Me llamas Maestro... y no me preguntas.
Me llamas Luz... y no me ves.
Me llamas Verdad... y no me crees.
Me llamas Camino... y no me sigues.
Dices que soy Generoso... y no me pides.
Dices que soy Misericordioso... y no confías en mí.
Dices que soy Noble... y no me sirves.
Dices que soy Omnipotente... y no me honras.
Dices que soy Justo... y no me temes.
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Señor, hoy te pido por todos mis amigos...
Tu sabes cuáles, cuántos y cómo son. Algunos más antiguos y otros más
recientes, algunos alegres y expresivos... otros tímidos y callados; Otros
sinceros y bulliciosos... en fin, todos diferentes, todos especiales y muy valiosos.
Te pido que tengan una buena comunicación contigo... aunque a veces entre
nosotros no nos comuniquemos tanto. Que con sus padres y hermanos y en general
su familia, compartan mucho... Aunque a veces sin quererlo, nuestro compartir
como amigos no sea tan frecuente. Que cuando brinden
su cariño a otros, lo hagan con dedicación y lealtad, y obren siempre con
sinceridad...
Aunque a veces la gente que encuentren en su diario vivir no les
responda así.
Pero lo que más te pido, Señor, es que el día en que nos llames y nos
encontremos todos ahí contigo, sigamos contando los unos con los otros y podamos decir que...
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.