Queridos hermanos:
Con la meditación del salmo 51, llamado Miserere, terminamos nuestras catequesis sobre la misericordia en el Antiguo Testamento. Se trata de un salmo penitencial que, según una antigua tradición judía, expresa el arrepentimiento del rey David después de su pecado con Betsabé.
Se invita a quien reza con este salmo a tener esos mismos sentimientos de arrepentimiento y confianza en Dios. El salmo comienza con una invocación a Dios misericordioso, porque es el único que puede liberar del pecado. Se manifiesta así que el anhelo más profundo del hombre, lo que más necesita en su vida es ser perdonado, verse libre del mal y de sus consecuencias.
Con su perdón, Dios nos enseña que su amor es más grande que nuestro pecado, y nos asegura que Él nunca nos abandona. Además, el salmista sabe que el perdón de Dios es realmente eficaz, porque no esconde el pecado sino que lo destruye, lo cancela, y
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.