miércoles, 30 de agosto de 2023

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy el Papa Francisco nos habla de una persona sencilla, humilde y servicial. Esa fueron sus virtudes que el Papa Francisco exalta hoy. Y eso es precisamente lo que significa ser santa, vivir en la normalidad el amor de Dios apoyado en la cruz, signo de amor y servicio. 




PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 30 de agosto de 2023

 

Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. 19. Rezar y servir con alegría: Santa Catalina Tekakwitha, la primera santa nativa norteamericana

Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy, reflexionamos sobre santa Catalina Tekakwitha, la primera nativa norteamericana en ser canonizada. Cuando Catalina tenía apenas cuatro años, sus padres y su hermano menor murieron a causa de una epidemia de viruela. Ella sobrevivió, pero le quedaron algunas secuelas físicas. A los veinte años recibió el Bautismo. Esta decisión provocó incomprensiones y amenazas entre los suyos, por lo que tuvo que refugiarse en la región de los mohicanos, en una misión de los Padres jesuitas. 

Todos estos acontecimientos suscitaron en Catalina un gran amor por la cruz, que es a su vez el signo definitivo del amor de Cristo por todos nosotros. En la comunidad, ella se distinguió por su vida de oración y de servicio humilde y constante. Enseñaba a los niños a rezar, cuidaba a los enfermos y a los ancianos. En definitiva, supo dar testimonio del Evangelio viviendo lo cotidiano con fidelidad y sencillez. Que también nosotros sepamos vivir lo ordinario de manera extraordinaria, pidiendo la gracia de ser —como esta joven santa— verdaderos seguidores de Jesús.

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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Mañana por la tarde partiré hacia el continente asiático, para visitar a los hermanos y hermanas de Mongolia. Les pido que me acompañen en este viaje con su oración. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

miércoles, 23 de agosto de 2023

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Retomamos de nuevo la audiencia del Papa Francisco de los miércoles. Hoy el Papa continúa el ciclo de catequesis dedicadas al tema del celo apostólico. Y nos habla de la evangelización del continente americano: la Virgen de Guadalupe y su aparición a Juan Diego.Toda evangelización, nos dice el Papa, exigirá esfuerzo, sacrificio, retos e incomprensiones. Así le sucedió a Jesús y nos sucederá a todos los que proclamemos la verdad y el amor. 



PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 23 de agosto de 2023

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Queridos hermanos y hermanas:

Retomamos el ciclo de catequesis dedicadas al tema del celo apostólico. Hoy reflexionamos sobre la evangelización en el continente americano, y ahí tenemos un modelo excepcional: la Virgen de Guadalupe. En México —como en Lourdes y en Fátima— María se apareció a una persona humilde, sencilla, a un indio que se llamaba Juan Diego, y de ese modo hizo llegar su mensaje a todo el Pueblo fiel de Dios. Ella anuncia a Jesús siguiendo el camino de la inculturación, es decir, por medio de la lengua y la cultura autóctonas, y con su cercanía materna manifiesta a todos sus hijos el amor y el consuelo de su Inmaculado Corazón.

A Juan Diego no le fue fácil ser mensajero de la Virgen, tuvo que afrontar incomprensiones, dificultades e imprevistos. Esto nos enseña que para anunciar el Evangelio no es suficiente dar testimonio del bien, sino a veces saber sufrir los males, con paciencia y constancia, sin miedo a los conflictos. En esos momentos difíciles de conflictos, invoquemos a María, nuestra Madre, que siempre nos ayuda, nos alienta y nos guía hacia Dios.

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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Por intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, pidamos al Señor que auxilie y que fortalezca especialmente a las madres y a las abuelas, que son las primeras mensajeras del Evangelio para sus hijos y sus nietos. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias. 

miércoles, 16 de agosto de 2023

ANGELUS, SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

Hoy el Papa Francisco, en el día de la Asunción de María, Madre de Dios y Madre nuestra, al cielo en cuerpo y alma, nos recuerda su gran testimonio de servicio al prójimo y alabanza a Dios. Nos llenan de esperanza, Santo Padre, sus palabras que nos reconfortan y nos alegran en la esperanza de, como María, por su intercesión como nuestra Madre y por la Infinita Misericordia de Dios, nuestro Padre, reunirnos con ella un día en el Cielo. Amén.


SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Martes, 15 de agosto de 2023

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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, solemnidad de la Asunción de la Virgen María, contemplamos su ascensión en cuerpo y alma a la gloria del Cielo. También el Evangelio de hoy nos la presenta ascendiendo, esta vez a una "región montañosa" (Lc 1, 39). ¿Y por qué sube? Para ayudar a su prima Isabel, y allí proclama el cántico gozoso del Magnificat. María sube y la Palabra de Dios nos revela lo que la caracteriza mientras sube: El servicio al prójimo y la alabanza a Dios. Ambas cosas: María es la mujer del servicio al prójimo y María es la mujer que alaba a Dios. Por otra parte, el evangelista Lucas narra la propia vida de Cristo como una ascensión, hacia Jerusalén, el lugar de la entrega de sí mismo en la cruz, y del mismo modo describe el camino de María. Jesús y María, en definitiva, recorren el mismo camino: dos vidas que suben hacia lo alto, glorificando a Dios y sirviendo a los hermanos. Jesús como el Redentor, que da su vida por nosotros, por nuestra justificación; María como la sierva que sale a servir: dos vidas que vencen a la muerte y resucitan; dos vidas cuyos secretos son el servicio y la alabanza. Detengámonos en estos dos aspectos: servicio y alabanza.

El servicio. Es cuando nos agachamos para servir a nuestros hermanos y hermanas es cuando subimos: es el amor lo que eleva la vida. Nosotros vamos a servir a nuestros hermanos y hermanas y por este servicio vamos "subiendo". Pero servir no es fácil: la Virgen, que acaba de concebir, recorre casi 150 kilómetros para llegar a casa de Isabel desde Nazaret. Ayudar tiene su precio, a todos nosotros. Lo experimentamos siempre, en el cansancio, la paciencia y las preocupaciones que conlleva el cuidado de los demás. Pensemos, por ejemplo, en los kilómetros que muchas personas recorren cada día para ir y volver del trabajo y realizar muchas tareas en favor del prójimo; pensemos en los sacrificios de tiempo y de sueño para cuidar a un niño o a un anciano; y en el compromiso de servir a los que no tienen nada que devolver, tanto en la Iglesia como en el voluntariado. Yo admiro el voluntariado. Es fatigoso, pero es subir hacia lo alto, ¡es ganar el Cielo! Esto es verdadero servicio.

Pero el servicio corre el riesgo de ser estéril sin la alabanza a Dios. En efecto, cuando María entra en casa de su prima, alaba al Señor. No habla de su cansancio por el viaje, sino que de su corazón brota un cántico de júbilo. Porque quien ama a Dios sabe alabar. Y el Evangelio de hoy nos muestra "una cascada de alabanzas": el niño salta de alegría en el seno de Isabel (cf. Lc 1,44), que pronuncia palabras de bendición y "la primera bienaventuranza": "Feliz de ti por haber creído" (Lc 1,45); y todo culmina en María, que proclama el Magnificat (cf. Lc 1,46-55). La alabanza aumenta la alegría. La alabanza es como una escalera: eleva los corazones. La alabanza levanta el ánimo y vence la tentación de caer. ¿Han visto que las personas aburridas, las que viven de la charlatanería, son incapaces de alabar? Pregúntense: ¿soy capaz de alabar? ¡Qué bueno es alabar a Dios cada día, y también a los demás! ¡Qué bueno es vivir de gratitud y bendición en lugar de lamentaciones y quejas, mirar hacia lo alto en lugar de enfadarse! Las quejas: hay gente que se queja todos los días. Pero mira que Dios está cerca de ti, mira que te ha creado, mira las cosas que te ha dado. ¡Alaba, alaba! Y eso es salud espiritual.

Servicio y alabanza. Tratemos de preguntarnos: ¿Yo vivo mi trabajo y mis ocupaciones cotidianas con espíritu de servicio o con egoísmo? ¿Me dedico a alguien gratuitamente, sin buscar beneficios inmediatos? En definitiva, ¿hago del servicio el "trampolín" de mi vida? Y pensando en la alabanza: ¿sé, como María, exultar en Dios (cf. Lc 1,47)? ¿Rezo bendiciendo al Señor? Y, después de alabarlo, ¿contagio su alegría entre las personas que encuentro? Cada uno intente responder a estas preguntas.

Que nuestra Madre, Asunta al Cielo, nos ayude a subir cada día más hacia lo alto mediante el servicio y la alabanza.

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Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas

Saludo cordialmente a todos los presentes, romanos y peregrinos de diversos países. Saludo en particular a los jóvenes de la Diócesis de Verona, con los mejores deseos para su experiencia de verano en Roma.

Hoy confiamos a María Asunta al Cielo nuestra súplica por la paz, en Ucrania y en todas las regiones devastadas por la guerra: ¡son tantas, por desgracia! El estruendo de las armas cubre los intentos de diálogo; el derecho de la fuerza prevalece sobre la fuerza del derecho. Pero no nos desanimemos, sigamos esperando y rezando, porque es Dios, es Él quien guía la historia. ¡Que Él nos escuche!

Y hoy, día de la Virgen, ¡saludo a los chicos de la Inmaculada! ¡Feliz fiesta a todos! Por favor, no olvidéis rezar por mí. Buen almuerzo y ¡adiós!

 

miércoles, 9 de agosto de 2023

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy el Papa Francisco vuelve a las audiencias después de las vacaciones. Y lo hace compartiendo con todos nosotros su experiencia última vivida en la JMJ de Lisboa. Es evidente, nos dice el Papa, que esa JMJ es ante todo un encuentro con Cristo y una mirada de intercesión a su Madre que nos auxilia apresuradamente, como dice el Papa Francisco a todas nuestras peticiones. Gracias, Santo Padre. 



PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 9 de agosto de 2023

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Catequesis. El Viaje apostólico a Portugal con motivo de la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En los días pasados fui a Portugal para la 37ª Jornada Mundial de la Juventud.

Esta JMJ de Lisboa, celebrada después de la pandemia, ha sido sentida por todos como don de Dios, que ha vuelto a poner en movimiento los corazones y los pasos de los jóvenes, tantos jóvenes de todas las partes del mundo - ¡tantos! – para ir a encontrarse y encontrar a Jesús.

Como bien sabemos, la pandemia ha tenido un fuerte impacto en los comportamientos sociales: el aislamiento a menudo ha degenerado en encierro, y los jóvenes se han visto particularmente afectados por él. Con esta Jornada Mundial de la Juventud, Dios ha dado un "empujón" en sentido contrario: esta ha marcado un nuevo inicio de la gran peregrinación de los jóvenes a través de los continentes, en nombre de Jesucristo. Y no es casualidad que haya sucedido en Lisboa, una ciudad que se asoma al océano, ciudad símbolo de las grandes exploraciones por mar.

Y entonces en la Jornada Mundial de la Juventud el Evangelio propuso a los jóvenes el modelo de la Virgen María. En su momento más crítico, [María] va a visitar a su prima Isabel. Dice el Evangelio: «Se levantó y partió sin demora» (Lc 1,39). A mí me gusta mucho invocar a la Virgen bajo este aspecto: la Virgen "apresurada", que siempre hace las cosas apresurada, nunca nos hace esperar, porque Ella es la madre de todos. Así María hoy, en el tercer milenio, guía la peregrinación de los jóvenes tras las huellas de Jesús. Como hizo hace un siglo en Portugal, en Fátima, cuando se dirigió a tres niños encomendándoles un mensaje de fe y de esperanza para la Iglesia y el mundo. Por esto, en la JMJ, volví a Fátima, al lugar de las apariciones, y junto a algunos jóvenes enfermos recé a Dios para que sane al mundo de las enfermedades del alma: la soberbia, la mentira, la enemistad, la violencia – son enfermedades del alma y el mundo está enfermo de estas enfermedades. Y hemos renovado nuestra consagración, de Europa, del mundo al Corazón de María, al Corazón Inmaculado de María. He rezado por la paz, porque hay muchas guerras en todas las partes del mundo, muchas.

Los jóvenes del mundo acudieron a Lisboa numerosos y con gran entusiasmo. Les encontré también en pequeños grupos, y algunos con muchos problemas; el grupo de jóvenes ucranianos llevaban historias que eran dolorosas. No eran unas vacaciones, un viaje turístico, y tampoco un evento espiritual fin en sí mismo; la Jornada Mundial de la Juventud es un encuentro con Cristo vivo a través de la Iglesia. Los jóvenes van a encontrar a Cristo. Es verdad, donde hay jóvenes hay alegría y hay un poco de todas estas cosas.

Mi visita a Portugal, con motivo de la JMJ, se benefició de su ambiente festivo, de esta ola de jóvenes. Doy gracias a Dios por ello, pensando especialmente en la Iglesia de Lisboa que, a cambio del gran esfuerzo realizado por la organización y la acogida, recibirá nuevas energías para continuar el nuevo camino, para echar de nuevo las redes con pasión apostólica. Los jóvenes en Portugal son ya hoy una presencia vital, y ahora, después de esta "transfusión" recibida por las Iglesias de todo el mundo, lo serán todavía más. Y muchos jóvenes, al regresar, han pasado por Roma, les estamos viendo también aquí, hay algunos que han participado en esta Jornada. ¡Ahí están! Donde están los jóvenes hay ruido, ¡saben hacerlo bien!

Mientras que en Ucrania y en otros lugares del mundo se combate, y mientras en ciertas salas escondidas se planifica la guerra – es feo esto, ¡se planifica la guerra! - la JMJ ha mostrado a todos que otro mundo es posible: un mundo de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una junto a la otra, ¡sin odio, sin miedo, sin cierres, sin armas! El mensaje de los jóvenes ha sido claro: ¿lo escucharán los "grandes de la tierra"? Me pregunto, ¿escucharán este entusiasmo juvenil que quiere paz? Es una parábola para nuestro tiempo, y todavía hoy Jesús dice: "¡El que tenga oídos, que oiga! ¡El que tenga ojos, que vea!". Esperemos que todo el mundo escuche esta Jornada de la Juventud y mire esta belleza de los jóvenes yendo adelante.

Expreso nuevamente mi gratitud a Portugal, a Lisboa, al presidente de la República, que estuvo presente en todas las celebraciones, y a las otras autoridades civiles; al patriarca de Lisboa -¡que lo ha hecho bien! -, al presidente de la Conferencia Episcopal y al obispo coordinador de la Jornada Mundial de la Juventud, a todos los colaboradores y voluntarios. Pensad que los voluntarios – fui a encontrarles el último día, antes de volver – eran 25 mil: ¡esta Jornada ha tenido 25 mil voluntarios! ¡Gracias a todos! Por intercesión de la Virgen María, el Señor bendiga a los jóvenes del mundo entero y bendiga al pueblo portugués. Rezamos juntos a la Virgen, todos juntos, para que Ella bendiga al pueblo portugués.

[recita el Ave María]


 

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Veo banderas mexicanas, colombianas, panameñas, argentinas, salvadoreñas. Un saludo a todos. Pidamos al Señor, por intercesión de Nuestra Señora de Fátima, que bendiga y fortalezca a todos los que han participado en la Jornada Mundial de la Juventud, para que lleven la alegría del Evangelio hasta los confines de la tierra. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Gracias.