martes, 19 de marzo de 2013

SAN JOSÉ

San José


El hecho destacable de la vida de este Santo es el matrimonio con María. Poco después de su matrimonio, José se percató de la maternidad de su esposa y no se explicaba lo ocurrido. La palabra del Ángel le aclaró lo sucedido y se dirigieron a Belén donde el Verbo Eterno apareció en este mundo. Ante la hostilidad de Herodes, la Sagrada Familia huyó a Egipto y, una vez conocida su muerte, regresaron a Nazaret.

San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre de Jesús y, probablemente, murió antes de que comenzara la vida pública del Redentor. El culto a San José comenzó en el siglo IX y es considerado Patrono de la Iglesia Universal.


19 de marzo de 2013. San José, esposo de la Virgen María. (Solemnidad).
Oración de la mañana (laudes)

Oraciones del día descargables en PDF aquí.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO
Porque fue varón justo,
le amó el Señor,
y dio el ciento por uno
su labor.

Humilde magisterio
bajó el que Dios aprende:
¡Que diga, si lo entiende,
quien sepa de misterio!
Si Dios es cautiverio
se queda en aprendiz,
¡aprende aquí la casa de David!

Sencillo, sin historia,
de espalda a los laureles,
escalas los niveles
más altos de la gloria.
¡Qué asombroso, hacer memoria,
y hallarle a tu ascensión
tu hogar, tu oficio y Dios como razón!

Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
dí tú como se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.
.
Antífona 1: Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

SALMO 62: El alma sedienta de Dios
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
 

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