Queridos hermanos:
En nuestra vida frecuentemente experimentamos la fragilidad, los límites y clausuras. Con el don de fortaleza, el Espíritu Santo nos ayuda a superar la debilidad,
para que seamos capaces de responder al amor del Señor. Hay momentos en
que este don del Espíritu Santo se manifiesta de modo extraordinario,
como ocurre en el caso de tantos hermanos nuestros que no han dudado en
entregar su vida por fidelidad al Señor y al Evangelio. Leer más...
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Tu opinión nos ayuda a conocernos, también a conocerte, y en el mutuo conocimiento nace la comprensión, la confianza, las diferencias, los defectos, las virtudes...etc.
Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.