En 1495 nació en el pueblo portugués de Montemor Juan Ciudad Duarte y
murió en Granada en 1550. El apellido "de Dios" se lo otorgó un obispo
al conocer su obra a favor de los pobres y enfermos. En su juventud tuvo
algunas experiencias guerreras y tras desempeñar los oficios de pastor,
leñador y albañil, trabajó como librero en Granada.
Cierto día en 1539, escuchando el sermón de San Juan de Ávila, cambió la vida de Juan de Dios. Se convirtió y dedicó su vida a los pobres y los enfermos. En 1549 acude al Hospital Real donde sanó a enfermos y, desde entonces, adquirió la categoría de santo. Enfermó gravemente al salvar a un joven que se estaba ahogando en el río Genil y murió en 1550.
Cierto día en 1539, escuchando el sermón de San Juan de Ávila, cambió la vida de Juan de Dios. Se convirtió y dedicó su vida a los pobres y los enfermos. En 1549 acude al Hospital Real donde sanó a enfermos y, desde entonces, adquirió la categoría de santo. Enfermó gravemente al salvar a un joven que se estaba ahogando en el río Genil y murió en 1550.
Antífona 3: El Señor es Dios, y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
SALMO 99:
SALMO 99:
Alegría de los que entran en el templo
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Sabed que el Señor es Dios:
que El nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
"El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades".
Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 3: El Señor es Dios, y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Sabed que el Señor es Dios:
que El nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
"El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades".
Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 3: El Señor es Dios, y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.