El Padre nos ha creado, y nos ha dado un mundo con todo lo necesario para vivir. Y su Amor es tan grande que no ha regalado su propio Hijo, entregado para redimirnos con su muerte por Amor también.
El Hijo, voluntariamente, obedeciendo al Padre ha entregado su Vida por cada uno de nosotros, y nos ha ofrecido el perdón del Padre y la salvación eterna.
Y el Espíritu Santo, promesa del Hijo, ha sido enviado para constituirse en guía, compañía y asistencia de cada uno de nosotros hasta llevarnos a la Verdad completa.
Tres Personas unidas en un solo Dios: "Santísima Trinidad". Un solo Dios que nos manda a que también nosotros estemos unidos y seamos uno como Él y el Padre y el Espíritu Santo son uno. De ahí el mandamiento nuevo: "Ámense los unos a los otros como el Padre y el Hijo se aman".
El misterio de la Santísima Trinidad es el modelo que nos guía y nos sirve de referencia para que nuestro amor sea vivido en plena unidad. Cada Eucaristía tenemos la oportunidad de recibirlo en Jesús Sacramentado, que se ofrece al Padre por el Espíritu Santo, y se constituye en alimento para que nuestro corazón sea transformado y renovado en un corazón pobre, humilde y unido a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión nos ayuda a conocernos, también a conocerte, y en el mutuo conocimiento nace la comprensión, la confianza, las diferencias, los defectos, las virtudes...etc.
Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.