(Mt 11,2-11) |
Juan da el pistoletazo de salida. Sabe retirarse y discernir el momento oportuno. No es fácil pero experimenta la proximidad de la muerte y sabe que su final está cerca, pero ha dejado el camino para Aquel que ha de venir y que intuye que ya ha llegado.
En esa inquietud y sensaciones, envía a sus discípulos a cerciorarse por la identidad de Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?». Y la respuesta recibida, quizás le deja perplejo, pero le señala la hora de su final y el comienzo del Reino de Dios: «Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan,
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y
se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle
escándalo en mí!».
Jesús toma el relevo de Juan. Bendito y grandioso Juan que ha cumplido su misión de proclamar la venida del Mesías y libertador del pueblo de Israel, y deja el camino preparado para que, ahora, Jesús empiece su misión salvadora para toda la humanidad.
Seamos pacientes y confiados, y esperemos con gozo y alegría la venida del Mesías, que nos salvará de todo peligro y nos dará la vida gozosa y feliz eternamente.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.