Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si la justicia de
ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino
de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a
los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel
que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo
aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo
maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu
ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra
ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve
a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un
acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el
adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí
hasta que hayas pagado el último centavo.
Palabra del Señor
El liderazgo es una gran responsabilidad, porque comporta volverse objeto de las miradas de propios y extraños, tiene poder de convocación. Los letrados y los fariseos gente piadosisima eran lideres del pueblo de Dios, su modo de proceder era imitado por los que buscaban cumplir con la voluntad de Dios en la diaria circunstancia. Jesús sin embargo quiere que sus discípulos se distancien de ellos, no porque sean malos, sino porque no cumplen con el ideal de la justicia del reino. Jesús promueve una justicia del reino que equivale continuamente en presencia de Dios. Jesús llama a sus discípulos a desarrollar una conciencia delicada y atenta en cada momento de la vida, fundamentalmente en la relación con los demás, más que en la zona de un culto intrascendente. De esa vigorosa santidad nutre el discípulo su modo de proceder. Jesús es su único paradigma, no hay que seguir a nadie más. mas que a Cristo.
P. J. Garcia
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.