Cuarenta días por la Vida
13 de Febrero al 24 de Marzo 2013
Día 5 – 17/2/2013
“Esta es tu tarea de ciudadano
cristiano: contribuir a que el amor y la libertad de Cristo presidan todas las
manifestaciones de la vida moderna: la cultura y la economía, el trabajo y el
descanso, la vida de familia y la convivencia social.”
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
Reflexión
Dios Mismo nació como un niño. La
grandeza de una persona no depende del tamaño, puesto que el Rey de Reyes
recién nacido es un pequeño.
Oración del día
Oremos para que la amenaza de
aborto contra los no nacidos que no alcanzan tamaño adecuado sea eliminada.
Motivación del día
Cuando esperamos algo, buscamos
siempre que sea algo especial. Nos desilusionamos si nuestras expectativas no
se corresponden con algo grandioso o en proporción a lo esperado. Nuestra
tendencia es siempre sorprendente y notable. No aceptamos, o mejor, no nos gustan
cosas pequeñas, con poca notoriedad, que no llamen la atención. Queremos ser
notados y centro de nuestros actos. Y ese afán notorio nos lleva a tomar
decisiones, decisiones que en muchos casos no nos corresponden, tal es el caso
de decidir sobre la vida de los demás.
Porque no puedes decidir sobre tu
propia vida. Te ha sido dada sin contar contigo, sin pedirte permiso y sin
ningún tipo de elección. Ni se te ha pedido parecer para elegir a tus padres.
Has nacido por obra y gracia de Dios en colaboración con el misterio humano de
ser concebido en el seno de tu madre. Pero tú no has contado para nada ni en
nada. Sin embargo, estás vivo y vives. Muchas gracias tendrías que dar a tus
padres por acogerte a la vida, y ofrecerte una familia donde vivir, educarte y
alcanzar el desarrollo integral hasta la madurez.
Sin embargo, quizás ahora, tú si
tratas de decidir la vida de tus hijos, y eliges quitarle la vida a quien vive
dentro de ti. Piensa, que a ti te dejaron nacer a la luz. ¿Tienes tú derecho de
quitársela a otro? ¿Tanta importancia te das para tomar una decisión así?
¿Crees que la vida de tu propio hijo no vale ni merece el respeto que tuvo la
tuya? Mira, la grandeza no se mide por el tamaño, ni tampoco por el estado de
madurez que se tenga en el momento de nacer un niño. Jesús, el Rey de Reyes,
vino al mundo como has venido tú. Un niño nacido en condiciones igual o peor
que la tuya. En un simple pesebre abandonado, de noche y sin más asistencia.
La grandeza se mide por el amor.
Un amor, como el de Jesús de Nazaret, capaz de dar su vida por ti, obedeciendo
la Voluntad del Padre. Un Padre que te ha regalado esa vida y que te acompaña
para que la puedas vivir en plenitud hasta volver a Él. ¿Te parece que tienes
derecho a interrumpirla por pequeña que sea?
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.