Ant: Sé tú mi fiador ante ti mismo, pues, ¿quién, si no, será mi garante?
Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba:
"Ponderan lo bien que lo pasas",
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Sé tú mi fiador ante ti mismo, pues, ¿quién, si no, será mi garante?
Preces
Adoremos al Salvador de los hombres, que, muriendo, destruyó nuestra muerte y,
resucitando, restauró la vida, y digámosle humildemente:
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre
- - Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión,
para que consigamos la gloria de la resurrección. - - Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
para que podamos confortar a los que están atribulados mediante el consuelo con - que tú nos confortas.
- - Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
para que se manifiesten en ellos los frutos de tu salvación. - - Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz,
enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia. - - Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
y a nosotros danos un día parte en su felicidad.
Martes Santo, solemnidad
Martes de la segunda semana
Vísperas
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.