Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 5, 17-19
Mateo 5, 17-19 |
Jesús dijo a sus discípulos:
«No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo
no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la
Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y
enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de
los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en
el Reino de los Cielos.»
Palabra del Señor
El Evangelio de hoy (Mt 5,17-19) enseña como observar la ley
de Dios de manera que su práctica muestre en qué consiste el pleno cumplimiento
de la ley (Mt 5,17-19). Mateo escribe para ayudar las comunidades de judíos
convertidos a superar las críticas de los hermanos de raza que los acusaban
diciendo: “Ustedes son infieles a la Ley de Moisés”. Jesús mismo había sido
acusado de infidelidad a la ley de Dios. Mateo trae la respuesta esclarecedora
de Jesús a los que lo acusaban. Así nos da una luz para ayudar las comunidades
a resolver su problema.
Usando imágenes de la vida cotidiana, con palabras sencillas
y directas, Jesús había dicho que la misión de la comunidad, su razón de ser,
es ser sal y luz. Había dado algunos consejos respecto de cada una de las imágenes.
A continuación vienen los tres breves versículos del Evangelio de hoy.
Mateo 5,17-18: Ni una tilde de la ley dejará de ser vigente.
Había varias tendencias en las comunidades de los primeros cristianos. Unas
pensaban que no era necesario observar las leyes del Antiguo Testamento, pues
es la fe en Jesús lo que nos salva y no la observancia de la Ley (Rm 3,21-26).
Otros aceptaban a Jesús como Mesías, pero no aceptaban la libertad del Espíritu
con que algunas comunidades vivían la presencia de Jesús resucitado. Pensaban
que ellos, siendo judíos, debían continuar observando las leyes del Antiguo Testamento (Hec
15,1.5). Había además cristianos que vivían tan plenamente en la libertad del
Espíritu, que habían dejado de mirar la vida de Jesús de Nazaret o el AT y que
llegaban a decir: “¡Anatema Jesús!” (1Cor 12,3). Ante estas tensiones, Mateo
procura un equilibrio más allá de los dos extremos. La comunidad ha de ser un
espacio, donde este equilibrio pueda ser alcanzado y vivido. La respuesta dada
por Jesús a los que lo criticaban seguía bien actual para las comunidades: “¡No
he venido a abolir la ley, sino a darle pleno cumplimiento!”. Las comunidades
no podían estar contra la Ley, ni podían encerrarse en la observancia de la
ley. Al igual que Jesús, debían dar un paso y mostrar, en la práctica, cuál es
el objetivo que la ley quiere alcanzar en la vida de las personas, a saber, en
la práctica perfecta del amor.
Mateo 5,17-18: Ni una tilde de la ley dejará de ser vigente
Y a los que querían deshacerse de toda la ley, Mateo recuerda otra palabra de
Jesús: “Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así
lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en
cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los
Cielos”. La gran inquietud del Evangelio de Mateo es mostrar que el Antiguo Testamento, Jesús
de Nazaret y la vida en el Espíritu Santo, no pueden separarse. Los tres forman
parte del mismo y único proyecto de Dios y nos comunican la certeza central de
la fe: el Dios de Abrahám y Sara está presente en medio de las comunidades por
la fe en Jesús de Nazaret que nos manda su Espíritu.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.