martes, 26 de febrero de 2013

El Espíritu en el cónclave

Colaboraciones


Aránzazu mesa comparte su acción de gracias y su petición al Espíritu para el nuevo Papa.

No puedo pedir, sin antes darle gracias, gracias al Espíritu y a los hombres que han dejado que actúe a través de ellos, gracias por el papado del Beato Juan Pablo II, que hasta su último aliento lo ofreció por la Iglesia, gracias a Benedicto XVI, papado difícil donde los haya, pero afrontado con tesón, humildad y renuncia. Pero sobre todo, le agradezco el año de la Fe, interpelándonos a dejar de ser cristianos de bodas, bautizos y comuniones, a no aferrarnos con uñas y dientes a nuestros pequeños logros, a SER más que aparentar, a preguntarnos cual es nuestra misión en este mundo, porque si los Papas son los sucesores de Pedro, los cristianos y no solo los curas, somos los sucesores de los discípulos.
Y la respuesta es sencilla, Espíritu Santo cambia mi corazón, Transfórmalo, y haz que Ame como ama Jesús … y lo pido primero para mí, sólo por coherencia, puesto que soy la única que lo puede cambiar y no puedo pretender que tu cambies primero, puesto que el tuyo lo tienes que cambiar tú, bajo la mirada amorosa del Padre, y teniéndonos paciencia. Solo así podremos tener la Iglesia que nos prometió Jesús, pues la tendremos cuando estemos dispuestos a luchar por ella, no antes. Por eso, al Espíritu Santo, le pido para el nuevo Papa, le conceda la FE de Abraham, que le ayude a mantener la ESPERANZA en la visión que Jesús les mostró a Pedro, Santiago y Juan en el Monte Tabor, y la CARIDAD del Padre para con el mundo, capaz de dar a su Único Hijo por nosotros.

Pero también tengo una petición para el nuevo Papa, que se haga trasparente para que Jesús se haga grande entre nosotros, que no se amedrente por los papados anteriores ni por la sociedad actual, y que ponga su impronta personal con todas sus fuerzas al servicio de la Iglesia, porque ahora necesitamos los dones que el Señor le dio a él como hombre, pero también que valore la Gracia que recibe al suceder a un Papa vivo, y aproveche al “P. Ratzinger” en este nuevo servicio que el Padre le pide. Que Dios los bendiga a todos.

SAN ALEJANDRO

San Alejandro


Joven del siglo III que llegó a ser el Patriarca de Alejandría y se enfrentó al hereje Arrio. Era inteligente, amable y cuidaba de los pobres. Cuando murió el anterior patriarca, Alejandro ocupó el cargo (el otro candidato era Arrio). Mientras, Arrio no le dejaba ni a sol ni a sombra y tuvieron que convocar un sínodo en 320. Se reunieron más de cien obispos y todos lo condenaron, Arrio fue incapaz de defenderse y en el Concilio Universal de Nicea fue condenado para siempre.



V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

 

HIMNO III
Llorando los pecados
tu pueblo está, Señor.
Vuélvenos tu mirada
y danos el perdón.

Seguiremos tus pasos,
camino de la cruz,
subiendo hasta la cumbre
de la Pascua de luz.

La Cuaresma es combate;
las armas: oración,
limosnas y vigilias
por el Reino de Dios.

"Convertid vuestra vida,
volved a vuestro Dios,
y volveré a vosotros",
esto dice el Señor.

Tus palabras de vida
nos llevan hacia ti,
los días cuaresmales
nos las hacen sentir. Amén.

Antífona 1: Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.

SALMO 42: Deseo del templo
Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.

Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
"Salud de mi rostro, Dios mío".

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.