La milagrosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe
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En 1531, hace 477 años la Virgen María elige aparecerse en el pueblo de
Tlateolco (México) al joven azteca Juan Diego. María le anuncia quién es
y le solicita la construcción de un templo en el mismo lugar de la
aparición, para mostrar su amor y auxilio. El obispo no cree lo que oye
del joven y le pide una señal. En una nueva aparición, la Virgen le
señala a Juan Diego dónde coger unas rosas, en invierno, para
llevárselas al obispo como señal. El joven las guarda en su ayate, las
lleva al obispo y al soltarlas, las rosas caen al suelo y aparece
dibujada en la tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe.
El templo se convirtió en un importantísimo centro de peregrinaciones, impulsadas por la declaración de su patronazgo de Nueva España en 1754 y la coronación de la imagen en 1895.
Más información en www.virgendeguadalupe.org.mx
El templo se convirtió en un importantísimo centro de peregrinaciones, impulsadas por la declaración de su patronazgo de Nueva España en 1754 y la coronación de la imagen en 1895.
Más información en www.virgendeguadalupe.org.mx
HIMNO I
(Laudes)
De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.
El amor hizo nuevas cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que es poderoso
en la Virgen su luz ha encendido.
Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría,
el Señor que en los cielos moraba
se hizo carne en la Virgen María.
Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén
porque el Sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.
El amor hizo nuevas cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que es poderoso
en la Virgen su luz ha encendido.
Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría,
el Señor que en los cielos moraba
se hizo carne en la Virgen María.
Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.