Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo: 1, 18-23
Cristo vino al mundo de la siguiente manera:
Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías:
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Palabra del Señor
“El ángel del Señor” ayuda a descubrir la dimensión más profunda de la vida y de los sucesos. Ayuda a hacer la radiografía de los acontecimientos y a percibir la llamada de Dios, que a ojos desnudos, no se percibe. El ángel hace entender a José que la preñez de María es fruto de la acción del Espíritu Santo. Dios mismo, el día de la creación, aleteaba sobre las aguas y llenaba de fuerza la palabra creadora de Dios (Gén 1,2). En María acontece la nueva creación. Es el principio del nuevo cielo y de la nueva tierra, anunciados por Isaías (Is 65,17). El hijo de María recibe dos nombres: Jesús y Emmanuel. Jesús significa “Yahvé salva”. La salvación no viene por las cosas que nosotros hacemos por Dios, sino por las que Dios hace por nosotros. Emmanuel significa “Dios con nosotros”. En la salida de Egipto, en el Éxodo, Dios baja junto al pueblo oprimido (Ex 3,8) y dice a Moisés: “Yo estaré contigo” (Ex 3,12) y desde aquel momento y después no abandona más a su pueblo. Los dos nombres, Jesús y Emmanuel, cumplen y superan la esperanza del pueblo.
“Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta”. Esta frase y otras semejantes son como una melodía, palabras que se repiten muchas veces en el Evangelio de Mateo (Mt 1,23; 2,5.15.17.23; 4,14; 8,17; 13,14.35; etc.). Revela el objetivo que el autor tiene en la mente: confirmar a sus lectores de origen judío el hecho de que Jesús es verdaderamente el Mesías prometido. En Él se cumplen las profecías de los profetas. Aquí Mateo invoca el texto de Isaías: “La Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel” (Is 7,14). El título Emmanuel más que un nombre, revela el significado de Jesús para nosotros. Jesús es la prueba de que Dios continúa estando con nosotros (Mt 1,25). El mismo nombre del niño es Jesús (Mt 1,25)
Despertado del sueño, José hizo lo que le dijo el ángel y llevó a María a su casa. Y continúa diciendo que no tuvo relación con María, para confirmar que Jesús nació del Espíritu Santo.
“El ángel del Señor” ayuda a descubrir la dimensión más profunda de la vida y de los sucesos. Ayuda a hacer la radiografía de los acontecimientos y a percibir la llamada de Dios, que a ojos desnudos, no se percibe. El ángel hace entender a José que la preñez de María es fruto de la acción del Espíritu Santo. Dios mismo, el día de la creación, aleteaba sobre las aguas y llenaba de fuerza la palabra creadora de Dios (Gén 1,2). En María acontece la nueva creación. Es el principio del nuevo cielo y de la nueva tierra, anunciados por Isaías (Is 65,17). El hijo de María recibe dos nombres: Jesús y Emmanuel. Jesús significa “Yahvé salva”. La salvación no viene por las cosas que nosotros hacemos por Dios, sino por las que Dios hace por nosotros. Emmanuel significa “Dios con nosotros”. En la salida de Egipto, en el Éxodo, Dios baja junto al pueblo oprimido (Ex 3,8) y dice a Moisés: “Yo estaré contigo” (Ex 3,12) y desde aquel momento y después no abandona más a su pueblo. Los dos nombres, Jesús y Emmanuel, cumplen y superan la esperanza del pueblo.
“Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta”. Esta frase y otras semejantes son como una melodía, palabras que se repiten muchas veces en el Evangelio de Mateo (Mt 1,23; 2,5.15.17.23; 4,14; 8,17; 13,14.35; etc.). Revela el objetivo que el autor tiene en la mente: confirmar a sus lectores de origen judío el hecho de que Jesús es verdaderamente el Mesías prometido. En Él se cumplen las profecías de los profetas. Aquí Mateo invoca el texto de Isaías: “La Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel” (Is 7,14). El título Emmanuel más que un nombre, revela el significado de Jesús para nosotros. Jesús es la prueba de que Dios continúa estando con nosotros (Mt 1,25). El mismo nombre del niño es Jesús (Mt 1,25)
Despertado del sueño, José hizo lo que le dijo el ángel y llevó a María a su casa. Y continúa diciendo que no tuvo relación con María, para confirmar que Jesús nació del Espíritu Santo.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.