El Papa Francisco nos habla de su último viaje a Myanmar y Bangladesh, expresando su agradecimiento a Dios por su realización. Comparte sus vivencias del viaje y manifiesta sus deseos e intenciones de trabajar unidos para ayudar a las personas a amar a Dios y al prójimo. También ha insistido en acercar más al Islam y el cristianismo favoreciendo el respeto y el diálogo, sin dejar de recordar a los prófugos Rohingya.
Destacar esos dos momentos de alegría con la ordenación de dieciséis nuevos sacerdotes y el encuentro con los jóvenes, promesa de una Iglesia alegre y viva.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Aula Pablo VI
Miércoles 6 de diciembre de 2017
Miércoles 6 de diciembre de 2017
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy quiero compartir con ustedes y dar gracias a Dios por el viaje apostólico que he realizado a Myanmar y Bangladesh.
Mi visita a Myanmar ha sido la primera de un Papa a aquel país; una nación que a pesar de haber sufrido mucho, se encamina hacia una nueva realidad de paz y libertad. Allí la comunidad cristiana es un pequeño fermento del Reino de Dios, que ha sabido dar testimonio de la fe y que cuenta con una juventud llena de esperanza y de alegría. Al encontrarme con el Consejo Supremo de los monjes budistas, he querido manifestar mi deseo de que trabajemos unidos para ayudar a las personas a amar a Dios y al prójimo, rechazando todo tipo de violencia.
Después he realizado mi visita a Bangladesh, siguiendo las huellas del beato Pablo VI y de san Juan Pablo II. Ha sido un paso más en favor del respeto y del diálogo entre el islam y el cristianismo. Ahí también quise expresar mi solidaridad con Bangladesh en su compromiso por socorrer a los prófugos Rohingya. Dos momentos de particular alegría han sido: la ordenación de 16 sacerdotes y el encuentro con los jóvenes, quienes con sus cantos y danzas manifestaron la alegría del Evangelio. Fue muy significativo que estuvieran también presentes allí jóvenes musulmanes y de otras religiones, siendo un signo éste de esperanza para Bangladesh, para Asia y para el mundo entero.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica.
En este tiempo de Adviento los animo a fortalecer su vida cristiana con la oración, la escucha de la Palabra de Dios y las obras de caridad, y, siguiendo el ejemplo de la Inmaculada Virgen María, cuya solemnidad celebraremos pasado mañana, preparen su corazón para recibir al Señor que ya viene. Muchas gracias.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.