El Papa Francisco nos habla hoy de su viaje a estas tres naciones, Lituania, Letonia y Estonia con motivo del centenario de su independencia. Destaca la necesidad de asentar nuestra vida en el Amor de Dios, pues sin Él nuestra vida no tiene sentido. Él es la Verdad y sólo la Verdad nos hace libre, condición indispensable y necesaria para, apoyados en Él, darle sentido, esperanza y plenitud de gozo eterno a la vida.
Gracias Santo Padre por estas palabras de esperanza que orientan nuestra vida y le da sentido. Gracias, porque también para nosotros supone un orientar nuestro camino y llenarlo de sentido y de esperanzas plenas en el Amor de Dios, que nos salva y nos redime. Y sobre todo, recordarnos la compañía de la Madre. Madre de esperanza que nos ayuda a encontrar ese camino que nos lleva a su Hijo.
Gracias Santo Padre por estas palabras de esperanza que orientan nuestra vida y le da sentido. Gracias, porque también para nosotros supone un orientar nuestro camino y llenarlo de sentido y de esperanzas plenas en el Amor de Dios, que nos salva y nos redime. Y sobre todo, recordarnos la compañía de la Madre. Madre de esperanza que nos ayuda a encontrar ese camino que nos lleva a su Hijo.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 26 de septiembre de 2018
Queridos hermanos y hermanas:
En los últimos días realicé un viaje apostólico a Lituania, Letonia y Estonia, con motivo del centenario de su independencia.
Estos países, llamados Bálticos, son pueblos que bajo el yugo nacista y también soviético, sufrieron mucho. Ahora que gozan de libertad mi misión fue anunciarles nuevamente la alegría del Evangelio y la revolución de la misericordia y de la ternura, porque para darle sentido y plenitud a la vida, además de la libertad, es indispensable el amor que viene de Dios.
Durante este viaje, con marcado carácter ecuménico, me encontré con muchas personas. En Vilna, les recordé a los jóvenes la importancia del diálogo entre las generaciones, y en Riga, les subrayé a los ancianos la estrecha relación que existe entre la paciencia y la esperanza. También a los sacerdotes, consagrados y seminaristas, les manifesté que es indispensable estar centrados en Dios y arraigados en su amor, manteniendo viva la memoria de los mártires, para seguir su ejemplo y ser testigos de esperanza. Tampoco me faltó la oportunidad para honrar a las víctimas del genocidio judío en Lituania y de las persecuciones a todos los ciudadanos.
A estas tres Naciones las une una fuerte devoción mariana. Por ello, en las tres celebraciones eucarísticas, el santo Pueblo fiel de Dios que peregrina en esas tierras, ha renovado con María su «sí» a Jesucristo, suplicando a la Madre de Dios que continúe protegiendo y acompañando a sus hijos en estos momentos de su historia.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. Los animo a ser fieles al Evangelio de Jesús, que en tiempos de prueba da fuerza y alienta en la esperanza, y en tiempos de libertad ilumina la vida cotidiana de las personas, las familias y la sociedad. Que María, Madre de la Misericordia, nos acompañe en el camino de la caridad concreta y del servicio gratuito. Muchas gracias.
AUDA
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.