La vida sin tesoro es vida sin sentido. Desde que empezamos a latir dentro del vientre de nuestras madres, nuestro camino empieza, aun sin saberlo, a buscar el tesoro de nuestra vida.
Es posible que lleguemos al final y no sepamos encontrar, ni siquiera adivinar dónde está nuestro tesoro. Posiblemente la vida se nos haya ido sin darnos cuenta y la hayamos desperdiciado en tesoros caducos y erosionados por la polilla y la herrumbre.
Sería una pena que le descubriremos al final del camino, pero quizás sea ya tarde para buscarlo. El verdadero Tesoro tiene relación con lo que todos andábamos y andamos buscando, vivir eternamente feliz. Y ese Tesoro tiene a una Persona que lo da gratuitamente, Jesús. Simplemente nos pide que amemos como Él nos ha enseñado.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.