miércoles, 12 de septiembre de 2012

LA HORA SANTA

 - HORA SANTA EN CASA.


 Llegaron a una finca que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: sentaos aquí mientras yo voy a orar. se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir horror y angustia, y les dijo: me muero de tristeza: quedaos aquí y estad en vela. Adelantándose un poco, cayó a tierra, pidiendo que si era posible se alejase de Él aquella hora" (Mc 14, 32-34).

La oración es el vehículo para entablar diálogo con el Señor. También es el silencio a través del cual tratamos de escuchar a Dios. Jesús nos enseña con su vida una actitud orante y constante con su Padre, y nos invita a ponernos en contacto con Él.
El Padre nuestro es la oración tipo y modelo que Él nos enseña, y en ella nos invita a relacionarnos con el Padre, santificarlo, aceptar su Reino y pedirles por todas nuestras necesidades.

Sin embargo, una relación de amistad siempre implica diálogo y diferentes formas de comunicarnos y decirnos cosas. Jesús nos ha enseñado a hablar con el Padre con confianza de hijos. La parábola del hijo prodigo es todo un tratado de como es nuestro Padre, de lo que nos quiere y hasta el punto que está dispuesto por esperarnos y acogernos.

Toda la vida nuestro Padre Dios estará pendiente y atento a nuestro regreso. Es el Padre que lo perdona todo, lo aguanta todo, lo espera todo con infinita paciencia. Pero siempre está dispuesto a abrir los brazos y acogernos con todo su Amor. Amor de eternidad y gozo.

Eso es lo verdaderamente importante, "orar", "hablar con Dios". 


Origen de la hora santa

La hora santa es una practica de origen divino. En una de sus apariciones a Santa Margarita María de Alacoques, Jesús le dijo: "Todas las noches el jueves al viernes te haré participar de la mortal tristeza que quise padecer en el Huerto de los Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Y para acompañarme en aquella humilde plegaria, que entonces presenté a mi Padre, te prostarás con la faz en tierra, deseosa de aplacar la cólera divina y en demanda de perdón por los pecadores".

Pío XI, al comienzo del año Santo, exhortó al ejercicio de la Hora Santa como un "obligado y amoroso recuerdo de las amargas penas que el Corazón de Jesús quiso soportar para la salvación de los hombres". Ya antes, en su carta encíclica sobre la expiación que todos deben al Sagrado Corazón de Jesús "Miserentissimus Redemptor" [1] (8-V-1928) señaló: el Corazón de Jesús "para repararar las culpas recomendó esto, especialmente grato para El: que usasen las súplicas y preces durante una hora (que con verdad se llama Hora Santa), ejercicio de piedad no sólo aprobado, sino enriquecido con abundantes gracias espirituales". En otra ocasión explicó que "su fin principalísimo es recordar a los fieles la pasión y muerte de Jesucristo, e impulsarles a la meditación y veneración del ardiente amor por el cual instituyó la Eucaristía (memorial de su pasión), para que purifiquen y expíen sus pecados y los de todos los hombres". (21-III-1933).

Se trata por tanto de dedicar una hora a meditar los misterios cuando Cristo se sintió sólo y débil, como nosotros, y pide al Padre aparte el cáliz. Una hora para acompañarle, como el Ángel del huerto, en cuanto podemos, místicamente, junto al sagrario. Es una hora para volcar en su Sagrado Corazón todos nuestros afanes y sufrimientos, y recibir su gracia para sobrellevarlos. Una hora en definitiva, para agradecer su sacrificio y aprender de El.

PRÁCTICA DE LA HORA SANTA

Muchas personas no practican esta devoción porque envuelve un gran sacrificio. Esta devoción no es obligatoria. Pío XI facilitó el tiempo para la Hora Santa al fijarlo desde la puesta del sol hasta su salida, aunque la hora más indicada es la de once a doce en la noche del jueves a viernes. Cualquier lugar es válido aunque es preferible la Iglesia y ante el sagrario a ser posible.

En cuanto a las oraciones, no hay nada fijo establecido, pero a juzgar por las palabras de Nuestro Señor a santa Margarita, lo más propio parece ser la meditación de su amarga Pasión y Agonía, su grandísima humillación, su infinito amor no correspondido, y los ultrajes hechos a su divina Majestad.

La Hora Santa se puede llenar por tanto, con varias devociones, como por ejemplo: leer por espacio de quince minutos la agonía de Nuestro Señor y luego meditar otros tantos minutos lo leído; o hacer el devoto ejercicio del Vía Crucis o del Rosario doloroso. Sea cual sea la devoción elegida lo importante es que debe ofrecerse todo ello por la conversión de los pecadores, tal y como Jesús mismo manifestó a santa Margarita.

Reflexiones desde dentro de la comunidad parroquial 

El grupo de pastoral penitenciaria de la isla trata de poner en marcha esta Hora Santa dentro de los reclusos que asisten a la catequesis. Se trata de, al menos, permanecer un rato dentro de la Hora Santa todos unidos espiritualmente. Sería importante contar con tu apoyo y tu oración.

Nuestro objetivo es fomentar la oración. Despertar la importancia y necesidad de orar, y de llegar a tener en nuestra comunidad una Capilla en perpetua adoración a Jesús Sacramentado. De alguna manera ya se ha puesto la primera piedra con la bendición de la nueva Capilla Eucarística dentro mismo del templo parroquial. 

Mantiene un horario de 9 a 12 y de 17 a 19 horas de lunes a viernes, y aspiramos alargarlo hasta, por la Gracia de Dios, hacerlo perpetuo. Entonces, la hora Santa tendrá más posibilidades, y los jueves podría ser una hora gozosa en compañía de Jesús Sacramentado.  

Un fuerte abrazo a todos en Xto. Jesús.


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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.