miércoles, 5 de octubre de 2016

AUDIENCIAS PAPA FRANCISCO

El Papa Francisco nos habla hoy de la presencia de la Iglesia católica allá donde hay otras Iglesias cristianas y comunidades religiosas que la necesitan, dando testimonio de solidaridad con el signo de la caridad y la promoción humana. Porque ese es el signo de la Iglesia, el amor convertido en caridad y promoción. El amor a Dios y de Él al hermano donde quiera que se encuentre.

 Esa es la evangelización fundamental, no tanto hablar de conversión sino de unidad en el amor. Porque no amamos para convertir, sino que el amar nos salva. Ese es el verdadero testimonio que nos da el Señor, nos ama y nos cura antes de convertirnos, dejando esto para el poder del amor. Porque donde verdaderamente hay amor, hay conversión.




PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 5 de octubre de 2016


Queridos hermanos y hermanas:

Con mi reciente viaje a Georgia y Azerbaiyán, he completado mi visita a estos tres países caucásicos, que inicié visitando Armenia.


Ambos países están viviendo una nueva fase histórica, en la que encuentran algunas dificultades en varios ámbitos de la vida social, y es precisamente allí, donde la Iglesia Católica debe estar presente y ser cercana, de modo especial con el signo de la caridad y de la promoción humana, en comunión con las otras Iglesias cristianas y en diálogo con las demás comunidades religiosas. En Georgia esta misión pasa por la colaboración con los hermanos ortodoxos. En los encuentros que tuve con los fieles cristianos de Georgia les animé a mantenerse firmes en la fe, con memoria, valor y esperanza, y a vivir la misión unidos a Cristo, mediante la oración y la caridad concreta. Este estilo de presencia evangélica, como semilla del Reino de Dios, es también muy necesario en Azerbaiyán, donde la minoría católica convive con la mayoría musulmana y los hermanos ortodoxos, teniendo buenas relaciones con todos. Por eso allí, además de la Eucaristía, tuve también un encuentro interreligioso, pues la fe en Cristo anima la búsqueda y el diálogo con todos los que creen en Dios, para la construcción de un mundo más justo y fraterno.


Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que la firmeza humilde de nuestra fe nos haga testigos valientes de Cristo y portadores de reconciliación, unidad y paz en el mundo. Que Dios los bendiga.

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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.