo. Jesús advierte a sus discípulos del peligro de la arrogancia y del rencor, les pide que sean humildes y dispuestos al perdón ¿Cuantas veces debemos perdonar?

Pidamos al Señor nos de un corazón humilde y dispuesto a perdonar siempre.