Fiesta instituida por Pío XII. Se celebra ahora en la octava
de la Asunción para manifestar la conexión entre la realeza de María y su
asunción a los cielos.
Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina
a la Madre de tu Unigénito, concédenos, que protegidos por su intercesión,
alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
¡Salve, Reina caelorum; Reina caeli, laetare!
María es reina de los ángeles y de todos los hombres.
El pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina, por
ser Madre del Rey de Reyes y Señor de Señores. Su poder y sus atributos los
recibe del Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo. Es El quien la constituye Reina y
Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de los ángeles.
Juan Pablo II, el 23 de julio del 1997>>>, habló
sobre la Virgen como Reina del universo. Recordó que "a partir del siglo
V, casi en el mismo período en que el Concilio de Efeso proclama a la Virgen
'Madre de Dios', se comienza a atribuir a María el título de Reina. El pueblo
cristiano, con este ulterior reconocimiento de su dignidad excelsa, quiere
situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su importancia
en la vida de cada persona y del mundo entero".
El Santo Padre explicó que "el título de Reina no
sustituye al de Madre: su realeza sigue siendo un corolario de su peculiar
misión materna, y expresa simplemente el poder que le ha sido conferido para
llevar a cabo esta misión. Los
cristianos miran con confianza a María Reina, y esto aumenta su abandono filial
en Aquella que es Madre en el orden de la gracia".
"La Asunción favorece la plena comunión de María no
sólo con Cristo, sino con cada uno de nosotros. Ella está junto a nosotros
porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestro cotidiano itinerario
terreno. Ella conoce todo lo que sucede
en nuestra existencia y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la
vida".
RAZÓN: Las Sagradas Escrituras nos enseñan que los que son
de Cristo reinarán con El y la Virgen María es ciertamente de Cristo.
Romanos 5:17
"En efecto, si por el delito de uno solo reinó la
muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia
la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno solo, por
Jesucristo!"
II Timoteo 2:12
"si nos mantenemos firmes, también reinaremos con Él;
si le negamos, también Él nos negará"
María Santísima es reina de todo lo creado
Si bien todos reinaremos con Cristo, María Santísima
participa de Su reinado de una forma singular y preeminente. Esto significa que
Dios le ha otorgado Su poder para reinar sobre todos los hombres y los ángeles,
y para vencer a satanás.
Razones por las que María Santísima es Reina de todos:
1- Por ser la madre de Dios hecho hombre, El Mesías, El Rey
universal. (Col 1, 16).
Santa Isabel, movida por el Espíritu Santo, hace reverencia
a María, no considerándose digna de la visita de la que es "Madre de mi
Señor" (Lc 1:43). Por la realeza de
su hijo, María posee una grandeza y excelencia singular entre las criaturas,
por lo que Santa Isabel exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito
el fruto de tu seno" (Lc 1:42).
El ángel Gabriel le dijo a María que su Hijo reinaría. Ella es entonces la Reina Madre.
Su reino no es otro que el de Jesús, por el que rezamos
"Venga tu Reino". Es el Reino
de Jesús y de María. Jesús por naturaleza, María por designio divino.
En 1 Reyes 2,19 vemos que la madre del Rey se sienta a su
derecha.
La Virgen María es Reina por su íntima relación con la
realeza de Cristo.
De la unión con Cristo Rey deriva, en María Reina, tan
esplendorosa sublimidad, que supera la excelencia de todas las cosas creadas;
de esta misma unión nace su poder regio, por el que Ella puede dispensar los
tesoros del reino del Divino Redentor; en fin, en la misma unión con Cristo
tiene origen la eficacia inagotable de su materna intercesión con su Hijo y con
el Padre (cfr. Pío XII, Enc. Mystici corporis , 29-VI1943).
2- Por ser la perfecta discípula que acompañó a Su Hijo
desde el principio hasta el final, Cristo le otorga la corona. Cf. Ap.
2,10 En María se cumplen las palabras:
" el que se humilla será ensalzado".
Ella dijo "He aquí la esclava del Señor".
3- Por ser la corredentora. El papa JPII, en la audiencia
del 23-7-97 dijo que "María es Reina no sólo porque es Madre de Dios, sino
también porque cooperó en la obra de la redención del género humano. Asunta al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la
extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el
mundo".
Ella participa en la obra de salvación de su Hijo con su SI
en el que siempre se mantuvo fiel, siendo capaz de estar al pie de la Cruz (Cf.
Jn 19:25)
María Santísima, reinando con su hijo, coopera con El para
la liberación del hombre del pecado. Todos nosotros, aunque en menor grado,
debemos también cooperar en la redención para reinar con Cristo.
4- Por ser el miembro excelentísimo de la Iglesia: por su
misión y santidad.
La misión de María Santísima es única pues solo ella es
madre del Salvador.
Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su
linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar." Génesis
3:15
Características del reinado de María Santísima:
a) Preeminencia: "su honor y dignidad sobrepasan toda la creación; los ángeles toman segundo lugar
ante tu preeminencia." San Germán.
b) Poder Real: que la autoriza a distribuir los frutos de la
redención. La Virgen María no solo ha tenido el más alto nivel de excelencia y
perfección después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo
Redentor ejercita sobre las voluntades y mentes.
c) Inagotable eficacia de Intercesión con su Hijo y el
Padre: Dios ha instituido a María como Reina del cielo y tierra, exaltada sobre todos los coros de
ángeles y todos los santos. Estando a la diestra de su Hijo, ella suplica por
nosotros con corazón de Madre, y lo que busca, encuentra, lo que pide,
recibe".
d) Reinado de Amor y Servicio: Su reinado no es de pompas o
de prepotencia como los reinos de la tierra.
El reino de María es el de su Hijo, que no es de este mundo, no se
manifiesta con las características del mundo. María tiene todo el poder como reina de cielos y
tierra y a la vez, la ternura de ser Madre de Dios.
En la tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor.
Se dedicó totalmente a su Hijo y a su obra. Con El y sometida con todo su
corazón con toda su voluntad a El, colaboró en el Misterio de la Redención.
Ahora en el Cielo, ella continúa manifestando su amor y su servicio para
llevarnos a la salvación.
Hay quienes rechazan el reinado de María Santísima alegando
que ella no puede ser reina ya solo Jesús es rey. No comprenden la naturaleza del Reino. El
reino de María Santísima no es un reino aparte al de su Hijo. Es el mismo
reino. Donde Jesús reina, María Su Madre reina también. Se trata de dos corazones eternamente unidos
en el amor divino. Dios ha dispuesto que así fuese. María, lejos de quitarle al reinado de su
Hijo, lo propicia. Ella es la más sumisa, la más fiel en el reino y por eso
también la más exaltada.
Lucas 1:48 "
porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora
todas las generaciones me llamarán bienaventurada"
La Fiesta Litúrgica
Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado
de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma. En esta ocasión
el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la
dignidad y realeza de María, la Encíclica Ad coeli Reginam (Oct 11, 1954).
JPII: Junio 19, 1983 en Polonia
"Al Reino de el Hijo está plenamente unido el Reino de
su Madre, su Reino y el de ella, no son de este mundo. Pero están enraizados en
la historia humana, en la historia de toda la raza humana, por el hecho de que
el Hijo de Dios, de la misma sustancia que el Padre, se hizo hombre por el
poder del ES en el vientre de María. Y ese reino es definitivamente enraizado
en la historia humana a través de la Cruz, al pie de la cual estaba la Madre de
Dios como corredentora. Y es en ese evento de la Cruz y María al pie de su
hijo, que el Reino se funda y permanece. Todas la comunidades humanas
experimentan el reino maternal de María, que les trae mas de cerca el reino de
Cristo."
María Reina
Catequesis de San Juan Pablo II
23 de julio de 1997
1. La devoción popular invoca a María como Reina. El
Concilio, después de recordar la asunción de la Virgen «en cuerpo y alma a la
gloria del cielo», explica que fue «elevada por el Señor como Reina del
universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores
(cf. Ap. 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte» (Lumen gentium, 59).
En efecto, a partir del siglo V, casi en el mismo período en
que el concilio de Éfeso la proclama «Madre de Dios», se empieza a atribuir a
María el título de Reina. El pueblo cristiano, con este reconocimiento ulterior
de su excelsa dignidad, quiere ponerla por encima de todas las criaturas,
exaltando su función y su importancia en la vida de cada persona y de todo el
mundo.
Pero ya en un fragmento de una homilía, atribuido a
Orígenes, aparece este comentario a las palabras pronunciadas por Isabel en la
Visitación: «Soy yo quien debería haber ido a ti, puesto que eres bendita por
encima de todas las mujeres tú, la madre de mi Señor, tú mi Señora» (Fragmenta:
PG 13, 1.902 D). En este texto se pasa espontáneamente de la expresión «la
madre de mi Señor» al apelativo «mi Señora», anticipando lo que declarará más
tarde san Juan Damasceno, que atribuye a María el título de «Soberana»: «Cuando
se convirtió en madre del Creador, llegó a ser verdaderamente la soberana de
todas las criaturas» (De fide orthodoxa, 4, 14: PG 94 1.157).
2. Mi venerado predecesor Pío XII en la encíclica Ad coeli
Reginam, a la que se refiere el texto de la constitución Lumen gentium, indica
como fundamento de la realeza de María, además de su maternidad, su cooperación
en la obra de la redención. La encíclica recuerda el texto litúrgico: «Santa
María, Reina del cielo y Soberana del mundo, sufría junto a la cruz de nuestro
Señor Jesucristo» (MS 46 [1954] 634). Establece, además, una analogía entre
María y Cristo, que nos ayuda a comprender el significado de la realeza de la
Virgen. Cristo es rey no sólo porque es Hijo de Dios, sino también porque es
Redentor. María es reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque,
asociada como nueva Eva al nuevo Adán, cooperó en la obra de la redención del
género humano (MS 46 [1954] 635).
En el evangelio según san Marcos leemos que el día de la
Ascensión el Señor Jesús «fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios»
(Mc 16, 19). En el lenguaje bíblico, «sentarse a la diestra de Dios» significa
compartir su poder soberano. Sentándose «a la diestra del Padre», él instaura
su reino, el reino de Dios. Elevada al cielo, María es asociada al poder de su
Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la
gracia divina en el mundo.
Observando la analogía entre la Ascensión de Cristo y la
Asunción de María, podemos concluir que, subordinada a Cristo, María es la
reina que posee y ejerce sobre el universo una soberanía que le fue otorgada
por su Hijo mismo.
3. El título de Reina no sustituye, ciertamente, el de
Madre: su realeza es un corolario de su peculiar misión materna, y expresa
simplemente el poder que le fue conferido para cumplir dicha misión.
Citando la bula Ineffabilis Deus, de Pío IX, el Sumo
Pontífice Pío XII pone de relieve esta dimensión materna de la realeza de la
Virgen: «Teniendo hacia nosotros un afecto materno e interesándose por nuestra
salvación ella extiende a todo el género humano su solicitud. Establecida por
el Señor como Reina del cielo y de la tierra, elevada por encima de todos los
coros de los ángeles y de toda la jerarquía celestial de los santos, sentada a
la diestra de su Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, obtiene con gran certeza
lo que pide con sus súplicas maternal; lo que busca, lo encuentra, y no le
puede faltar» (MS 46 [1954] 636-637).
4. Así pues, los cristianos miran con confianza a María
Reina, y esto no sólo no disminuye, sino que, por el contrario, exalta su
abandono filial en aquella que es madre en el orden de la gracia.
Más aún, la solicitud de María Reina por los hombres puede
ser plenamente eficaz precisamente en virtud del estado glorioso posterior a la
Asunción. Esto lo destaca muy bien san Germán de Constantinopla, que piensa que
ese estado asegura la íntima relación de María con su Hijo, y hace posible su
intercesión en nuestro favor. Dirigiéndose a María, añade: Cristo quiso «tener,
por decirlo así, la cercanía de tus labios y de tu corazón; de este modo,
cumple todos los deseos que le expresas, cuando sufres por tus hijos, y él
hace, con su poder divino, todo lo que le pides» (Hom 1: PG 98, 348).
5. Se puede concluir que la Asunción no sólo favorece la
plena comunión de María con Cristo, sino también con cada uno de nosotros: está
junto a nosotros, porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestro
itinerario terreno diario. También leemos en san Germán: «Tú moras
espiritualmente con nosotros, y la grandeza de tu desvelo por nosotros
manifiesta tu comunión de vida con nosotros» (Hom 1: PG 98, 344).
Por tanto, en vez de crear distancia entre nosotros y ella,
el estado glorioso de María suscita una cercanía continua y solícita. Ella
conoce todo lo que sucede en nuestra existencia, y nos sostiene con amor
materno en las pruebas de la vida.
Elevada a la gloria celestial, María se dedica totalmente a
la obra de la salvación para comunicar a todo hombre la felicidad que le fue
concedida. Es una Reina que da todo lo que posee compartiendo, sobre todo, la
vida y el amor de Cristo.
FUNDAMENTO TEOLÓGICO DE LA REALEZA DE LA VIRGEN MARÍA
La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se
fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser
Corredentora del género humano.
a) Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal,
pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une
a su divino Hijo, que es Rey universal por derecho propio.
En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen
concebirá: "Hijo del Altísimo será llamado Y a Él le dará el Señor Dios
el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eternamente y su
reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le llama "Madre
del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también
Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con
razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de
todas las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad
coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).
b) Por ser Corredentora del género humano: La Virgen María,
por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísima en la obra de nuestra
Redención. Por ello, puede afirmarse que el género humano sujeto a la muerte
por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen
(María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al
precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa
junto a la Cruz.
`Ta Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por
razón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a
nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser
Hijo de Dios sino también nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede
afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino también, como
nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli
Reginam).
NATURALEZA DEL REINO DE MARÍA
El reino de Santa María, a semejanza y en perfecta
coincidencia con el reino de Jesucristo, no es un reino temporal y terreno,
sino más bien un reino eterno y universal: -"Reino de verdad y de vida, de
santidad, de gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de Cristo
Rey).
a) Es un reino eterno porque existirá siempre y no tendrá
fin (cfr. Lc. 1,33) y, es universal porque se extiende al Cielo, a la tierra y
a los abismos (cfr. Fil. 2,10-11).
b) Es un reino de verdad y de vida. Para esto vino Jesús al
mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr. Jn. 18,37) y para dar la vida
sobrenatural a los hombres.
c) Es un reino de santidad y justicia porque María, la llena
de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que seamos santos (cfr. Jn.
1,12-14); y de justicia porque premia las buenas obras de todos (cfr. Rom.
2,5-6).
d) Es un reino de amor porque de su eximia caridad nos ama
con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su Hijo (cfr. 1 Cor. 13,8).
e) Es un reino de paz, nunca de odios y rencores; de la paz
con que se llenan los corazones que reciben las gracias de Dios (cfr. Is. 9,6).
Santa María como Reina y Madre del Rey es coronada en sus
imágenes -según costumbre de la Iglesia- para simbolizar por este modo el
dominio y poder que tiene sobre todos los súbditos de su reino.
La oración Colecta de la Memoria de Santa María Reina dice:
"Oh Dios, que nos han dado como Madre y como Reina, a la Madre de tu
Unigénito; concédenos, por su intercesión, el poder llegar a participar en el
Reino celestial de la gloria reservada a tus hijos".
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