viernes, 31 de marzo de 2017

El que me envió dice la verdad...

Evangelio  de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan 7,1-2.10.25-30


Juan 7,1-2.10.25-30.

Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo.

Se acercaba la fiesta judía de las Chozas.

Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver.

Algunos de Jerusalén decían: "¿No es este aquel a quien querían matar?

¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías?

Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es".

Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen.

Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió".

Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.


Palabra del Señor

jueves, 30 de marzo de 2017

El testimonio de Dios legitima a Jesús...

Evangelio según San Juan 5,31-47.





Jesús dijo a los judíos:

Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría.

Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero.

Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.

No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes.

Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz.

Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado.

Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro,  y su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió.

Ustedes examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener  Vida.

Mi gloria no viene de los hombres.

Además, yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes.

He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí lo van a recibir.

¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que sólo viene de Dios?

No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza.

Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito acerca de mí.

Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo les digo?".


Palabra del Señor


Reflexión Padre  J. Garcia

Conforme crece cada persona se va haciendo una imagen de si misma, que le sirve como motivación para adoptar conductas particulares, y alcanzar metas de realización personal, esto lo aprendemos de la psicología social, de lo que pensemos de nosotros mismos, de como deseamos vernos y ser vistos, depende como procesamos la información que recibimos del entorno. Si lo que recibimos sintoniza con nuestra propia imagen y valores lo asimilamos y apoyamos. Pero si lo que percibimos del entorno no emplasma con nuestra propia imagen, lo resistiremos y lo rechazaremos. Debido a estos mecanismos el encuentro con lo diferente, con lo otro, lo que no corresponde a mis propias ideas e imágenes requerirá siempre un esfuerzo consciente de apertura  y tolerancia. 
El Evangelio de hoy puede impulsarnos a revisar nuestra imagen personal, y colocarla junto a la de Jesús.

¿Cuales voces escuchaba Él, y cuales nosotros para definir el modo de ser y de actuar? 
¿Cual es el honor que juzga, que Jesús busca y cual es  el que yo persigo?
¿Cual es la marca del Evangelio en mis modos de vida? 

Pues todo depende de eso; para que  nosotros mismos tengamos una imagen de nosotros mismos. 

Ojalá que vayamos buscando la imagen que se parece a la imagen de Jesús.

miércoles, 29 de marzo de 2017

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Ayer me asaltó una terrible duda. En un momento del día, creo que fue por la tarde, me vino al pensamiento el misterio de Dios. ¿Cómo pudo hacerse a sí mismo? ¿De dónde viene su poder? Confieso que desde niño, y también, joven, había tenido esos pensamientos en momentos puntuales. Más, inmediatamente, me mente se abandona a la realidad y experimento que estoy, existo y he sido creado. 

Y en mi corazón palpita la huella de Dios, de ese Dios revelado por Jesús, que me ha creado a su imagen y semejanza. Descubro mi ADN espiritual: felicidad, eternidad y amor, que me asemeja a Dios, mi Padre Dios que me revela Jesús, el Hijo de Dios encarnado en naturaleza humana. Y hoy, nuestro querido Papa Francisco, nos habla de la esperanza. Esa esperanza en la que todo hombre anhela alcanzar esa felicidad eterna y gozosa que experimenta en el amor. 

Sí, me decía, Dios está dentro de mí. No sé de dónde ha salido ni de donde viene su Poder, pero sí, Dios está presente en mi vida y llegar a Él mantiene viva todas mis esperanzas. Y, como Abrahán, sostengo mi esperanza en Él confiado que, como dice nuestro Papa Francisco: nuestra vida se iluminará con la certeza de saber que Aquél que ha resucitado a su Hijo de la muerte nos resucitará también a todos nosotros y nos hará ser una sola cosa con Él, junto a todos nuestros hermanos en la fe.






PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 29 de marzo de 2017


Queridos hermanos:

En la catequesis de hoy hemos visto la estrecha relación que hay entre la fe y la esperanza. En la carta a los Romanos, san Pablo nos dice que Abrahán, «apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza». El patriarca, a pesar de sus muchos años y la esterilidad de su mujer Sara, siguió creyendo en la promesa que Dios le había hecho de darle una gran descendencia. Frente a la evidencia de una realidad contraria a toda esperanza humana, él se fía de Dios con la certeza de que el Señor cumplirá sus promesas. También nosotros estamos llamados a vivir una esperanza como la de Abrahán, que no se apoya en razonamientos, o en previsiones o cálculos humanos, sino que hunde sus raíces en la fe en la Palabra de Dios. Así nuestra vida se iluminará con la certeza de saber que Aquél que ha resucitado a su Hijo de la muerte nos resucitará también a todos nosotros y nos hará ser una sola cosa con Él, junto a todos nuestros hermanos en la fe.

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a la Virgen María que en este tiempo de cuaresma nos ayude a intensificar nuestra preparación espiritual para que la celebración del misterio pascual de Cristo renueve nuestra fe y nuestra esperanza. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.

Autoridad de Jesús...

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan 5,17-30.





Jesús dijo a los judíos:

"Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo".

Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.

Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: "Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo.

Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados.

Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere.

Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida.

Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.

Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella, y le dio autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre.

No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio.

Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.

Palabra del Señor


Reflexión Monseñor Flabio Martínez
Una vez más, se nos presenta este tiempo de cuaresma  como un tiempo favorable para encontrarnos con Dios,  con esa misericordia de nuestro Dios Amor y tener vida, porque Dios es un Amor que crea vida en nosotros, es un Dios compasivo y misericordioso.
Jesús nos sigue dando esa oferta de vida plena por medio de la escucha de su palabra, estamos pues llamados a la vida, haciendo el bien, trabajando y amando como verdaderos hijos de Dios, mi Padre trabaja siempre  y yo también trabajo. El Señor Jesús nos hace una invitación clara  a que no seamos hijos de Dios, a que no seamos cristianos floreros, sino que seamos discípulos verdaderos de Jesús con un corazón abierto hacia las necesidades de nuestros hermanos, que nadie de los otros cierre sus ojos y su corazón a su hermano. La obra fundamental de Jesús es revelar el amor de Dios escuchemos a Jesús y quien escucha a Jesús tiene vida y tiene vida eterna.




martes, 28 de marzo de 2017

Para curarte no debes esperar...

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 5,1-16.



Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.

Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua.

[Porque el Angel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado, cualquiera fuera su mal.]

Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años.

Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?". El respondió: "Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes".

Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y camina".

En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado,
y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: "Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla".

El les respondió: "El que me curó me dijo: 'Toma tu camilla y camina'".

Ellos le preguntaron: "¿Quién es ese hombre que te dijo: 'Toma tu camilla y camina?'".

Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.

Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: "Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía".

El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.

Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.


Palabra del Señor



Reflexión P. J. Garcia

El Evangelio nos da la oportunidad de analizar nuestra capacidad motriz  espiritual.  ¿Cual es nuestra situación espiritual? Comencemos por precisar lo que nos mueve a actuar,  identifiquemos el móvil de lo que hacemos en el día a día, ¿Tenemos una meta espiritual? ¿Trabajamos por ella? ¿Con que nos ayudamos para conseguirla? Todo esto deriva de la pregunta de Jesús: ¿Quieres sanarte? ¿Estamos prontos a levantarnos? ojala que de verdad queramos estar sanos de las parálisis que a veces tenemos, no solamente la pereza que a veces nos paraliza, sino también nuestro cansancio espiritual, que a veces nos procuramos por estar haciendo otras cosas menos las cosas de Dios. Lo que menos cansa es atender  y servir a nuestro Señor en relación con nuestros hermanos.



sábado, 25 de marzo de 2017

PROGRAMA SEMANA SANTA



La Anunciación del Señor...

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 1,26-38.






El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;  él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,  reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".

María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".

El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.

También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,  porque no hay nada imposible para Dios".

María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel  se alejó.

Palabra del Señor

Hoy celebramos la encarnación del Hijo de Dios. Nueve meses antes de Navidad,  celebramos  LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS,  que San Lucas describe en el anuncio del Ángel Gabriel a la Santísima Virgen María, que sería Madre del Hijo del Altísimo, Madre de Dios y la aceptación de María Santísima como sierva y esclava del Señor. 

Reflexión Padre J. García.
María nuestra Madre, María de Nazareth, vivió en una sociedad patriarcal que consideraba a las mujeres como menores de edad, la virginidad femenina garantizaba honra y buen nombre a la familia, además de una dote sustanciosa si algún varón bien situado se fijaba en ella. Perder la pureza con alguien distinto al esposo prometido significaba la ruina. El fruto de alguna unión ilegitima corría suerte igualmente vergonzosa, no podría casarse; sino con alguien en su misma condición. Pero la vergüenza pública no detuvo a María para dar su Si, a la singular propuesta de ser Madre que el enviado celeste le hizo. 
La Anunciación nos ayuda a ver que el proyecto de la salvación de Dios, no camina sin el concurso humano y que transitan caminos inesperados y hasta irregulares, tales modos nos despiertan sospechas todavía, porque todo lo regulamos y prevemos, con frecuencia relegamos la fuerza incontenible del Espíritu que hace posible lo imposible. La Anunciación a María debe despertarnos el ansia de alcanzar lo imposible.
El sueño mesiánico es eso que solo puede hacer  Dios con nosotros.

¡Tantos milagros que el Señor  quiere hacer!  y nosotros lo regulamos todo.

¡Confiemos en Él!  Porque para Él;  NO HAY  NADA IMPOSIBLE.






jueves, 23 de marzo de 2017

El Reino de Dios ha llegado a nosotros...

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 11,14-23.



Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".

Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.

Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.

Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.

Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.

Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.

Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.


El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Palabra del Señor...


Reflexión P. Ignacio Buisán

“El que no está conmigo, está contra mí;  el que no recoge conmigo, desparrama”.  La expulsión de un demonio, que era mudo, y los diferentes comentarios que se suscitan del  hecho, dan pie a Jesús para hablar de una lucha:  la lucha entre el bien y el mal,  la lucha entre el Reino de Dios y el reino de satanás. Se trata de una lucha en la que todos estamos involucrados y en la que hay que apostar, en la que hay que tener un  “favorito”,  en la que hay que optar por uno de los bandos.


Jesús es rechazado por algunos; e incluso se le acusa de obrar movido por los demonios.

La lucha se está dando, no en un escenario externo, sino en el interior de las personas. Por lo tanto, no somos unos espectadores pasivos, sino parte involucrada, y la apuesta es  “todo o nada”.   Abrir rendijas a la duda o a la desconfianza, es permitir que “otro más fuerte” nos asalte y nos venza.

Al liberar a algunos hombres de los males terrenos del hambre, de la injusticia, de la enfermedad y de la muerte, Jesús realizó unos signos mesiánicos; no obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo, sino a liberar a los hombres de la esclavitud más grave, la del pecado, que es el obstáculo en su vocación de hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres humanas. 

A Jesús le pedían “señales milagrosas”, pero Él no respondió con señales milagrosas, sino con argumentos lógicos; Jesús respondió con argumentos comprensibles para el que quería y estaba abierto a comprender.

Esta es una de las ventajas de nuestra fe:  que es una fe que se puede entender,  es una fe que tiene lógica, que tiene su razonabilidad, que tiene su peso argumental.  La fe no es algo que se impone, sin más, a la razón, sino que se convierte en una invitación razonable a dar el paso del creer sin ver del todo, pero tiene sentido, tiene historia, tiene de dónde dar  “razones”.

La dinámica de la Encarnación pone a la altura del pensamiento humano el misterio de Dios y lo hace asequible a todo aquel que se abra a la lógica de un Dios que se hace hombre:   “Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el  Reino de Dios”.  Pero la Encarnación plantea, también, un reto, un dilema: al hacerse  hombre, Dios se hizo “igual”  al hombre, así el hombre tiene posibilidad de adherirse a Él en cuanto hombre o de rechazarlo:  “conmigo o contra mí”.  

Si es  “conmigo”,  es decir, si apostamos por Él, vamos a “recoger” todos los frutos que brotan de esa  confianza-fe  en Él.  Si es  “contra mí”,  gana la desconfianza y todo lo sembrado por Dios en nosotros, se desparrama.


La venida del Reino de Dios es la derrota del reino de satanás: "Pero si por el Espíritu de Dios yo expulso los demonios, es que ha llegado a ustedes el Reino de Dios" (Mt 12,28). Los exorcismos de Jesús liberan a los hombres de los dominios de los demonios. Anticipan la gran victoria de Jesús sobre «el príncipe de este mundo» (Jn 12,31). Por la Cruz de Cristo será definitivamente establecido el Reino de Dios: «Dios reinó desde el madero de la Cruz».


miércoles, 22 de marzo de 2017

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO






PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 22 de marzo de 2017


San Pablo continúa ayudándonos a comprender mejor en qué consiste la esperanza cristiana. Hoy señala dos actitudes importantes para nuestra vida y nuestra experiencia de fe. La perseverancia o paciencia es la capacidad de soportar, de permanecer fieles, sobre todo en medio de las situaciones adversas. Por otra parte, la otra actitud, la consolación es la gracia de saber acoger y mostrar en todo momento, especialmente en aquellos momentos marcados por el sufrimiento y la desilusión, la presencia y la acción compasiva de Dios que nunca nos abandona y permanece siempre fiel en su amor por nosotros.

Por eso el Apóstol afirma que somos fuertes, porque en la lógica del Evangelio nuestra fuerza no viene de nosotros sino del Señor, que nos concede experimentar su consolación y su amor fiel, y nos da la capacidad de estar cerca de los hermanos más débiles y de hacernos cargo de su fragilidad.

La Palabra de Dios alimenta en nosotros la esperanza, que se traduce concretamente en servicio recíproco y en el compartir. Esto es posible sólo cuando en el centro está Cristo y su Palabra, porque él es el “hermano fuerte” que nos cuida y nos carga sobre sus hombros de “Buen Pastor”, tierno y solícito.


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España y Latinoamérica. Agradezcamos al Señor el don de su Palabra y no olvidemos que nuestra esperanza no depende de nuestras capacidades, sino de la ayuda de Dios y de la fidelidad de su amor. Muchas gracias.

martes, 21 de marzo de 2017

El amor no es un mero sentimiento...




El amor es fuerte, muy fuerte. El amor cambia, elimina el odio, deja una huella profunda en nuestro ser.

No hay dificultad por muy grave que sea, que el amor no supere.

No hay enfermedad por muy grave que sea, que el amor no sane.

No hay puerta por muy cerrada que esté, que el amor no abra.

No hay distancias por muy extremas que sean, que el amor no acorte.

No hay muro por muy alto que esté, que el amor no derrumbe.

No hay pecado por muy grave que sea, que el amor no redima.

No importa cuán serio sea un problema o cuán desesperada una situación, el amor tiene poder para superar todo esto, porque el amor todo lo vence.


Es el amor el que une y el que alegra, es el amor el que acerca y el que cura. Sólo el amor nos hace de verdad hijos de Dios y hermanos de los demás.

EL AMOR NO ES UN MERO SENTIMIENTO, ES MUCHO MÁS QUE ESO, ES UNA FUERZA, UNA POTENCIA, ES UN DON DE DIOS ETERNO.


Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos. 
San Agustín

Parábola sobre el perdón...

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 18,21-35.




Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".

Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.

El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".

El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.

Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.

El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.

Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.

Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.

¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'.

E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.

Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".


Palabra del Señor


Cuarto gran discurso de Jesús en el evangelio de Mateo. Jesús advierte a sus discípulos del peligro de la arrogancia y del rencor, les pide que sean humildes y dispuestos al perdón ¿Cuantas veces debemos perdonar?

Pidamos al Señor nos de un corazón humilde y dispuesto a perdonar siempre.

lunes, 20 de marzo de 2017

Señor, tengo alma misionera...






Señor, toma mi vida nueva
antes de que la espera,
desgaste años en mi,
estoy dispuesta a lo que quieras
no importa lo que sea
tu llámame a servir


Llévame donde los hombres
necesiten tus palabras,
necesiten mis ganas de vivir
donde falte la esperanza,
donde falte la alegría
simplemente por no saber de ti

Te doy, mi corazón sincero
para gritar sin miedo
Tu grandeza, Señor
Tendré mis manos sin cansancio
tu historia entre mis labios
y fuerza en la oración

Llévame donde los hombres
necesiten tus palabras
necesiten mis ganas de vivir
donde falte la esperanza
donde falte la alegría
simplemente por no saber de ti

Y así en marcha iré cantando,
por calles predicando
lo bello que es tu amor,
Señor, tengo alma misionera
condúceme a la tierra
que tenga sed de Dios.

Llévame donde los hombres
necesiten tus palabras,
necesiten mis ganas de vivir
donde falte la esperanza
donde falte la alegría
simplemente por no saber de ti.




José, esposo de María, la Madre de Jesús

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 1,16.18-21.24a.





Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.

Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.

Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.

Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".


Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado.

Palabra del Señor


Aprendamos de San José a buscar y a cumplir en todo la voluntad de Dios, que nos quede bien claro todo en María y en José es obra del Espíritu Santo. Hay aprender de San José a cumplir nuestra misión con humildad, sencillez y en el silencio, hay que saber desaparecer para que sea Jesús quien brille como el sol y que da luz y calor a todos. Jesús tiene que ser siempre el centro, el sol de nuestra vida y el que da luz y calor a todo y que María sea  la que brille como la luna llena, que nos acompaña siempre en nuestras noches difíciles. El amor de José por Jesús y María fue lo que siempre daba vida, luz y sentido a toda su existencia.
José nunca se desanimo,   todo tenia sentido en su vida por María y por Jesús. Por esto José el hombre justo y fiel servidor que ante lo que no entendía busco y busco la voluntad de Dios que lo desperto para cambiar su proyecto por el proyecto de Dios. Así también nosotros en nuestra vida tendremos muchas dudas y muchas inquietudes.
Aprendamos de San José a buscar siempre la voluntad de Dios, Despertemos del sueño y busquemos en todo la voluntad de Dios. Lo mejor que puede acontecer en nuestra vida es cambiar nuestro proyecto por el proyecto de Dios.

Mons. Fabio Martínez

domingo, 19 de marzo de 2017

San José esposo de la Virgen María...

Solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre al Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia.

Etimológicamente; José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo.

Las fuentes biográficas que se refieren a san José son, exclusivamente, los pocos pasajes de los Evangelios de Mateo y de Lucas. Los evangelios apócrifos no nos sirven, porque no son sino leyendas. “José, hijo de David”, así lo llama el ángel. El hecho sobresaliente de la vida de este hombre “justo” es el matrimonio con María. La tradición popular imagina a san José en competencia con otros jóvenes aspirantes a la mano de María. La elección cayó sobre él porque, siempre según la tradición, el bastón que tenía floreció prodigiosamente, mientras el de los otros quedó seco. La simpática leyenda tiene un significado místico: del tronco ya seco del Antiguo Testamento refloreció la gracia ante el nuevo sol de la redención.

El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal. Poco después del compromiso, José se percató de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó “repudiarla en secreto”. Siendo “hombre justo”, añade el Evangelio -el adjetivo usado en esta dramática situación es como el relámpago deslumbrador que ilumina toda la figura del santo-, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable. La palabra del ángel aclara el angustioso dilema. Así él “tomó consigo a su esposa” y con ella fue a Belén para el censo, y allí el Verbo eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos; pero también por la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto. Después regresaron a la tranquilidad de Nazaret, hasta los doce años, cuando hubo el paréntesis de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo.

Después de este episodio, el Evangelio parece despedirse de José con una sugestiva imagen de la Sagrada Familia: Jesús obedecía a María y a José y crecía bajo su mirada “en sabiduría, en estatura y en gracia”. San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor.


Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte. Su culto, en efecto, comenzó sólo durante el siglo IX. En 1621 Gregorio V declaró el 19 de marzo fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II) y Pío IX proclamó a san José Patrono de la Iglesia universal. El último homenaje se lo tributó Juan XXIII, que introdujo su nombre en el canon de la misa.


Enséñanos, José,
 cómo se es no protagonista,
 cómo se trabaja sin exhibirse,
 cómo se avanza sin pisotear,
 cómo se colabora sin manejar,
 cómo se ama sin reclamar.

Dinos cómo se vive
 siendo número dos... o tres,
 cómo se hacen cosas formidables
 desde un segundo puesto.

Dinos cómo la inmensa mayoría
 de nosotros tenemos que ocupar
 estos lugares.

Los segundos lugares,
 en los que está nuestra
 verdadera y oculta grandeza.

Dinos cómo se vive con elegancia
 siendo no importante.

Convéncenos de que se puede
 y debe ser útil, fiel, efectivo,
 hasta héroe,
 siendo "no importante".

Explícanos cómo se es grande sin exhibirse,
 cómo se lucha sin aplausos,
 cómo se avanza sin publicidad,
 cómo se persevera y se muere
 sin que nos hagan
 estatuas u homenajes.

Cómo se hace para ser útil, positivo, generoso
 sin necesidad de ser "importante" y todavía más difícil,
 cómo se hace para darlo todo, sin ser protagonista,
 y a pesar de ello, sentir por dentro una paz,
 una felicidad, un gozo profundos.


¡Enséñanos, José!

San José Marzo 19

La fiesta de San José se celebra el 19 de marzo desde el pontificado de Sixto IV (1471 - 1484). En 1870 el Bienaventurado Papa Pío IX lo declaró patrono de la Iglesia Universal, y San Pío X aprobó en 1909 la Letanía en alabanza del santo.

San José - Patrono de la Iglesia y Defensor de la Sagrada Familia

Las razones por las que el bienaventurado José debe ser considerado especial patrono de la Iglesia, y por las que a su vez, la Iglesia espera muchísimo de su tutela y patrocinio, nacen principalmente del hecho de que él es el esposo de María y padre putativo de Jesús. De estas fuentes ha manado su dignidad, su santidad, su gloria.

 Es cierto que la dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede existir más sublime; mas, porque entre la Santísima Virgen y José se estrechó un lazo conyugal, no hay duda de que a aquella altísima dignidad, por la que la Madre de Dios supera con mucho a todas las criaturas, él se acercó más que ningún otro. Ya que el matrimonio es el máximo consorcio y amistad -al que de por sí va unida la comunión de bienes- se sigue que, si Dios ha dado a José como esposo a la Virgen, se lo ha dado no sólo como compañero de vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino también para que participase, por medio del pacto conyugal, en la excelsa grandeza de ella. Él se impone entre todos por su augusta dignidad, dado que por disposición divina fue custodio y, en la creencia de los hombres, padre del Hijo de Dios. De donde se seguía que el Verbo de Dios se sometiera a José, le obedeciera y le diera aquel honor y aquella reverencia que los hijos deben a sus propios padres.

De esta doble dignidad se siguió la obligación que la naturaleza pone en la cabeza de las familias, de modo que José, en su momento, fue el custodio legítimo y natural, cabeza y defensor de la Sagrada Familia. Y durante el curso entero de su vida él cumplió plenamente con esos cargos y esas responsabilidades. Él se dedicó con gran amor y diaria solicitud a proteger a su esposa y al Divino Niño; regularmente por medio de su trabajo consiguió lo que era necesario para la alimentación y el vestido de ambos; cuidó al Niño de la muerte cuando era amenazado por los celos de un monarca, y le encontró un refugio; en las miserias del viaje y en la amargura del exilio fue siempre la compañía, la ayuda y el apoyo de la Virgen y de Jesús.
  

Ahora bien, el divino hogar que José dirigía con la autoridad de un padre, contenía dentro de sí a la apenas naciente Iglesia. Por el mismo hecho de que la Santísima Virgen es la Madre de Jesucristo, ella es la Madre de todos los cristianos a quienes dio a luz en el Monte Calvario, en medio de los supremos dolores de la Redención; Jesucristo es, de alguna manera, el primogénito de los cristianos, quienes por la adopción y la Redención son sus hermanos. Y por estas razones el Santo Patriarca contempla a la multitud de cristianos que conformamos la Iglesia, como confiados especialmente a su cuidado, a esta ilimitada familia, extendida por toda la tierra, sobre la cual, puesto que es el esposo de María y el padre de Jesucristo, conserva cierta paternal autoridad. Es, por tanto, conveniente y sumamente digno del bienaventurado José que, lo mismo que entonces solía tutelar santamente en todo momento a la familia de Nazaret, así proteja ahora y defienda con su celeste patrocinio a la Iglesia de Cristo.

(SS. León XIII, Encíclica "Quamquam pluries" 1889)

Consagración a San José ante las tribulaciones




¡Oid, querido San José,
una palabra mía!...
Yo me veo abrumada de aflicciones y cruces, y a menudo lloro...
Despedazada bajo el peso de estas cruces, me siento desfallecer, ni tengo fuerzas para levantarme y deseo que mi Bien me llame pronto. En la tranquilidad, empero, entiendo que no es cosa difícil el morir... pero sí el bien vivir.

¿A quién, pues, acudiré sino a Vos, que sois tan bueno y querido, para recibir luz... consuelo... y ayuda?

A Vos, pues, consagro toda mi vida, y en vuestras manos pongo las congojas, las cruces, los intereses de mi alma... de mi familia... de los pecadores... para que, después de una vida tan trabajosa, podamos ir a gozar para siempre con Vos de la bienaventuranza del Paraíso. Amén.

Jaculatoria:
(San José, Protector de atribulados y de los moribundos, rogad por nosotros)


Fuente - Texto tomado del Libro San José Custodio del Redentor - Caballeros de la Virgen 

sábado, 18 de marzo de 2017

Comienza con lo que tienes...



Comienza con lo que tienes, no con lo que te hace falta

Tú ya tienes todo lo que necesitas para comenzar a crear tu futuro. Sin embargo, a veces te encuentras diciendo: Si tan sólo tuviera esto; si al menos esto fuera distinto; si tuviera más dinero

No exageres la importancia de las cosas que no tienes. Empieza con lo que tienes. No con lo que te hace falta.

No permitas que aquello que no puedes hacer, te impida hacer lo que sí puedes. La pasividad prolongada paraliza la iniciativa. Para la mente que vacila, todo parece imposible.

No esperes que existan circunstancias extraordinarias para hacer el bien hazlo en las situaciones comunes. no necesitas más energía, habilidad ni mayores oportunidades. Lo que debes hacer es sacarle provecho a lo que ya tienes.

El encanto de lo distante y lo difícil es engañoso. La gran oportunidad se encuentra donde está'', 

Lo que puedes hacer ahora es la única influencia que tienes sobre tu futuro. La grandeza verdadera consiste en demostrar excelencia en las pequeñas cosas
No te quejes porque no tienes lo que quieres. Agradece no recibir lo que mereces.

No serás feliz hasta que no aprendas a sacarle provecho a lo que ya tienes. No te preocupes por lo que no tienes.

La alegría nunca vendrá a quienes no saben apreciar lo que ya poseen.
La mayoría de las personas cometen el error de buscar muy lejos aquello que está cerca.

Nunca alcanzarás mayores logros, a menos que te lances antes de estar listo. Nadie logró el éxito mientras esperaba que todas las condiciones fueran ideales''.

La Biblia dice:
El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará. Esto significa que si esperas a que se den las condiciones perfectas, nunca llegarás a nada.

No pierdas el tiempo con dudas y temores acerca de lo que no tienes. Dedícate de lleno a terminar la tarea que tienes en tus manos, sabiendo que el correcto desenvolvimiento actual es la mejor preparación para tus años venideros.
Simplemente hazlo, con lo que tienes


(Anónimo)

Un hombre tenía dos hijos...

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 15,1-3.11b-32.




Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".

Jesús les dijo entonces esta parábola:

"Un hombre tenía dos hijos.
El menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes.

Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.

Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones.

Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos.

El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.

Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!

Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti;
ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'.

Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.

El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'.

Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.

Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos,
porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta.

El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza.

Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.

El le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'.

El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara,
pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.

¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!'.

Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.


Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'".

Palabra del Señor


Un hombre tenia dos hijos: Apenas escucha un cristiano esta frase, recuerda la parábola del hijo pródigo. Ningún relato evangélico es más conocido que éste. La narración no se desgasta, aunque la releamos una y otra vez. Es un texto redondo que ilustra la grandeza del Padre celestial. Cuando advertimos tanta estrechez mental de parte de algunos bautizados hacia quienes no comprenden ni aceptan el camino cristiano, conviene que nos pongamos a releer este relato. El Padre nunca juzga a su hijo, solamente lo abraza y lo acoge. La profecía de Miqueas ya apuntaba en esa dirección. Las imágenes son muy expresivas: nada más distante para un habitante de Israel que la profundidad del océano. La imagen lo dice todo. Dios olvida para siempre. Jamás recuerda nuestras faltas. Quienes lo confesamos como nuestro Padre, estamos llamados a acoger, comprender y dialogar sensatamente con quienes se apartan de la casa del Padre.