Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 11,25-30.
Jesús dijo:
"Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los
prudentes y haberlas revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has
querido.
Todo me ha sido dado por mi
Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre
sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."
Vengan a mí todos los que están
afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y
aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán
alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga
liviana."
Palabra del Señor
Reflexión Padre Luis Antonio Zazano
Mt. 11, 25-30: Sagrado Corazón de
Jesús, en Ti confío.
1. Alabar: es agradecer a Dios
ese corazón generoso que tiene para con nosotros, nos forja en sí y nos invita
a misericordiar, pero la clave es saber que viene a revelarte a Ti, sabiéndote
pobre y débil. Parece que Dios sabe que el corazón caído y golpeado es un
corazón que puede alabar con fuerzas ante un corazón exitoso y soberbio. Hoy
alabemos a Dios con tu vida por mostrarte grande a la obra de Él porque te
reconoces pequeño.
2. Vengan a mí: me encanta esta
parte del evangelio, más en este día del Sagrado Corazón de Jesús. Es ir a
Jesús porque Él nos espera, porque deja abiertas las puertas del corazón y
quiere limpiarte, vuelve a Dios, hay allí vida y también hay oportunidad.
3. Manso y humilde: la
mansedumbre viene de amansar, controlar y sentir la mano del dueño, es por ello
que hoy tienes que reconocer la mano de Dios quien es tu dueño y te invita a un
estilo de vida desde y en Él. La humildad es la clave de todo corazón entregado
a Dios. Entrega tu corazón a Dios y reconoce su mano en tu vida.
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