jueves, 26 de abril de 2012

A PROPÓSITO DE PASARLO BIEN

Jn 6, 22-29 →¡Qué buen rato se pasaría con Jesús!

Andamos corriendo para conseguir espacios de poder pasarlo bien. Si nos paramos a pensar, andamos buscando momentos que nos satisfagan y nos procuren bienestar y emociones placenteras. Todos buscamos pasarlo bien.

Sin embargo, cuando logramos encontrar un momento de esos, siempre terminamos de la misma forma. ¡Qué pena, se acabó!, pero, decimos como consolación y pena, hemos pasado un buen rato. Y seguimos la lucha por volver a conseguir pasar otro buen rato. Alguna circunstancias que nos procure felicidad. ¡Es la carrera de todos los días!

Incluso nos juntamos para pasarlo bien y entretenernos. Y me parece muy bien todo eso. Yo no me puedo excluir de ello, y trato de buscar una buena película, un buen partido o hablar con los amigos para conseguir pasar un buen momento. Es nuestra humanidad insaciable de felicidad que no para de buscar. Se trata de eso, de buscar lo que nos haga feliz.

Eso le pasó a aquella gente contemporánea de Jesús. Lo buscaban para saciarse, para satisfacer la sed de tantas cosas que necesitaban, cosas de este mundo, pero efímeras, caducas... satisfechos, de inmediato vuelve a aparecer el hambre y sed de saciarse de nuevo. Buscar a Jesús por eso no es bueno del todo, porque no tomamos lo verdaderamente importante, sino lo temporal, lo que tiene su tiempo marcado.

En muchos momentos de nuestra vida lo buscamos para llenar un espacio muerto que tenemos y que lo pasamos mal, nos aburrimos, estamos solos sin saber qué hacer. Se lo dedicamos a Él, entre paréntisis, no buscándolo, sino buscando nuestro momento de entretenernos y pasarlo bien,

Es lo que Jesús les reprocha a aquellos que le buscan para saciar su hambre. Les advierte de que lo importante es buscar el alimento imperecedero, aquel que nunca deja de saciarnos, y encontrado nos llena plenamente para toda la eternidad.

Porque, una pregunta, ¿no pasamos un buen rato con Jesús en medio de nosotros? Incluso con la conversación divertida, chistosa, amigable... Sin olvidarnos de que Él está también en esa tertulia para ayudarnos a alumbrar todo, hasta los ratos de relajamiento, desde Él. Porque es el Camino, la Verdad y la Vida.

Eso es lo verdaderamente importante, lo que nos hace pasar, no un buen rato, sino una buena eternidad, porque también existe una mala eternidad para los que se quedan distraído y se autocolocan a la izquierda del Señor. Esa es, sin obviar que lo demás también tiene sus buenos momentos, lo que debe llenar profundamente nuestros espacios de amistad, de tertulia y café. Amén.