Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 6, 6-11.
Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había
allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús
para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo.
Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que
tenía la mano paralizada: "Levántate y quédate de pie delante de
todos". El se levantó y permaneció de pie.
Luego les dijo: "Yo les pregunto: ¿Está permitido en
sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?".
Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre:
"Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada.
Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver
qué podían hacer contra Jesús.
Palabra del Señor
¿Cuántas veces adoptamos nosotros las mismas actitudes de crítica, rechazo o falta de perdón, que restringen o impiden la acción de Dios y el fruto de nuestra práctica religiosa? ¿Rendimos honor a Dios preocupándonos realmente de aliviar el dolor del prójimo? Jesús nos pide, con su amor y compasión, que vivamos como él vivió, perdonando y haciendo el bien.
¿Cuántas veces adoptamos nosotros las mismas actitudes de crítica, rechazo o falta de perdón, que restringen o impiden la acción de Dios y el fruto de nuestra práctica religiosa? ¿Rendimos honor a Dios preocupándonos realmente de aliviar el dolor del prójimo? Jesús nos pide, con su amor y compasión, que vivamos como él vivió, perdonando y haciendo el bien.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.