miércoles, 28 de junio de 2017

AUDIENCIAS PAPA FRANCISCO

Es muy importante lo que el Papa Francisco nos dice hoy. Un cristiano sin esperanza deja de ser cristiano. Porque el creyente vive de la esperanza. Una esperanza de Vida Eterna en plenitud de amor. Somos personas, como nos dice el Papa Francisco, "contracorriente". Y eso significa que vamos contra los criterios del mundo. Mientras que el mundo emplea la violencia para imponer, corregir o hacer justicia, el cristiano, salvo ser astuto y prudente, como nos dice el Papa, nunca puede responder con violencia.

El cristiano tiene que tener muy claro su meta. Y esta es la cruz, su propia cruz, que debe ser puesta a los pies de la Cruz de su Maestro y Señor. Y esa cruz, la suya, es el resultado de sus propios pecados y testimonio de amor a Dios y al prójimo. Una cruz que muchas veces le llevará a dar su vida por amor. Si no sabe que ese es su camino, fallecerá y se desviará fácilmente. Porque su esperanza se muere y no le mantiene firme, alegre y confiando en la Palabra del Señor.




PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles 28 de junio de 2017


Queridos hermanos y hermanas:

Hoy reflexionamos sobre la esperanza cristiana como fuerza de los mártires. Jesús advierte a sus discípulos que serán odiados por seguirle. Los cristianos son hombres y mujeres «contracorriente», que siguen la lógica del Evangelio, que es la lógica de la esperanza. Esto se traduce en un estilo de vida concreto: deben vivir la pobreza, recorriendo su camino con lo esencial, y con el corazón lleno de amor; deben ser prudentes y a la vez astutos; pero jamás violentos. El mal no se puede combatir con el mal.

La única fuerza del cristiano es el Evangelio. En el momento de la prueba el cristiano no puede perder la esperanza, porque Jesús está con nosotros; él ha vencido el mal y nos acompaña en todas las circunstancias que nos toca vivir.

Desde los primeros cristianos, se ha denominado la fidelidad a Jesús con la palabra «martirio», es decir, testimonio. Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar sus propias ideas, sino que aceptan morir solo por la fidelidad al Evangelio. Por eso, no se puede utilizar la palabra mártir para referirse a los que cometen atentados suicidas, porque en su conducta no se halla esa manifestación del amor a Dios y al prójimo que es propia del testigo de Cristo. 


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Saludo también al grupo argentino que ha trabajado sobre la encíclica Laudato si’ y el diálogo interreligioso, y al integrante islámico de ese grupo: ¡feliz cumpleaños!
Mañana celebraremos la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, que dieron su vida por amor a Cristo. Pidamos a Dios por su intercesión que nos conceda el don de la fortaleza para seguirle y ser sus testigos viviendo la esperanza cristiana, sobre todo en ese martirio continuo y escondido de hacer bien y con amor nuestras obligaciones de cada día.



Muchas gracias.

Por sus frutos los reconocerán...

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 7,15-20.



Jesús dijo a sus discípulos:

Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? 
Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos.

Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. 
Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego.

Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.

Palabra del Señor


Señor, Tú nos hablas de los malos profetas, pero al mismo tiempo nos hablas de nosotros mismos. Dices que al árbol se le conoce por sus frutos, a nosotros por nuestras obras. Mencionas que no es suficiente con ver el tronco del árbol para conocerlo, sino que necesitamos recurrir a sus frutos. Por eso, deseo unirme a ti, para que produzcas en mí frutos de amor y de entrega.
Jesús, Tú eres la Vid en la que quiero insertarme para dar buenos frutos. Sé que por mis propias fuerzas, puedo poco; pero que unido a ti, lo puedo todo. No me deseches nunca de tu Corazón, antes bien, concédeme ser fiel a tu presencia en mi vida. “Concédeme vivir siempre tus mandamientos y no permitas que me separe de ti”. 
Amén