Esta es la Capilla donde cada viernes tengo un encuentro cara a cara con Jesús. Una cita, la más importante de la semana, en la que durante una hora le miro, permanezco en silencio, no encuentro palabras, reflexiono y le pido perdón por mis errores y egoísmos, y me esfuerzo en abrirle mi corazón para que su Gracia entre dentro de mí.
En esos momentos salen de mi corazón reflexiones y oraciones que luego
vuelco en Un Rincón para orar y De Dodim a agapé. Es una manera de
decirle como hablo de Él y lo presento en el mundo. Le pido consejos e
inspiración. A veces no sé si le escucho a Él o me escucho yo mismo, por eso
siempre le pido que la Fuerza de su Espíritu me guíe y me dirija.
Mientras, permanezco confiado y esperanzado hasta que Él decida llenarme
de su Gracia. Es una pequeña Capilla, pero nuestro Señor se encuentra a
gusto allí y nos espera. Si saber por qué, cada viernes experimento un
gozo y un impulso de que Él espera mi llegada. Y, como un sentimiento venido de afuera, sin esfuerzo, siento gozo y paz. Presiento que Él me llama y me muevo presto a acudir a su cita. Vale la pena citarse con el Señor. Notarás que la paz llena tu alma y la alegría inunda tu corazón, y hasta el miedo desaparece.
No dejemos nunca, como esa viuda, de insistir hasta molestar. Insistir es tener fe y confianza. Nuestro Padre Dios no se molesta, está deseando que le reconozcamos Padre y le pidamos lo que necesitamos para ser feliz. Él quiere nuestra felicidad. Para eso nos ha creado.
Gracias Señor por manifestarte en mi vida.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.