domingo, 3 de marzo de 2013

DE DOMINGO A DOMINGO



Ser consciente de que nuestro Padre Dios ha dejado una gran responsabilidad en cada uno de sus hijos, es, en mi humilde opinión, el comienzo de empezar el camino de conversión. Porque para convertirse hay primero que tomar conciencia de lo que eso significa, pues si no es así, nuestro camino no será firme ni tendrá un rumbo claro y decidido.

Se nos ha dado mucho, todo lo que anhelamos para conseguir eso que buscamos:  "La felicidad eterna", pero al mismo tiempo se nos ha dejado en nuestras manos. Dependerá de nosotros que nuestra tierra, nuestra higuera particular dé frutos. Pero al mismo tiempo, esa dependencia de nosotros mismos no es total ni directa, sino que será por obra de la Gracia de Dios en nosotros.

Diremos que Dios, por que así Él lo ha querido, nos ha dejado en nuestras manos la elección. ¿Quieres dar frutos? Pues ponte en mis Manos, entregame tu vida y tu infertilidad. Entregame tu tierra estéril y confía en mí. YO la regaré para que dé los frutos esperados. Necesitamos de Dios, pero Dios espera nuestro sí.

Señor, hasta en mi pobre decisión necesito de Ti. Dame la luz y la fortaleza necesaria para poner toda mi voluntad en tus Manos. Quiero hacer de mi vida una higuera fértil y dar los frutos que Tú has pensado que yo puedo dar.


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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.