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Santa Perpetua y Santa Felicidad |
Estas dos santas cartaginesas llevaron gran fama en los primeros siglos
de nuestra Iglesia por quedar relatado por escrito su martirio. Perpetua
pertenecía a una rica e influyente familia cartaginesa. Con ella se
convirtieron también sus esclavos: Felicidad, Revocato, Saturnino y
Segundo. En la persecución ordenada en el año 202 bajo el emperador
Septimio Severo, fueron detenidas Perpetua y Felicidad. Perpetua,
matrona de unos veinte años, era madre de un niño de pecho, y Felicidad,
su sierva, estaba entonces embarazada, por lo cual, según las leyes no
podía ser martirizada hasta que diese a luz, y al llegar el momento, en
medio de los dolores del parto se alegraba de ser expuesta a las fieras.
Murieron martirizadas en Cartago tal día como hoy en el año 203.
Antífona 3: Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.
SALMO 98: Santo es el Señor, nuestro Dios
El Señor reina, tiemblen las naciones;
sentado sobre querubines, vacile la tierra.
El Señor es grande en Sión,
encumbrado sobre todos los pueblos.
Reconozcan tu nombre, grande y terrible:
él es santo.
Reinas con poder y amas la justicia,
tú has establecido la rectitud;
tú administras la justicia y el derecho,
tú actúas en Jacob.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
él es santo.
Moisés y a Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía.
Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio.
Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
tú eras para ellos un Dios de perdón,
y un Dios vengador de sus maldades.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante su monte santo:
santo es el Señor, nuestro Dios.
Antífona 3: Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.
SALMO 98: Santo es el Señor, nuestro Dios
El Señor reina, tiemblen las naciones;
sentado sobre querubines, vacile la tierra.
El Señor es grande en Sión,
encumbrado sobre todos los pueblos.
Reconozcan tu nombre, grande y terrible:
él es santo.
Reinas con poder y amas la justicia,
tú has establecido la rectitud;
tú administras la justicia y el derecho,
tú actúas en Jacob.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
él es santo.
Moisés y a Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía.
Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio.
Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
tú eras para ellos un Dios de perdón,
y un Dios vengador de sus maldades.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante su monte santo:
santo es el Señor, nuestro Dios.
Antífona 3: Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.