Porque en todo corazón abierto al amor, allí entra el Espíritu Santo, y allí mora el amor de nuestro Padre Dios. Y donde vive el amor nacen frutos que buscan el bien, la concordia, la paz, la justicia, la igualdad y las relaciones fraternas.
Y, también en la cárcel están los hijos de Dios, quizás los preferidos, porque son los marginados, los desheredados, los apartados de la sociedad. Posiblemente hayan faltado al amor y a la justicia; posiblemente necesiten ese tiempo de reflexión, de búsqueda y de encuentro, pero nunca les faltará el amor del Padre que los busca incesantemente sin descanso para liberarlos de toda esclavitud.
Y entre los que asisten a la catequesis, ha nacido desde dentro del corazón, un canto y alabanza a la Madre de Dios, porque cuando se está en una situación de cárcel, se echa en falta mucho, sobre todo para los que se encuentran solos, el calor y la compañía de una madre.
Su canto dice así:
AL INMACULADO CORAZÓN
¡Hoy, me siento tan feliz,
para mí es el mejor día
no sé que ocurre en mi ser
tengo una inmensa alegría!
Me late el corazón
a un ritmo acelerado
algo extraño está pasando,
hoy me siento enamorado.
Todo brilla alrededor
en mí brota la ternura
es mi día mejor
veo todo con dulzura.
Pero luego, en mi mente
algo me hace recordar
que todo esto ocurre
cuando sabemos amar.
No sé que pasó
que me dio tanta alegría,
es el recuerdo de mi Madre
que me alegra este día.
No debemos olvidar
lo que Jesús le decía,
Madre ahí tienes a tu hijo
en este penoso día.
Ella sufre por nosotros
es una flor tan divina
que da pena observar
su corazón con espinas.
Pero no estemos tristes,
es una gran alegría
Ella no tiene manchas,
¡cómo sufre cada día!
Es el día más hermoso
que supera mi alegría
es el corazón de mi Madre
El Inmaculado Corazón de María.
Madre, somos tus hijos
los que estamos en prisión
y entre todos te pedimos
que intercedas ante Dios.
Tenemos a Jesús
el cuál es nuestro hermano,
y que Hijo no hace
lo que le pide su Madre
Perdón por nuestros pecados
tú res Madre divina
y soportas con cariño
esta corona de espinas.
En este día sagrado
te saludamos con alegría
y junto a mis compañeros
te deseamos un feliz día,
Madre de mi corazón
tú eres mi compañía.
A ti, gracias Madre.
Humberto Zampa.
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Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.