La Ley nos orienta y nos marca unos límites que nos ayudan a sostenernos en un equilibrio necesario, pero, Jesús, el Hijo de Dios, nos libera de la esclavitud del pecado y nos hace libres. Libres para decidir responsablemente y para optar por un camino de verdad y de eternidad plena y eterna en el Señor, o para hundirnos en la esclavitud del pecado cegados por nuestras pasiones.
Hoy, el santo Padre nos habla de la Ley según san Pablo y nos ayuda a reflexionar sobre su papel y determinación en nuestras vidas.
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy san Pablo nos ayuda a responder a la siguiente pregunta: “¿Cuál es el papel de la Ley?”. En su respuesta considera que hay dos tiempos en la Historia de Salvación y también en la propia historia de cada uno. En un primer periodo éramos como los niños, estábamos dominados por las pasiones, la debilidad de la carne, y, por tanto, necesitados de un guía, alguien que nos llevara y nos trajese, y nos impidiera meternos en problemas. Ese era el papel de la Ley y era la bondad de la Ley. Pero san Pablo añade que la Ley, además de sostenernos en este combate, también pone de manifiesto nuestro sometimiento.
En un segundo periodo, Jesús nos ha librado del pecado y de la muerte con su muerte y resurrección, y la Ley puede dejar paso a la libertad de los hijos de Dios, pues ya no estamos sometidos a ella. Sin embargo, esto implica un estilo de vida comprometido, en el que nos hacemos conscientes de la gracia de ser hijos de Dios, para vivir en el amor de forma adulta, es decir, la Ley ya no es absoluta sino que los mandamientos nos ayudan, pero para vivir en la libertad, vivir en el Espíritu Santo.
* * *
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los animo a dejarse interpelar por esta pregunta que nos ha suscitado san Pablo: ¿Estamos todavía bajo la Ley, como esclavos, o hemos alcanzado ya la madurez para abrazar con convicción a Jesús y al proyecto de amor que el Padre reserva para cada uno de nosotros? Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión nos ayuda a conocernos, también a conocerte, y en el mutuo conocimiento nace la comprensión, la confianza, las diferencias, los defectos, las virtudes...etc.
Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.