domingo, 5 de enero de 2014

LA PALABRA ESTABA JUNTO A DIOS



La Palabra existía siempre, y la Palabra era Dios. La Palabra se hizo carne y se encarnó en María y habitó entre los hombres para rescatarlos del pecado y salvarlos. Ese es el gran acontecimiento celebrado estos días atrás, el Nacimiento del Niño Dios, y este es el gozo que encierra la celebración de la Navidad.

Dios, en su Hijo Jesús, se hace Hombre para vivir entre nosotros; para hacerse cercano a nosotros y anunciarnos la Buena Noticia de salvación. Descubrir este misterio para llevarlo a nuestra vida y a nuestro corazón es la mejor y única forma de celebrar la Navidad.

Acerquémonos al portal con esta actitud celebrativa y humilde, pues Dios se hace Hombre para anunciarnos que estamos perdonados, redimidos y salvados de la esclavitud del pecado. Es la Navidad el mayor regalo que el hombre puede recibir, su propia salvación por el amor de Dios.

Abramos nuestros corazones y postrémonos ante el Niño Dios, como los Magos de oriente, para acogerlo y vivirlo humildemente, por su Gracia,  en nuestro diario peregrinar.

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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.