miércoles, 31 de agosto de 2022

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

En la audiencia de hoy, el Papa Francisco nos habla de lo importante que es el discernimiento. Discernir donde está el bien - no mi bien - y buscarlo, esforzándonos en realizarlo, es el máximo y gran objetivo de la vida. Porque, ese es el único y verdadero Tesoro - el amor - donde se esconde nuestra plena felicidad eterna. 



PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 31 de agosto de 2022


_________________________

Catequesis sobre el discernimiento 1. ¿Qué significa discernir?

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

Hoy comenzamos un nuevo ciclo de catequesis: hemos terminado la catequesis sobre la vejez, ahora iniciamos un nuevo clico sobre el tema del discernimiento. El discernimiento es un acto importante que concierne a todos, porque las elecciones son una parte esencial de la vida. Discernir las decisiones. Uno elige la comida, la ropa, un curso de estudio, un trabajo, una relación. En todos ellos se realiza un proyecto de vida, y también se concreta nuestra relación con Dios.

En el Evangelio, Jesús habla del discernimiento con imágenes tomadas de la vida ordinaria; por ejemplo, describe al pescador que selecciona los peces buenos y descarta los malos; o al mercader que sabe identificar, entre muchas perlas, la de mayor valor. O el que, arando un campo, encuentra algo que resulta ser un tesoro (cf. Mt 13,44-48).

A la luz de estos ejemplos, el discernimiento se presenta como un ejercicio de inteligencia, y también de habilidad y también de voluntad, para aprovechar el momento favorable: son condiciones para hacer una buena elección. Es necesario inteligencia, habilidad y también voluntad para hacer una buena elección. Y también hay un coste necesario para que el discernimiento sea operativo. Para desempeñar su oficio lo mejor posible, el pescador tiene en cuenta la fatiga, las largas noches en el mar y el descarte de una parte de las capturas, aceptando una pérdida de ganancias por el bien de los destinatarios. El comerciante de perlas no duda en gastar todo para comprar esa perla; y lo mismo hace el hombre que ha tropezado con un tesoro. Situaciones inesperadas e imprevistas en las que es imprescindible reconocer la importancia y la urgencia de una decisión que hay que tomar. Cada uno debe tomar sus decisiones; no hay nadie que las tome por nosotros. En un momento determinado los adultos, libres, pueden pedir consejo, pensar, pero la decisión es propia; no se puede decir: “He perdido esto, porque lo ha decidido mi marido, mi mujer, mi hermano”: ¡no! Tienes que decidir tú, todo el mundo tiene que decidir, y por eso es importante saber discernir: para decidir bien, hay que saber discernir.

El Evangelio sugiere otro aspecto importante del discernimiento: implica los afectos. El que ha encontrado el tesoro no siente ninguna dificultad en venderlo todo, tan grande es su alegría (cf. Mt 13,44). El término utilizado por el evangelista Mateo indica una alegría muy especial, que ninguna realidad humana puede dar; y de hecho vuelve a aparecer en muy pocos otros pasajes del Evangelio, todos ellos referidos al encuentro con Dios. Es la alegría de los Magos cuando, tras un largo y penoso viaje, vuelven a ver la estrella (cf. Mt 2,10); es la alegría de las mujeres que regresan del sepulcro vacío tras escuchar el anuncio de la resurrección por parte del ángel (cf. Mt 28,8). Es la alegría de los que han encontrado al Señor. Tomar una bella decisión, una decisión correcta, siempre te lleva a esa alegría final; quizás en el camino tengas que sufrir un poco de incertidumbre, pensar, buscar, pero al final la decisión correcta te beneficia con la alegría.

En el Juicio Final, Dios obrará el discernimiento —el gran discernimiento—hacia nosotros. Las imágenes del agricultor, el pescador y el mercader son ejemplos de lo que ocurre en el Reino de los Cielos, un Reino que se manifiesta en las acciones ordinarias de la vida, que nos exigen tomar posición. Por eso es tan importante saber discernir: las grandes elecciones pueden surgir de circunstancias que a primera vista parecen secundarias, pero que resultan ser decisivas. Por ejemplo, pensemos en el primer encuentro de Andrés y Juan con Jesús, un encuentro que nace de una simple pregunta: "Rabí, ¿dónde vives?" — "Venid y veréis" (cf. Jn 1,38-39), dice Jesús. Un intercambio muy breve, pero es el comienzo de un cambio que, paso a paso, marcará toda una vida. Años después, el evangelista seguirá recordando aquel encuentro que le cambió para siempre, también recordará la hora: "Eran como las cuatro de la tarde" (v. 39). Es la hora en que el tiempo y lo eterno se encontraron en su vida. Y en una decisión buena, correcta, se encuentra la voluntad de Dios con nuestra voluntad; se encuentra el camino presente con el eterno. Tomar una decisión correcta, después de un camino de discernimiento, es hacer este encuentro: el tiempo con lo eterno.

Por lo tanto: el conocimiento, la experiencia, el afecto, la voluntad: son algunos elementos indispensables del discernimiento. A lo largo de estas catequesis veremos otras, igualmente importantes.

El discernimiento —como he dicho— implica un esfuerzo. Según la Biblia, no encontramos ante nosotros, ya empaquetada, la vida que hemos de vivir: ¡No! Tenemos que decidirlo todo el tiempo, según las realidades que se presenten. Dios nos invita a evaluar y elegir: nos ha creado libres y quiere que ejerzamos nuestra libertad. Por lo tanto, discernir es arduo.

A menudo hemos tenido esta experiencia: elegir algo que nos parecía bueno y en cambio no lo era. O saber cuál era nuestro verdadero bien y no elegirlo. El hombre, a diferencia de los animales, puede equivocarse, puede no querer elegir correctamente. La Biblia lo demuestra desde sus primeras páginas. Dios da al hombre una instrucción precisa: si quieres vivir, si quieres disfrutar de la vida, recuerda que eres una criatura, que no eres el criterio del bien y del mal, y que las elecciones que hagas tendrán una consecuencia, para ti, para los demás y para el mundo (cf. Gn 2,16-17); puedes hacer de la tierra un magnífico jardín o puedes convertirla en un desierto de muerte. Una enseñanza fundamental: no es casualidad que sea el primer diálogo entre Dios y el hombre. El diálogo es: el Señor da la misión, tú debes hacer esto y esto; y el hombre a cada paso que da debe discernir qué decisión tomar. El discernimiento es esa reflexión de la mente, del corazón que debemos hacer antes de tomar una decisión.

El discernimiento es agotador pero indispensable para vivir. Requiere que me conozca a mí mismo, que sepa lo que es bueno para mí aquí y ahora. Sobre todo, requiere una relación filial con Dios. Dios es Padre y no nos deja solos, siempre está dispuesto a aconsejarnos, a animarnos, a acogernos. Pero nunca impone su voluntad. ¿Por qué? Porque quiere ser amado y no temido. Y Dios también quiere que seamos hijos y no esclavos: hijos libres. Y el amor sólo puede vivirse en libertad. Para aprender a vivir hay que aprender a amar, y para ello es necesario discernir: ¿Qué puedo hacer ahora, ante esta alternativa? Que sea un signo de más amor, de más madurez en el amor. ¡Pidamos, que el Espíritu Santo nos guíe! Invoquémosle cada día, especialmente cuando tengamos que tomar decisiones. Gracias.


Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Hay tantos mexicanos aquí; uruguayos, colombianos, salteños, argentinos. Quiero expresar mi cercanía de modo especial a todos los que el día de ayer celebraron a Santa Rosa de Lima como su patrona, particularmente a los enfermeros y enfermeras del Perú. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de saber discernir con libertad y amor, en los acontecimientos de la vida diaria. Q hayue Dios los bendiga. Muchas gracias.


 

LLAMAMIENTOS

Mañana celebraremos la Jornada Mundial de Oración por la Creación, y el inicio del Tiempo de la Creación, que finalizará el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís. Que el tema de este año, “Escucha la voz de la creación”, fomente en todos un esfuerzo concreto para cuidar nuestra casa común. A merced de nuestros excesos consumistas, la hermana madre tierra gime y nos ruega que detengamos nuestros abusos y su destrucción. Durante este Tiempo de la Creación, recemos para que las cumbres COP27 y COP15 de la ONU puedan unir a la familia humana para hacer frente resueltamente a la doble crisis del clima y de la disminución de la biodiversidad.

* * *

Sigo con preocupación los acontecimientos violentos que han tenido lugar en Bagdad en los últimos días. Pidamos a Dios en la oración que dé paz al pueblo iraquí. El año pasado tuve la alegría de visitarlo, y sentí de cerca el gran deseo de normalidad y convivencia pacífica entre las diversas comunidades religiosas que lo componen. El diálogo y la fraternidad son el principal camino para afrontar las dificultades actuales y alcanzar este objetivo.


 

Resumen leído por el Santo Padre en español

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy iniciamos un nuevo ciclo de catequesis sobre el tema del discernimiento. Jesús nos lo presenta con imágenes de la vida ordinaria: el hombre que trabaja en el campo, los pescadores que seleccionan los peces. Estas parábolas nos presentan el discernimiento como ejercicio de la inteligencia y de la voluntad, en el que también se involucran los afectos. El hombre, al haber encontrado el tesoro, se llena de alegría y, por tal motivo, habiendo sopesado bien la situación, vende todo lo que tiene y compra el campo.

Es muy importante aprender a discernir, porque cada acción que realizamos, especialmente en los momentos cruciales de nuestra vida, tienen consecuencias trascendentes para uno mismo, para los otros y para el mundo. Así aprendemos a conocernos, y a conocer y amar lo que es bueno en cada momento. Dios quiere que ejercitemos la libertad que Él mismo nos ha dado, construyendo nuestra vida con cada decisión, lo que se convierte en una tarea exigente. Él nos sostiene en este camino, y quiere ser amado desde la libertad, y no imponiendo su voluntad.  

Ver aquí audiencia del Papa Francisco.

miércoles, 24 de agosto de 2022

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

La vida tiene sentido y, por supuesto, nuestros últimos años - la vejez - mucho más. ¿Por qué? Pues, simplemente, porque estamos más cerca de nuestra cita con nuestro Padre Dios. Dios de Amor y Misericordia, que nos dará una Vida nueva y gozar de su Gloria. 

Una vida, como nos dice el Papa Francisco, que debe ser como una semilla, enterrada en la tierra da frutos. Enterrar nuestra vida en el Amor - injertado en el Señor - como nos ha enseñado nuestro Señor con su Vida y Palabra, es la manera y la forma de dar frutos. Frutos de amor y misericordia.




PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 24 de agosto de 2022

[Multimedia]

_________________________

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy concluimos el ciclo de catequesis sobre la vejez, y lo hacemos recordando la Asunción de la Virgen María a los cielos. Este misterio se pone en relación con la Resurrección de Jesús, y nos anticipa el destino que nos espera cuando resucitemos. En las llagas de Jesús, que permanecen ya resucitado ―conserva las llagas―, vemos que Él no perdió su humanidad ni la memoria de su vida, ni de su historia. Nosotros, aunque no podemos imaginarnos cómo será la transformación de nuestro cuerpo al resucitar, sabemos que reconoceremos nuestros rostros y las personas que amamos. Nos encontraremos.

Nuestra vida es como una semilla que debe ser enterrada para que nazca y pueda dar fruto. Esto sucederá, aunque no sin tribulación, como lo indica san Pablo al hablar de los dolores de parto que sufre la creación. Pero Jesús nos espera con amor, nos prepara un lugar a la mesa en su Reino, del cual disfrutaremos al pasar a la otra vida. Queridos hermanos, queridas ancianas, queridos ancianos, confiemos en las promesas del Señor, lo mejor de la vida está aún por llegar.

* * *

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor que, en el camino de esta vida terrena, sepamos sembrar con gestos de amor y ternura lo que cosecharemos en el Reino de los cielos. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.



miércoles, 17 de agosto de 2022

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy, junto al Papa Francisco, pedimos por el buen testimonio de los ancianos en las familias. Por esa relación fraternal de los abuelos para con sus nietos que fortalece y sostiene la familia y para que, los abuelos, descubran esa misión que tienen respecto a sus familia y, sobre todo, con sus nietos.




AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 17 de agosto de 2022

[Multimedia]

_________________________

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy en la catequesis reflexionamos sobre un sueño profético narrado en el libro de Daniel. Los diversos símbolos nos hacen ver la relación entre la teofanía ―o sea, la manifestación de Dios ―, y el ciclo de la vida. Dios es Señor del tiempo y de la historia. Por un lado, se nos presenta la imagen de un Dios anciano, particularmente cuando se habla de sus cabellos que eran como la lana pura; y, por otro lado, vemos su fuerza y su belleza, representadas en el fuego. Estamos delante del misterio de la eternidad de Dios: conviven en Dios lo antiguo y lo nuevo.

Por eso, el testimonio de los ancianos es un don auténtico, es una verdadera bendición para los niños. La alianza de los mayores con los más pequeños salvará la familia humana. Las etapas de la vida no son mundos separados que compiten entre sí, sino más bien son una alianza que une pasado, presente y futuro, dando a la humanidad fuerza y belleza.

* * *

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Asunta a los cielos, para que podamos siempre contemplar el misterio de la vida y de la muerte con ojos de eternidad. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

miércoles, 10 de agosto de 2022

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Cada día estamos más cerca del encuentro con el Señor. Ese es el pensamiento, al menos debería ser, desde la fe de los mayores o ancianos. Porque, el encuentro con el Señor, tras la muerte en este mundo, es más próximo. Por ello, la ancianidad, de la que nos habla hoy el Papa, es un momento glorioso para vivirlo en la ardiente fe de la promesa del Señor y en la esperanza de alcanzar esa morada gloriosa que Jesús nos promete.




AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 10 de agosto de 2022

[Multimedia]

_________________________

Queridos hermanos y hermanas:

En esta catequesis contemplamos a Jesús que se despide de sus discípulos con palabras de consuelo. Les dice: “No se inquieten, voy a prepararles un lugar en la Casa de mi Padre”. Después de la Ascensión del Maestro a los cielos, los discípulos experimentan, por un lado, la fragilidad del testimonio y los desafíos de la fraternidad, y por otro, la fortaleza que radica en las promesas y bendiciones del Señor.

También nosotros, en el seguimiento de Jesús, recorremos el camino de la vida como aprendices, experimentando dificultades y fatigas. En este camino se nos invita, con la gracia de Dios, a salir de nosotros mismos y a ir siempre más allá, hasta llegar a la meta definitiva, que es el encuentro con Cristo. La ancianidad es el tiempo propicio para dar testimonio de la espera anhelante de este encuentro definitivo. Por eso, sería interesante que las Iglesias locales, acompañando a las personas ancianas, les ayuden a reavivar el ministerio de la espera del Señor.

* * *

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española; chilenos, mexicanos, argentinos, hay de todo hoy. Quiero expresar mi cercanía de modo especial a los afectados en la tragedia causada por las explosiones y el incendio en la Base petrolera de Matanzas, en Cuba. Pidámosle a nuestra Madre, Reina del cielo, que vele por las víctimas de esta tragedia y sus familias. Y que interceda por todos nosotros ante el Señor, para que sepamos dar testimonio de la fe y la esperanza en la “vida del mundo futuro”. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

miércoles, 3 de agosto de 2022

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

El Papa Francisco expresó su reconocimiento y pidió perdón por la actuación de muchos cristianos, entre ellos también muchos católicos, por contribuir a la destrucción y desaparición de las culturas indígenas de esos lugares. Hoy también, escondidas en la ideologías, hay amenazas contra las tradiciones e historias de los pueblos, dejo entrever el Papa en su compartir de su último viaje.



PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 3 de agosto de 2022

[Multimedia]

_________________________

El Viaje apostólico a Canadá

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy quisiera compartir con vosotros algunas reflexiones sobre el viaje apostólico que realicé a Canadá los días pasados. Se ha tratado de un viaje diferente a los otros. De hecho, la motivación principal era la de encontrar a las poblaciones originarias para expresarles mi cercanía y mi dolor y pedir perdón - pedir perdón - por el daño que les hicieron aquellos cristianos, incluidos muchos católicos, que en el pasado colaboraron en las políticas de asimilación forzada y liberación de los gobiernos de la época.

En este sentido, en Canadá se ha iniciado un recorrido para escribir una nueva página del camino que desde hace tiempo la Iglesia está realizando junto a los pueblos indígenas. Y de hecho el lema del viaje “Caminar juntos” explica un poco esto. Un camino de reconciliación, de sanación, que presupone la conciencia histórica, la escucha de los supervivientes, la toma de conciencia y sobre todo la conversión, el cambio de mentalidad. De esta profundización resulta que, por un lado, algunos hombres y mujeres de Iglesia han estado entre los más decididos y valientes defensores de la dignidad de las poblaciones autóctonas, poniéndose de su lado y contribuyendo al conocimiento de sus lenguas y culturas; pero, por otro lado, lamentablemente no han faltado cristianos, es decir sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos que han participado en programas que hoy entendemos que son inaceptables y también contrarios al Evangelio. Y por esto yo he ido a pedir perdón en nombre de la Iglesia.

Por tanto, fue una peregrinación penitencial. Muchos fueron los momentos de alegría, pero el sentido y el tono del conjunto fue reflexión, arrepentimiento y reconciliación. Hace cuatro meses recibí en el Vaticano, en grupos diferentes, a los representantes de los pueblos originarios: en total fueron seis reuniones, para preparar un poco este encuentro.

Las grandes etapas de la peregrinación fueron tres: la primera, en Edmonton, en la parte occidental del país. La segunda, en Quebec, en la parte oriental. Y la tercera en el norte, en Iqaluit, a 300 kilómetros del círculo polar ártico. El primer encuentro tuvo lugar en Masqwacis, que significa “la colina del oso”, donde se dieron cita jefes y miembros de los principales grupos indígenas de todo el país: Primeras naciones, Métis e Inuit. Juntos hemos hecho memoria: la buena memoria de la historia milenaria de estos pueblos, en armonía con su tierra: esta es una de las cosas más hermosas de los pueblos originarios, la armonía con la tierra. Nunca maltratan la creación, nunca. En armonía con la tierra. Y también hemos recogido la memoria dolorosa de los abusos sufridos, también en las escuelas residenciales, a causa de las políticas de asimilación cultural.

Después de la memoria, el segundo paso de nuestro camino fue el de la reconciliación. No un acuerdo entre nosotros – sería una ilusión, una puesta en escena – sino un dejarse reconciliar por Cristo, que es nuestra paz (cfr Ef 2,14). Lo hemos hecho teniendo como referencia la figura del árbol, central en la vida y en la simbología de los pueblos indígenas.

Memoria, reconciliación, y finalmente sanación. Hemos dado este tercer paso del camino en la orilla del lago Santa Ana, precisamente en el día de la fiesta de santos Joaquín y Ana. Todos podemos tomar de Cristo, fuente de agua viva, y allí, en Jesús hemos visto la cercanía del Padre que nos da la sanación de las heridas y también el perdón de los pecados.

De este recorrido de memoria, reconciliación y sanación brota la esperanza por la Iglesia, en Canadá y en todos los lugares. Y ahí, la figura de los discípulos de Emaús, que después de haber caminado con Jesús resucitado, con Él y gracias a Él pasaron del fracaso a la esperanza (cfr Lc 24,13-35).

Como decía al principio, el camino junto a los pueblos indígenas ha constituido la espina dorsal de este viaje apostólico. Sobre ella se construyeron los dos encuentros con la Iglesia local y con las autoridades del país, a cuyas autoridades deseo renovar mi gratitud sincera por la gran disponibilidad y la cordial acogida que me han reservado a mí y a mis colaboradores. Y a los obispos, lo mismo. Delante de los gobernantes, de los jefes indígenas y del cuerpo diplomático reiteré la voluntad activa de la Santa Sede y de las comunidades católicas locales de promover las culturas originarias, con recorridos espirituales apropiados y con la atención a las costumbres y a las lenguas de los pueblos. Al mismo tiempo, señalé cómo la mentalidad colonizadora se presenta hoy bajo varias formas de colonizaciones ideológicas, que amenazan a las tradiciones, la historia y los vínculos religiosos de los pueblos, aplanando las diferencias, concentrándose solo en el presente y descuidando a menudo los deberes hacia los más débiles y frágiles. Se trata por tanto de recuperar un sano equilibrio, recuperar la armonía, que es más que un equilibrio, es otra cosa; recuperar la armonía entre modernidad y culturas ancestrales, entre la secularización y los valores espirituales. Y esto interpela directamente la misión de la Iglesia, enviada a todo el mundo a testimoniar, a “sembrar” una fraternidad universal que respeta y promueve la dimensión local con sus múltiples riquezas (cfr Enc. Fratelli tutti, 142-153). Ya lo he dicho, pero quiero reiterar mi agradecimiento a las autoridades civiles, a la señora gobernadora general, al primer ministro, a las autoridades locales de los lugares donde fui: doy muchas gracias por la forma en la que han favorecido la realización de los propósitos y de los gestos que he mencionado. Y deseo dar las gracias a los obispos y sobre todo por la unidad del episcopado: la realización de los fines del viaje fue posible porque los obispos estaban unidos, y donde hay unidad se puede ir adelante. Por esto quisiera subrayar esto y dar las gracias a los obispos de Canadá por esta unidad.

Y en el signo de la esperanza fue el último encuentro, en la tierra de los Inuit, con jóvenes y ancianos. Y os aseguro que, en estos encuentros, sobre todo en el último, he tenido que sentir como bofetadas el dolor de esa gente: los ancianos que han perdido a los hijos y no sabían dónde estaban, por esta política de asimilación. Fue un momento muy doloroso, pero se tenía que dar la cara: tenemos que dar la cara delante de nuestros errores, de nuestros pecados. También en Canadá es un binomio-clave, jóvenes y ancianos, es un signo de los tiempos: jóvenes y ancianos en diálogo para caminar juntos en la historia entre memoria y profecía, que están de acuerdo. La fortaleza y la acción pacífica de los pueblos indígenas de Canadá sea de ejemplo para todas las poblaciones originarias a no cerrarse, sino a ofrecer su indispensable contribución para una humanidad más fraterna, que sepa amar a la creación y al Creador, en armonía con la creación, en armonía entre todos vosotros.

________________________________________________________

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Los invito a seguir “caminando juntos” y estar atentos a los signos de los tiempos. Y así podremos descubrir —como los discípulos de Emaús— al mismo Jesús, que se acerca y camina con nosotros, que nos hace arder el corazón con su Palabra y parte para nosotros el Pan. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

_________________________________

LLAMAMIENTO

Mañana es el segundo aniversario de la explosión en el puerto de Beirut. Mi pensamiento va a las familias de las víctimas de aquel desastroso evento y al querido pueblo libanés: rezo para que cada uno pueda ser consolado por la fe y confortado por la justicia y la verdad, que nunca se debe esconder.

Deseo que el Líbano, con la ayuda de la comunidad internacional, siga recorriendo el camino de “renacimiento”, permaneciendo fiel a la propia vocación de ser tierra de paz y de pluralismo, donde las comunidades de religiones diferentes puedan vivir en fraternidad.

_______________________________

Resumen leído por el Santo Padre en español

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy quisiera compartirles algunas de las experiencias que viví en el Viaje apostólico a Canadá. El lema del viaje fue “Caminar juntos”, y quise realizarlo como una peregrinación penitencial, para pedir perdón a los pueblos indígenas por lo que sufrieron a causa de tantos cristianos, y entre ellos muchos católicos. Fue un camino recorrido en tres grandes etapas: Edmonton, Quebec e Iqaluit; y en este itinerario se dieron tres pasos: la memoria, la reconciliación y la sanación, que son posibles gracias al encuentro con Cristo, nuestra esperanza.

Ante las ideologías que amenazan a los pueblos intentando borrar su historia y sus tradiciones, la Iglesia se siente interpelada y no quiere repetir errores. Su misión en el mundo es anunciar el Evangelio y construir la unidad respetando y valorando la diversidad de cada pueblo y de cada persona. Para esta misión, un binomio-clave es la relación entre ancianos y jóvenes, un diálogo entre memoria y profecía que puede edificar un mundo más fraterno y solidario.