Damos gracias y nos adherimos a las palabras que el santo Padre Francisco nos regala hoy. Realmente, un verdadero regalo de Navidad, porque, como él muy bien dice, la Navidad es el gran regalo de la Buena Noticia, que es el nacimiento de Jesús, que da sentido a todo lo que celebramos. Y, quizás, por nuestros miedos lo marginamos ante otros que lo rechazan, que lo que celebran son regalos y comilonas.
Descubramos a los niños el verdadero sentido de la Navidad, que no son regalos y fiestas, sino el nacimiento del Niño Dios que nos salva y le da sentido a nuestras vidas. Es Jesús quien enciende nuestras vidas y las ilumina de verdadera esperanza, gozo y felicidad. Gracias santo Padre por recordarnos el verdadero sentido de la Navidad.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 27 de diciembre de 2017
Queridos hermanos y hermanas:
Dedico la catequesis de hoy a reflexionar sobre el significado de la Navidad. En nuestros días, estamos asistiendo a una especie de «desnaturalización» de la Navidad. En nombre de un falso respeto ante quien no es cristiano, muchas veces se esconde la voluntad de marginar la fe, eliminando todo tipo de referencia al nacimiento de Jesús. Sin embargo, el verdadero sentido de estas fiestas se encuentra en Jesús, es Él quien da sentido a todo lo que celebramos.
Nosotros, como los pastores del Evangelio, estamos llamados a buscar la verdadera luz que es Jesús, que es el don de Dios a la humanidad que se encuentra inmersa en la oscuridad de la noche. Cuando acogemos a Jesús en nuestras vidas, nos convertimos en un don para los demás. Por este motivo, nosotros los cristianos nos intercambiamos regalos, porque el verdadero don para nosotros es Jesús y, como Él, queremos ser don para los demás.
Jesús viene a este mundo y los primeros destinatarios de su venida son los pequeños y despreciados, con los que establece una amistad que continúa en el tiempo. Con ellos, en cada momento, Dios desea construir un mundo nuevo en el que no haya más personas rechazadas, descartadas ni maltratadas.
* * *
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. En estos días los animo a abrir la mente y el corazón para acoger a Jesús que es el don de Dios para nosotros, y si lo acogemos también nosotros podremos serlo para los demás, especialmente para los necesitados de atención y de ternura.
Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.